To bitch or not to bitch?

19 / 04 / 2016
POR Marisa Fatás

Usar las herramientas del amo para desmantelar la casa del amo

Audre Lorde

 

bitch is beauty

 

 

 

Bitch / Slut / Cunt

 

No es fácil traducir al español los términos ingleses BITCH, SLUT o CUNT. Puta, zorra o perra son los equivalentes que se le atribuyen pero, en uno u otro idioma, el impacto es distinto. «El término, BITCH está  mucho más diluido en la cultura de la que proviene que en sus traducciones al castellano. La gravedad de un puta o zorra, por ejemplo, no es comparable a la popularización del bitching proveniente de la cultura pop yanki», apunta ELISA MCCAUSLAND, especialista en cómic, feminismo y cultura pop.

 

Tradicionalmente ha sido utilizado para atacar a las mujeres que se desvían de la norma, a aquellas que la filósofa y feminista Mary Daly identificaba como «activas, directas, competentes, independientes, ambiciosas, turbulentas, afiladas, descaradas,…» Han sido esas mismas mujeres las que desde hace años se han adueñado de las armas verbales de la cultura machista, despojándolas de su poder y otorgándoles nuevos significados.

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El lenguaje que construye el mundo

 

Para LA FILÓSOFA FRÍVOLA, del colectivo feminista Sisterhood, es posible, y se debe, separar esta palabra de su significado peyorativo. «Cuando damos vueltas sobre el lenguaje y su importancia estamos poniendo en primera línea el temón supremo, que el lenguaje es lo que construye el mundo. Y el lenguaje está en manos de quienes lo usan… Si enseñamos a las niñas que «puta» no es algo malo… menuda revolución. A ver cómo iban a controlar los niños nuestra sexualidad entonces!!».

 

Quizá cuando usamos de ese tipo de expresiones lo que estamos haciendo es evidenciar el entramado invisible de las palabras que teje las relaciones sociales. En palabras de ELISA MCCAUSLAND «Siempre que entramos, siempre que adoptamos los marcos simbólicos del otro, estamos jugando en su terreno. Hackear ese marco es interesante. Por eso creo que el análisis ha de centrarse, no en la censura, y sí en dar todas las herramientas críticas necesarias para desactivar todo un imaginario que, en esencia, es expresión, propaganda, de un determinado sistema.»

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Del Feminismo de Judy Chicago al Girl Power de Nicki Minaj

 

El hecho de hacer uso de esas palabras por parte de las mujeres para hablar de sí mismas o de otras como forma de reapropiarse del término y subvertir su significado no es algo nuevo. Encontramos algunos antecedentes en la Segunda Ola del feminismo con los trabajos de Judy Chicago o Jo Freeman. También en la Tercera con acciones como las de la Riot Grrrl Kathleen Hanna, cantante de la banda Bikini Kill, cuando en 1990 dibujó con un pintalabios sobre su estómago SLUT, o el nacimiento de «BITCH MAGAZINE, la respuesta feminista a la cultura pop».

 

LA FILÓSOFA FRÍVOLA recuerda que «en el colegio, cuando nos decían «puta!» contestábamos ¡¡MI COÑO LO DISFRUTA!!. Igual teníamos 12 años, ojo, pero algo intuíamos ahí sobre reapropiación y slut-shaming. ¡Y yo no he conseguido ‘teorizar’ sobre ello hasta bien adulta! Y luego está todo el tema racial, de apropiación cultural de términos que son empleados por la comunidad afroamericana en Estados Unidos, y el tema de la clase… es un señor melón que abrir este asunto…»

 

Virgen o Puta

 

La intención de usar ese vocabulario machista por parte de las mujeres es desenmascarar el doble juego que exige a las chicas ser virtuosas y al mismo tiempo las expone en los medios como si fueran pedazos de carne. Términos como BITCH o zorra están profundamente arraigados en el binomio patriarcal «virgen/puta». LA FILÓSOFA FRÍVOLA piensa que «las niñas no son conscientes de la profundidad o la importancia de los términos y adjetivos con que son bombardeadas. Y menos mal, son chiquillas, no Judith Butler. Es normal. Todas hemos copiado lo que hemos mamado de los medios, la música y la ficción que hemos consumido. Si nuestras cantantes favoritas, a las que vemos como súper heroínas que hacen lo que quieren, a las que nadie tose, hablan así, normal que se imite ese lenguaje. Es una forma de acercarse a esa especie de empoderamiento y seguridad en una misma que transmiten artistas como Rihanna.»

SLUT

 

To bitch or not to bitch?

 

Lo cierto es que es muy difícil dar una respuesta acertada a una pregunta tan delicada. Cuando se reivindica el uso de SLUT o BITCH, muchas personas no entienden bien cuál es la demanda. Algunas mujeres hacen un uso de estas palabras para referirse a aquellas que son independientes y están liberadas sexualmente. Pero para la mayoría de la gente esos términos se aplican a chicas que por desviarse de las viejas normas merecen ser penalizadas. Hoy en día, reclamar su uso es un lujo que muchas no pueden permitirse.

Si nos fijamos en la evolución de términos como queer o nigga vemos casos en los que realmente su uso positivo por parte de los aludidos ha conseguido crear una comunidad con identidad propia y unida contra aquellos que les atacan por ser como son o lo que son.

Sin embargo, en un mundo que continuamente hipersexualiza la figura femenina, adoptar ese vocabulario como propio verdaderamente puede que no se entienda como un acto de protesta sino, más bien, como la perpetuación de una actitud agresiva que añade munición al arsenal machista.

En cualquier caso, lo que nos falta por ver es cómo ese absurdo doble rasero sexual se diluye y da paso a un mundo en el que una mujer fuerte, libre e independiente no es una excepción cuestionable.

 

Ilustraciones: Andrea Gómez