8 virtuosos del selfie anteriores a la era Instagram

27 / 07 / 2018
POR Belén Rubiales

De los autorretratos en pintura de Albrecht Dürer a la fotografía de Cindy Sherman. El mérito de su selfie no está ni en las apps de retoque ni en el photoshop. 

 

 
Aunque el placer de autorretratarse se remonta a la Edad Antigua, no fue hasta el Renacimiento cuando se convirtió en un género propio y empezaron a proliferar sus adeptos. Una palpable individualidad del artista, que comenzaba a erigirse como una pieza particular dentro de la esfera cultural y creativa, sumada a la nueva corriente humanista, que centralizaba el papel del hombre, despertaron el interés por la representación del rostro humano propio; con sus rasgos, matices y expresiones. Así, sin smartphones, sin más reflejo que el del espejo, comenzaba el pintor Albrecht Dürer a convertirse en la base sólida de lo que hoy conocemos como autorretrato y, por ende, él es el supremo precursor del selfie.

Y es que ¿quién se conoce mejor que uno mismo?. Inmortalizarse para los restos es todo un arte; y el denominador común de los siguientes virtuosos: Albrecht Dürer, Pablo Picasso, Vicent Van Gogh, Fridha Kalho, Cindy Sherman, Vivian Meier, Francesca Woodman, y Andy Warhol. Ninguno de ellos necesitó cámara frontal para saber cómo hacer selfies originales.
 

· Albrecht Dürer ·

Autorretrato, Albrecht Dürer, 1498, óleo sobre tabla.

 
El artista por antonomasia del Renacimiento alemán, comenzó a realizar autorretratos con tan sólo 13 años. Fue un verdadero influencer para el arte del siglo XV, escribió numerosos tratados y destacó por su pintura, grabados y dibujos.

Su famoso ‘Autorretrato’, que pintó en 1498, lo representa como un hombre altivo, de buena posición económica, con buenas ropas. Dürer pretendía de esta forma enaltecerse, dejar clara su posición de artista intelectual, que contrastaba con la que se aplicaba a los de su época: meros artesanos.
Destaca también su retrato de 1500, en el que se representa a sí mismo frontalmente y recordando a Jesucristo.
 

· Van Gogh ·

Autorretrato, Van Gogh, 1889, Musée d´Orsay, París

 
Van Gogh pintó más de 30 autorretratos. El artista no tenía dinero para pagar a modelos que posaran para él, ni tampoco recibía muchos encargos de gente que quisiera ser retratada. Como quería perfeccionar la técnica y alejarse un poco de lo paisajístico, Vicent comenzó a retratarse a sí mismo.

Su conocido estilo se hace patente también en este tipo de pinturas, que además le sirvieron como método de introspección y son un posterior ejemplo de su evolución artística. Van Gogh escribía a su hermano Theo: “Se dice -y yo así lo creo- que es difícil conocerse uno mismo; pero tampoco es fácil pintarse a uno mismo. En este momento trabajo autorretratos; a falta de otro modelo, me pinto a mí mismo.”
 

· Picasso ·

Autorretrato, Pablo Picasso, 1907, Narodni Galerie, Praga.

 
El genio que sigue cautivándonos incluso hoy día, que abarcó tantos ámbitos como quiso y que tuvo que aprender a desaprender, para volver a pintar como un niño, refleja de forma considerable su actitud y evolución a lo largo de sus autorretratos.

El primero que hizo en 1896 se asemeja más al trabajo de artistas como Delacroix o Turner, y no al estilo cubista de sus últimos años. Durante su Período Azul, comenzó a gestarse en él una madurez artística que desarrollaría paulatinamente hasta el final de sus días. El autorretrato de 1907 representa precisamente esa etapa de transición, donde el malagueño comienza a dejar atrás los rasgos realistas.
 

· Frida Kalho ·

La Columna, Frida Kalho, 1944, Museo Dolores Olmedo Patiño, Ciudad de México.

 
La pintora mexicana destacó, entre otras cosas, por la cantidad de autorretratos que conforman sus más de 200 obras. Su trabajo gira en torno a ella, su vida, sus vivencias, y no es de extrañar que encontrara en este género la mejor forma de representar su flujo interno, a través de ella misma: “Pinto autorretratos porque estoy mucho tiempo sola. Me pinto a mí misma, porque soy a quien mejor conozco.”

Solía representarse rodeada de flores, monos y pájaros, con mirada y expresión enigmática que evadían estados de ánimo concretos.
Sería imposible decantarse por alguno de sus retratos, pero merecen especial mención, por su simbología y roce con el surrealismo, ‘La Columna’ (1944), ‘Las dos Fridas’ (1939) o el ‘Autorretrato con pelo corto’ (1940).
 

· Vivian Maier ·

Autorretrato de Vivian Maier, 1953, Nueva York

 
En 2009, Jonh Maloof compró por casualidad en una subasta una caja con negativos, por apenas 400$. Pertenecían a Vivian Maier, una niñera neoyorquina que dedicó toda su vida a fotografiar y fotografiarse, acumulando hasta 150.000 negativos que permanecieron ocultos hasta mucho después de su muerte.

Destacan, sin duda, sus autorretratos: una prolongación de ese enigma que es ella, al que acompaña con una mira de lo más neutra y a la vez oscura. El resultado final es una sensación de misterio que invita a la reflexión y atrae la curiosidad; con una técnica que los entendidos catalogan como sublime.
 

· Francesca Woodman ·

Untitled, Francesca Woodman, 1975.

 
A los 15 años era ya considerada una artista, recibiendo los elogios de sus profesores del Rhode Island School of Design. Sin embargo, al graduarse, no supo encajar en el mercado, y Nueva York le cerró las puertas, sentando las bases de lo que posteriormente se traduciría en altibajos emocionales, depresión y, finalmente, en suicidio.

En sus obras la vemos a ella, prestando especial atención al cuerpo humano, explorando su desnudo y dejando patente su feminidad. Hay elementos que se repiten, como las instantáneas en lugares decadentes, con objetos o textiles rotos, mojados, deprimentes, en los que a veces se camufla. Destaca también en su fotografía un uso de los tiempos de obturación largos, consiguiendo ese efecto de barrido.
 

· Andy warhol ·

Self-Portrait, Andy Warhol, 1986

 
El artista estadounidense, que jugó un papel crucial en nacimiento y desarrollo del pop art, era también asiduo a los autorretratos. Con ellos intentaba reflexionar sobre la fama y el narcisismo. Ejemplo de ello es su popular frase, que pasó a la historia: “En el futuro todo el mundo será mundialmente famoso durante 15 minutos”.

El primer selfie que vio la luz fue una instantánea de fotomatón suya. El año pasado saldría a subasta con un precio inicial de casi 7 millones de dólares, elevando aún más, si cabe, la fama del artista. Sus seis autorretratos, que lo muestran sobre fondo negro, con el rostro en serigrafía de diferentes colores, fue terminada en 1986 y es uno de sus últimos y más aclamados trabajos.
 

· Cindy Sherman ·

Untitled, Cindy Sherman.

 
Artista, directora de cine, y una de las fotógrafas más consagradas del siglo XX, Cindy se utiliza a sí misma para pronunciarse en su visión sobre temas de actualidad del momento, o representar el papel de la mujer y el artista en la sociedad. Cuando era pequeña surgió en ella un amor especial hacia los disfraces, y lo que comenzó siendo un juego se convertiría en uno de sus rasgos más característicos.

Es por ello que sus instantáneas no pueden considerarse autorretratos propiamente dichos, si no más bien una sátira de la sociedad que consigue a través de su persona. Se ha fotografiado disfrazada de payaso, pitonisa, prostituta, femme fatale, e incluso de ‘Baco enfermo de Caravaggio’.