Arvida Byström se implanta 30 chips

24 / 12 / 2018
POR Mariana Martinez

La artista y fotógrafa sueca explora a través su última performance de qué forma la tecnología está invadiendo nuestros progresivamente cuerpos.

 


foto vía Dazed

 
Arvida Byström, la reconocida artista sueca -portada de nuestra cuarta edición– actualmente presenta su última exposición fotográfica, Inflated Fiction, en la galería Fotografiska en Estocolmo. Su más reciente trabajo hace una crítica a cómo se exageran las cosas en la sociedad, hasta el punto en el que se «inflan» tanto que terminan por desprenderse de la realidad. Es por eso que el nombre de su exhibición hace referencia a lo inflado (inflated).
 

Fotografía de Inflated Fiction

 
Byström, formada en las artes digitales, busca destacar con su trabajo cómo nuestra percepción y experiencia, tanto de la realidad como de nuestra identidad, están moldeadas por la tecnología, a menudo, en grados extremos. Es por eso que su show en Fotografiska trata con dos extremos; la persona que no puede salirse de su cuerpo, y por otro lado, la mujer incorpórea representada comúnmente en la tecnología: Siri de iPhone.   
 

Fotografía de Inflated Fiction

 
La artista hace una crítica a la hiper sexualización del cuerpo de la mujer en la sociedad, mientras que por otro lado, se encuentra la mujer inmaterial (Siri), la criatura femenina que las compañías tecnológicas tratan de desprender del concepto de cuerpo (aunque en realidad si lo tiene, solo que no es de carne y hueso).
 
La curiosidad de Byström alrededor del fenómeno de la intrusión tecnológica no se limita únicamente a una crítica, como parte de un performance que se llevará a cabo durante su exposición, la artista se convirtió en su propio tema físico, implantando 30 chips NFC bajo de su piel, un procedimiento que ella describe como pragmáticamente inútil, pero similar al tatuaje, como una forma de comunicación no verbal. Cada chip se ve como un gran grano de arroz, y se activa únicamente con un lector NFC, por ejemplo un móvil. 
 
La artista describe de qué forma en Suecia es posible poner tu tarjeta del metro en el chip, y aunque implantarse 30 chips sea completamente innecesario desde un punto de vista práctico, puso pequeños mensajes y links de fotografías en los suyos, que se pueden captar con el móvil. Byström argumenta que su performance es tanto una metáfora en cuanto a la dominación tecnológica, como un sutil tributo al deseo irresponsable de los humanos de querer expresarse creativamente.  
En una era en donde la mayoría de las personas son nativos digitales, aprender a hacer arte a partir de la tecnología es un proceso natural, una expresión de aceptación hacia el mundo que hemos creado.