Ariko Inaoka llegó a Islandia para desarrollar su trabajo de fin de carrera fotografiando el agua y el paisaje, hasta que las gemelas Erna y Hrefna pararon delante de su objetivo.
En 2009 volvió a Islandia y comenzó el proyecto de fotografiar a las gemelas, en aquel momento ellas tenían 9 años. Desde entonces, cada año la fotógrafa Japonesa las visita para formar parte, aunque solo sea por un breve período de tiempo, de su magnética relación.
Este trabajo nace con el propósito de mostrar el cambio que se produce de la infancia a la adolescencia tanto física como psicológicamente dónde además, la relación entre gemelas hace que recaiga mayor fijación sobre el fuerte componente emocional de esta etapa
Durante estos años la artista se ha sentido en ocasiones fascinada por la vivencia en primera persona de las conexiones que podía apreciar entre las niñas pero otras en cambio pesaba más el sentirse abrumada al descubrir que nunca llegaría a experimentar una conexión tan profunda con ningún ser humano.
Cuándo las gemelas tenían 11 años, en una de sus visitas, Ariko Inaoka les pidió que escribiesen qué significaba para ellas tener 11 años, sobra decir que muchas de las cosas que escribieron se repetían en ambas cartas.
Las fotografías, cálidas en su sencillez nos envuelven en el universo que conforman estas dos criaturas, nos sumergen en una ensoñación parecida a la que supondría encontrarnos ante un par de ninfas en un bosque. Enigmáticas y misteriosas es difícil apartar la mirada de su inocencia y dulzura duplicada. A veces, tal y como nos cuenta Ariko en su página web, las gemelas confiesan tener los mismos sueños.