‘La Movida: A Chronicle of Turmoil’, el despertar del letargo de una ciudad experimental

16 / 08 / 2019
POR Alegría Olmeda

Drogas, liberación sexual y el esplendor de las tribus urbanas de Madrid tras los ojos de Miguel Trillo, Pablo Pérez Mínguez, Ouka Leele y Alberto García-Alix en una exposición.

Miguel Trillo, Madrid, 1984

A pesar de haber sido uno de los episodios más mitificados y peor documentados de la historia de España, a todos nos hubiese gustado asomarnos a esa generación. Cautivada por la música, el cine, la fiesta y la estética, el país huía de la represión a la que había estado sometida durante el régimen de Franco. 

La liberación sexual y la desinhibición de las drogas que supuso el movimiento -dejando a muchas víctimas en el transcurso- hizo que fuese odiada por las nuevas generaciones que la sucedieron para que, un poco más tarde, fuésemos conscientes del legado cultural que supuso.

Miguel Trillo, Madrid, 1982

La Movida: A Chronicle of Turmoil 1978-1988’, recoge 150 imágenes de esa década mágica donde punks, mods, rockeros, teddy boys y heavies iban al ‘Rock-Ola’ y al ‘Yastá’ para expresar su libertad.

En exhibición hasta el 22 de septiembre en el festival Les Rencontres d’Arles, al sur de Francia, uno de los más reconocidos en Europa, Alberto García-Alix, Ouka Leele, Pablo Pérez-Minguez y Miguel Trillo exponen las fotografías de su obra. Vinculados totalmente al movimiento, nunca pensaron que estas fotografías pudieran trascender. Eran, simplemente, el reflejo de lo que pasaba en su día a día. 

Se sitúan tras la vista de cuatro mundos distintos, que se rozan pero no siempre se solapan, dentro de una ciudad experimental y noctámbula que despierta tras cuatro décadas de letargo.

Miguel Trillo

Miguel Trillo documentaba una generación rebelde y elegante muy callejera desde el epicentro de la escena musical y contracultural. La libertad de la calle, la juventud del momento y las tribus urbanas con sus espectaculares formas de vestir y comportamientos.

Miguel Trillo, Madrid 1982

Miguel Trillo, Madrid 1982

 

Pablo Pérez-Mínguez

El estudio de Pablo Pérez-Mínguez fue uno de los centros neurálgicos de La Movida. Bajo el lema de «Todo vale la pena», el resultado es una imagen poderosa y muy estética de los personajes más relevantes de la época.

Pablo Pérez-Mínguez, 1983. Poster Rock-Ola: Alaska, Pedro y Fabio McNamara

Pablo Pérez-Mínguez, 1982. Divina May

 

Ouka Leele

Ouka Leele apostó por experimentar. La joven fotógrafa plasmó una versión onírica pintadas con acuarela,fruto de ideas que tomaron forma en su imaginación.

Ouka Leele, Peluquería 16, 1979

Ouka Leele. Madrid, 1984

 

Alberto García-Alix

Alberto García-Alix fue testigo de cómo se transformaron la calle y los personajes que la habitaban. Sus imágenes son otra crónica del momento, que nos muestra una generación que también fue devastada por las drogas y el SIDA. La frase «No me sigas, estoy perdido», además de ser el primer tatuaje de García-Alix, refleja perfectamente lo que fue el autor esos años.

Alberto García-Alix, Ana Curra esperando mis besos, 1984

Alberto García-Alix, Eduardo y Lirio, 1980

¿Dónde? En el festival Les Rencontres d’Arles, al sur de Francia

¿Cuándo? Hasta el 22 de septiembre

www.rencontres-arles.com