Marta Pozas: «a día de hoy es imposible entender la vida sin el otro»

24 / 11 / 2025

«Ahora más que nunca, necesitamos imágenes que nos paren, que nos obliguen a detenernos. En la era actual de la imagen, considero que los fotógrafos tenemos una responsabilidad con esta superproducción de fotografías. Es un reto nuevo y me resulta interesante.»

Marta Pozas encuentra su musa en lo que pasamos por alto. Para ella, la belleza y la verdad no residen en lo espectacular, sino en lo mundano; cosas normales que apelan a las vivencias de la gente. Una filosofía que la ha llevado a explorar las narrativas donde se nota que han tenido una vida.

En la presente era digital, donde la saturación visual es la norma, esta extremeña lanza un desafío: considera que las fotógrafas tenemos la responsabilidad de crear imágenes que nos paren, que nos obliguen a detenernos. Con un ojo crítico sobre esta superproducción de fotografías, su obra busca generar una conexión profunda con el espectador para que este pueda llegar a entenderla como propia.

Con estas preguntas nos sumergimos en su universo creativo, donde el pulso del barrio y la vida cotidiana se convierten en una poderosa declaración artística.

Casi todas vivimos el proceso de salir de casa renegando de lo nuestro, no sé si es tu caso, pero veo que el curso orgánico es volver y atesorar las raíces ¿es tu caso o siempre has estado aferrada a tu origen? Si es así ¿cuándo se dio ese cambio?

Nací en Extremadura, me crié en Castilla la Mancha, vivo en Andalucía. He vivido casi los mismos años en tres comunidades autónomas. No me he ido de ninguna renegando del sitio o de mi origen, sino que nunca he sentido que algo me perteneciera como mío. De algún modo, por pura supervivencia, he desarrollado una facilidad social para conectar con la gente. ¿Qué va a hacer una niña cuando llega a un colegio nuevo?.

Es complicado a veces porque las bromas, las referencias, los comportamientos, en cada sitio son distintos. La persona que eres puede difundirse en el espacio cuando cambias tanto de lugar. En mi adolescencia pasé mucho tiempo en la calle, y mucho tiempo escribiendo a solas. De algún modo, generé en esos años de mi soledad un lugar cálido, un centro al que siempre volver. Y con el tiempo me di cuenta de que el mundo que había construido, quería compartirlo con el resto. Considero, a día de hoy, que es imposible entender la vida sin el otro.

Eres de Cáceres, pero creo que ahora estás por Málaga, ¿qué te ha hecho caer en la Costa del Sol y qué encuentras aquí para continuar tu trabajo? ¿Sigues manteniendo el vínculo extremeño? Extremadura la veo como el diamante en bruto que tiene la península.

Me llevó a la Costa del Sol terminar mis estudios. Me quedé en la Costa del Sol por la gente con la que me crucé. Esta ciudad no ha parado de darme cosas ayudándome a crecer con la fotografía. La gente en Málaga es realmente amable y es un lugar donde, si vas con cariño y respeto, el espacio te invita a quedarte. Actualmente desarrollo un proyecto de contexto donde investigo esta ciudad tan pintoresca. La Costa del Sol recoge un imaginario cultural que no deja de sorprenderme. Encuentro una variedad de la que aprendo y aprecio con todo mi corazón.

Y por supuesto que mantengo el vínculo extremeño. Empezando porque viven allí las personas que más quiero en este mundo que son mi abuela, mi madre y mi padre. Ellos me recuerdan cada vez que voy allí a mantener los pies en la tierra, a no perder el foco de lo que quiero y a no olvidar de donde vengo. Ir a Extremadura es una forma de reorganizar mi cabeza. También espero que mejoren las conexiones para viajar allí. Mucha gente emigramos de Extremadura por las propias oportunidades que nos ofrecen -hablo de mi sector y de otros muchos-, y si por lo menos fuesen más accesibles los billetes y las conexiones -de tren, por ejemplo-, nos sería más fácil volver a nuestra tierra más a menudo.

Resumidamente ¿quiénes y cuáles son tus referentes visuales? Algo o alguien que haya marcado un punto de inflexión, que haya animado que te dediques a la fotografía.

Me interesa Bruce Gilden, Alessandra Sanguinetti, la editorial 550 bc, Sakir Khader. Aprecio muchísimo el trabajo de las españolas Laura Silleras y Carlota Guerrero. Y sin duda el trabajo cinematográfico de Wong Kar Wai, fue un antes y un después en mi forma de entender el cine. Me encanta la obsesión que puede llegar a generar un espectador con una obra ajena, tanto que con el tiempo la termina entendiendo como propia.

Marta ¿a ti qué te inspira?

Me inspira el azar y el juego. Me inspira el mar, el color rojo. Me inspira la gente que se nota que ha tenido una vida, que la vida les ha sobrepasado en algún momento. Me siento identificada de algún modo. Me gusta la gente que no tiene vergüenza por mostrar públicamente quién es. Me gusta la gente sin armadura, los cuerpos desperfectos, los dientes torcidos, los ojos intensos. Me encanta la vulnerabilidad, la sensibilidad, las conversaciones largas y los debates. Me inspira la comedia y la tragedia. Las cosas que no son trascendentales también tienen un lugar.

¿Cómo ves el contexto contemporáneo de la fotografía en España? Considero que hasta hace poco, estábamos muy condicionadas por cómo debían de ser los patrones para encajar en lo editorial, documental, fotolibro, x… cosa que provocaba pereza a los espíritus más libres, sin embargo, creo que ahora las barreras se han borrado gracias a las redes, que tienen esa ambivalencia de monstruo incontrolable y herramienta democratizadora. Aquí otra pregunta en la misma, ¿para ti las redes son un machaque psicológico o una herramientas más?

Creo que no tengo tanta opinión del contexto contemporáneo de la fotografía en España. Hay cosas muy buenas, hay muchos trabajos iguales. Hay muchas formas de mover tu trabajo. A veces es complicado situarse en el circuito. Los inicios son los más complicados.

Más allá del contexto contemporáneo español, creo, en general, que ahora más que nunca, necesitamos imágenes que nos paren, que nos obliguen a detenernos. En la era actual de la imagen, considero que los fotógrafos tenemos una responsabilidad con esta superproducción de fotografías. Es un reto nuevo y me resulta interesante.

Las redes sociales son una herramienta más, yo me lo tomo como un trabajo. Es un portfolio. Pero me preocupa profundamente el descontrol que hay de su uso. No quiero verme con 50 años charlando con amigos diciendo que tenemos que reducir el uso del teléfono. ¿Cuántos años vamos a estar repitiendo lo mismo sin buscar una solución?

Esto interprétalo como quieras ¿por qué te tira el barrio?

Me tira el barrio como me tiran otras muchas cosas. Me interesan las cosas mundanas, las cosas normales que apelan a las vivencias de la gente. No creo que la magia esté en las grandes cosas.

Compartirías algún proyecto al que le estés dando ya vueltas…

Me gustaría compartir que durante este mes de Noviembre estaré con mi tercera exposición individual, titulada 24 rostros, de la mano del festival Moments, donde expondré en Nika Gallery (Málaga), el día 15 de noviembre a las 19:00h. Expongo una variedad de retratos combinando blanco y negro y color, y esta exposición es un cierre-tránsito de etapa a la próxima la cual ya estoy entrando.

Invito a quien quiera a pasarse, y el fin de semana siguiente (21-22 de noviembre), tengo el placer de participar en la Feria ACRO (Villanueva del Rosario), donde participo en una exposición conjunta con Ignacio del Río, en el Estudio de Ignacio del Río. Aquí tengo un despliegue también de algunas de mis últimas fotografías.

Actualmente estoy trabajando la ficción-documental en el retrato y ando aprendiendo nuevos caminos que no he investigado antes, con muchas ganas de avanzar y consolidar mi siguiente proyecto.

¿Qué ha sido lo más singular/freak que te ha pasado fotografiando?

Hay una fotografía que le guardo mucho cariño. La calidad es realmente mala y el fondo es entero negro. No se ve la cara, sólo un cuerpo que se abre la camisa y enseña su torso.

Yo trabajaba de camarera en un festival de Rockabillys. Eché la cámara al bolso y, cuando iba al baño, retrataba a personas de camino entre la barra y el baño -no podía tardar mucho tampoco-. En una de estas, un hombre apareció y simplemente fue amable, así que le propuse un retrato. No era la persona que más me llamaba la atención, pero fue realmente majo y al fin y al cabo, yo estaba trabajando. La gente amable siempre se agradece. Me dijo “Yo soy el Ave Fénix”. le dije ¿y eso por qué?. Se abrió la camisa, y ahí estaba la foto. Su retrato era su torso. Se dio la vuelta y me enseñó su espalda: toda tatuada con un Áve Fénix. Volvió a mirarme de frente y le pregunté ¿qué te ha pasado?. Jamás olvidaré ese día. Su cuerpo había sido quemado con 7 años.

Texto y fotos: Rocío Madrid

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