La primera colección masculina de Demna Gvasalia para Balenciaga sorprende tanto para bien como para mal.
El pasado miércoles 22 de junio tuvo lugar en la semana de la moda masculina de París un sonado debut: la presentación de la primera colección masculina de Demna Gvasalia como director creativo de la casa.
El diseñador, que lleva tan solo unos meses al frente de la firma desde que en octubre del pasado año Alexander Wang dejara libre el puesto, parece que ha pensado a lo grande en esta ocasión, literalmente, muy a lo grande. Quizá Demna hyaa trasladado algunos puntos de la Maison Martin Margiela, casa en la que solía trabajar, a su nuevo hogar.
Como Balenciaga solía decir “Un buen modisto debe ser arquitecto para los patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida”. Hay quien piensa que el georgiano ha acertado de lleno en todos estos aspectos, sobre todo a la hora de hablar de medidas, pero, indudablemente la moda es relativa por lo que en las redes sociales ya han comenzado a parodiar el desfile tachándolo de “monstruoso“ y han colgado algunos «memes» que se asemejan bastante a la colección.
Unos lo llaman “Frankesciaga” haciendo referencia al monstruo de Frankenstein, y lo acompañan con frases como: “ me ha quedado enorme, voy a meterlo en la lavadora”, “mucho juego de proporciones, algunas muy extrañas”, “recuerda a la armadura de un jugador de rugby”.
Otros están realmente seguros de que fue Balenciaga quien diseñaba los trajes del cantante David Byrne de la Banda Talking Heads en 1984, y ellos no van muy desencaminados pues ha sido uno de los puntos de inspiración para el diseñador.
Es así como la arriesgada propuesta que mezcla formas de los años 70, 80 y 90 nos remite inevitablemente a un pasado que nunca deja de estar presente: trajes con hombreras muy marcadas, siendo el resultado una silueta cuadrada; pantalones ajustados y la clásica bomber de aviador transformada en sus cortes y añadirle cadenas en los bolsillos . Para cerrar el desfile no hubo trajes de novia , ni tampoco de novio, pero haciendo mención a lo eclesiástico, el diseñador apostó por homenajear uno de los trajes blancos más característicos de varón: el de papa , con faldones de curas y estolas de pontífices, que también han recibido sus correspondientes comentarios en las redes.
