#CuéntameUnMito: Eros, el eterno insatisfecho

11 / 05 / 2018
POR Gonzalo Edo

La ambición y la insatisfacción destruyeron el amor ideal de cupido. Hoy, las ansias de likes y aprobación siguen gobernando nuestras vidas.
 

El rapto de Psique, de William-Adolphe Bouguereau

Es un hecho: siempre queremos más. Pocas veces estamos satisfechos. Queremos más tiempo, más espacio, más gente que se fije en nosotros, más fotos, más viajes, más likes, más capítulos de Juego de Tronos, más menos, más más, más todo. En este imperio de la insatisfacción, donde parar no es una opción, enfrentarnos a grandes desafíos es tendencia, además de una constante batalla por cumplir unas expectativas muchas veces inalcanzables.

En la mitología griega, Eros, el dios del amor, también sufría de este mal tan actual. En este caso, gran parte de su condición venía marcada por sus raíces, ya que fueron Penia, diosa de la pobreza, y Poros, dios de la abundancia, los ‘culpables’ de su situación. De este modo, la insatisfacción siempre lo acompañó, y Eros vivió sumergido en una constante espiral donde conseguir algo se convertía en sinónimo de dejar de quererlo. Quién sabe, quizás esa sea la razón por la que disfruta tanto traspasándonos con sus flechas.

 

 

Su historia cuenta cómo ofreció su amor a Psique, con la única condición de que nunca observase su rostro, viviendo así en la oscuridad. Sin embargo, una noche, la joven no pudo resistir su curiosidad y aprovechó que su amante estaba dormido para encender una lámpara y darse cuenta de que entre sus brazos tenía a Eros, el dios del amor. Tal fue su sorpresa que una gota de aceite hirviendo cayó sobre la piel de Eros. Este inmediatamente abrió los ojos y se despidió de su amada, ya que el pacto entre ambos había sido roto.

Salvando las diferencias, esta historia de amor condensa la imperante dictadura del deseo de nuestra época, donde la esclavitud del inconformismo parece ser eterna. Nietzsche también se sumó a esta reflexión, y propuso comprender la lucha interna de las personas entre dos bandos: uno guiado por el orden y la razón, y otro liderado por la pasión. Si lo extrapolamos al relato mitológico del dios del amor, podríamos pensar que en este caso, Psique representa la razón, con su constante deseo de explorar y conocer. Eros, por su parte, formaría parte del terreno emocional y sensible, lleno de pasiones y deseos, que terminarían conduciendo al joven dios, al temor a que descubran quien es en realidad.


Cupido y Psique, por Errol Le Cain

Además, en este mito que tan bien se camufla en nuestra cotidianidad, Nietzsche deja ver la idea de que estos dos bandos no tienen por qué ser necesariamente opuestos, sino que deberían ser complementarios, e incluso independientes. Y nos invita a no renunciar a la ambición propia de la inquietud, sabiendo sentir que estamos vivos y no atados a las realidades o pretensiones de otros. Toda una declaración de intenciones que nos conecta con el valor imperecedero de los clásicos de la literatura universal y pretende también hacerlo con nosotros mismos.