Marta Verde: «El error es un factor que humaniza una performance»

30 / 10 / 2018
POR Mariana Martinez

La programación, la interacción y la música son los principales pilares de su producción artística. Ahora que va a actuar en el festival MIRA, hablamos con ella.

 

Pirouette en Re Menor, Marta Verde

 

La concepción del arte para Marta Verde no se limita únicamente a las producciones audiovisuales o a la música, pues ha logrado un interesante lenguaje propio a partir de distintas técnicas visuales, sonidos, interacciones y tecnología que caracterizan su trabajo y la han llevado a adentrarse en el mundo de las artes digitales.

Hablamos con la programadora creativa nos contó en esta entrevista de cómo emplea la tecnología en su trabajo, el papel de la fabricación digital, su participación este año en el Festival MIRA (del 8 al 10 de noviembre en Barcelona) y cómo transmite su conocimiento a través de la docencia.

 

En tu trabajo aplicas las artes digitales en las artes escénicas. Cuéntanos cómo es ese proceso.

Las artes escénicas son uno de los campos que más me interesan y dónde el arte digital y la interacción pueden adquirir una presencia más importante y justificada. La tecnología tiene la capacidad de poder añadir una capa extra de información y conceptos propios a los proyectos escénicos que de otro modo sería muy complicado tener; tanto proyecciones o mapping para escenografías, interacción, sonificación dinámica, monitorización o sensorización de performers, wearables, luces dinámicas…. las posibilidades son casi infinitas! todavía está poco explotado a nivel de pequeñas compañías, pero cada vez tiene más presencia.

Al tratarse de espacios más preparados y estandarizados, tipo teatros, auditorios… con una parte técnica bastante definida, me permite pensar más allá de la simple pantalla enmarcada al fondo del escenario; y al haber performers, en más tipos de interacción e integración.

Quizá falten más estudios o formaciones enfocadas en el tema de manera más específica. El postgrado que estudié en UPF sólo se hizo nuestro año, una gran pena.

 

Estas especializada en la fabricación digital. Para los que no conocemos mucho ese campo ¿Cómo definirías ese trabajo?

El tema de cómo entré en el tema “maker” y fabricación digital, fue un poco por necesidad. Al estar trabajando mucho en interacción e instalaciones, cada vez más aparecía la necesidad de prototipar elementos físicos.

Con la existencia de espacios como Makespace o la red de Fab Labs, es posible acceder a maquinaria que hace años era sólo accesible a nivel industrial (fresadoras, cortadoras láser…) o cuyas patentes aún estaban “activas” (como sucedió con la impresión 3D). En este tipo de lugares existe el mantra de que se puede “hacer casi cualquier cosa” a nivel de prototipo.

Si con el software libre el artista puede ser su propio “técnico”, con la fabricación digital se añade una segunda capa que lo lleva a lo tangible. Además al conocer los procesos es más fácil desarrollar ya que se conocen más posibilidades desde una perspectiva más técnica.

 

Vienes del mundo de las fines arts pero ahora te dedicas a la música, ¿cómo fue la transición? ¿De qué forma dialogan ambas disciplinas en tu trabajo?

Siempre tuve bastante facilidad con la tecnología. En la facultad mi trabajo era muy poco tecnológico porque apenas se tocaba o había asignaturas enfocadas a ello. Aunque pensándolo ahora, en 2º hice un mapping en una maqueta sin saber siquiera que estaba haciendo uno jajaja.

Lo más “avanzado” podría ser edición de vídeo y algo de Flash, me gustaba mucho el tema del videoarte. Cuando estaba terminando, me encontré a unos buenos amigos que arrancaban un proyecto de vanguardia enfocado en la música y baile tradicional gallego. Me hablaron sobre hacer vídeo en directo (era la primera vez que escuchaba tal cosa) y me llamó muchísimo la atención. Ahí arrancó todo, con una controladora Numark NuVj de lo más antigua.

Al tener el proyecto esa parte física de danza, comencé a plantearme posibilidades de proyecciones más dinámicas o interacción; por lo que me decidí a aprender a programar para poder desarrollar mis propias herramientas para llevar a cabo la idea loca del momento.

Es gracioso, siempre pensé que tenía 0 oido para la música, de hecho mi asignatura odiada en el colegio era música (sobre todo por tener que tocar la flauta dulce), y ahora miradme; hasta hice un proyecto AV con un flautista (Julián Elvira) hace unos años.

 

En tus directos te gusta trabajar en tiempo real sin recurrir tanto a los sets automatizados, ¿Tienes algún método propio para una improvisación sin fallos?   

El error forma parte de la experiencia; para mi es un factor que humaniza una performance.

El hecho de crear una aplicación controladora custom para un live no quiere decir que siempre vaya a salir igual. Depende del día que tenga, cómo se sienta la música o el ambiente, o incluso ideas que aparecen de repente hacen que el output sea distinto (en cierto modo, siempre hay algo común, evidentemente) de una performance a otra.

Es posible que sólo yo me dé cuenta de esto, pero para mí el valor está también en la ejecución en tiempo real, el peligro del directo y el subidón. No me sentiría satisfecha ni útil dando play a un render pre-producido. Normalmente los fallos que cometemos (a no ser que sea algo muy hardcore como que se quede la máquina colgada) sólo los vemos nosotros. La perspectiva desde el escenario es diferente.

Tampoco suelo hacer sincronización (informática/técnica, quiero decir) con los otros integrantes, suelo llevarme por el oído y utilizo mucho el audio input como entrada de datos.

 

Combinas distintos procesos como impresiones 3D, código generativo, corte láser, grabaciones de video posterior, etc. ¿Qué impacto tiene esa mezcla en tu trabajo?

Creo que la mezcla de disciplinas y técnicas siempre hace más rico e interesante cualquier trabajo. También el hecho de jugar con estas combinatorias propicia la experimentación, que al final es una de las patas más interesantes y divertidas del proceso creativo.

Existen muchos caminos para llegar a un punto similar; en Seminci 2017 por ejemplo, en una de las partes del show la gente pensaba que los visuales eran renders 3D de unas facciones humanas, pero realmente era una impresión 3D mapeada, grabada en movimiento previamente. Quizás me compliqué mucho la vida, pero si hubiese intentado hacerlo en animación seguro que no lo hubiese conseguido, ni el resultado fuese tan extraño, analógico y bello a la vez.

 

Creaste un armonógrafo junto con Monica Rikic en DGTL Barcelona ¿De qué forma surgió ese proyecto? ¿Cómo describirías la relación entre el factor humano y la tecnología en ese caso?  

Pues llevaba mucho tiempo queriendo hacer algún proyecto con ella y fue la excusa perfecta. Le contactaron para presentar alguna propuesta artística/instalativa para el festival y decidimos hacerlo juntas.

Nos apetecía mezclar los campos en los que trabajamos cada una: combinar el mundo físico y digital de manera lúdica. Nos pareció una metáfora muy bonita que a partir del movimiento de dos personas, se generase un dibujo o frecuencia única, un armonógrafo gigante!!

El factor humano en este proyecto consistía en aumentar una experiencia humana casi cotidiana (como lo es el columpiarse o mecerse) a partir de la interacción con la tecnología.

Nos lo pasamos genial desarrollandolo en un par de semanas intensivas en Barcelona (sin Rotor studio no hubiese sido posible, gracias Román) (construir los péndulos/columpios, programar la detección y el Computer Vision, la generación de gráficos, la web….).

El hecho de poner columpios en un festival de techno quizá no fuese la mejor ocurrencia de nuestras vidas, debe ser que nos gusta vivir peligrosamente, pero todo fue bien.

 

¿Opinas que la escena de las artes digitales en España goza de buena salud? ¿De qué forma crees que se podría dinamizar el sector?  

Claro que goza de salud, cada vez hay más gente enfocada en este sector y haciendo trabajos increíbles; y también festivales y eventos que acercan este medio al gran público.

Pero para poder desarrollarnos más y tener más visibilidad, me parece imprescindible que se apoye más la escena local. No es que se deba eliminar y dejar de traer a los grandes nombres internacionales, sino hacer que convivan; y sobre todo que puedan surgir sinergias.

En la aplicación en el sector de la publicidad y el trabajo con marcas, aún queda algo de trabajo de educar al cliente o a los “directores de innovación” acerca de los procesos, tiempos y posibilidades, que son diferentes a otros sectores. El arte digital y la interacción parecen magia, pero no lo son. Muchas veces piden auténticas locuras, tengo testimonios para escribir un libro.

 

¿En qué consiste el set audiovisual que vas a presentar en el Festival MIRA de este año?

Me hace muchísima ilusión poder participar este año en el MIRA, tenía que dejarlo por escrito. Espero dar la talla.

Haré la parte visual en la performance de Christoph de Babalon. No lo conocía pero creo que el equipo de curators hizo un buen trabajo juntándonos, su música me parece muy interesante, con un cierto toque oscuro para lo que una de las  líneas de trabajo de visuales que hago puede encajar muy bien.

Estoy trabajando en texturas, glitches y fusiones entre lo más analógico/tangible y lo digital; siguiendo la investigación sobre formatos o ideas con cierto recorrido en mi proceso creativo en los que vengo trabajando últimamente (siempre desde la perspectiva del Keep It Simple), además de rescatar algún greatest hit; repartiré estas técnicas en diferentes escenas.

En mis últimos proyectos estaba manteniendo una estética muy B/W, pero estoy tímidamente volviendo al color. Utilizaré el mi combo preferido: Max/MSP (Audio analysis y control) + Processing.

Esto no quiere decir que el día anterior tenga un sueño inspirador y decida pasarlo todo a colores flúor/vaporwave.

 

¿Cómo describirías la interacción entre el público y tu trabajo cuando estás en el escenario?

Normalmente en el escenario estoy tan concentrada en lo que estoy haciendo, que obvio lo que pueda estar ocurriendo alrededor, eso sí, el nudo en el estómago está siempre presente en los momentos previos, después ya se me pasa.

 

Das clases en el IED, la UOC, BAU… ¿De qué forma tu trayectoria artística se refleja en tu actividad como docente?

Quizás enseñar tecnología siendo una persona que no tiene una formación propiamente técnica, a personas que tampoco lo son, facilita mucho la transmisión de conocimiento.

Me suelo encontrar alumnos en principio desmotivados que después muestran muchísimo interés, quizá sea porque se lo cuento desde otro punto de vista no tan puramente técnica. Intento enseñar de manera similar a la que yo aprendí, ya que también estuve en su lugar.

Es muy enriquecedor para ellos y para mí también, siempre ves distintas perspectivas o se les ocurren ideas que no se te habían pasado antes por la cabeza. Para ellos también es motivador ver que las personas que les instruyen están activas, actualizándose todo el tiempo y trabajando en el medio, muchas veces tienen profesores que están totalmente desligados de la “vida real”. La labor docente y la profesional debe crecer en paralelo, sobre todo en estos campos creativos.

 

¿En qué consiste el programa Fab Academy? ¿Consideras que en un futuro pudiera reemplazar la forma tradicional de enseñar?

El Fab Academy es un programa propio de la Fab Foundation (MIT Center for Bits and Atoms), super intensivo (6 meses) donde se forma en todos los procesos que se pueden llevar a cabo en un Fab Lab; desde diseño 2D, fabricación aditiva y sustractiva, diseño de PCBS y programación de microcontroladores, moldes….

Tiene un formato bastante especial; es educación distribuida. Los alumnos están en espacios en todo el mundo, cursando el programa a la vez, con los mismos contenidos y un estándar mínimo de máquinas.

El modelo de aprendizaje se asemeja más al “learn by doing”, que a las típicas clases de estar sentado en un aula con una persona que te habla. Las “recitations” son online desde Boston una vez por semana, se introduce el siguiente topic y se corrige a nivel global lo hecho la semana anterior. De quien más se aprende es de tus propios compañeros de ese año, estableciéndose comunidad; y también de los anteriores, ya que al ser una página web tu modo de demostrar el proceso, está todo documentado en todos estos años.

Cada semana se enfoca en un tipo de proceso, terminando en un proyecto final que debe aglutinar todo este conocimiento. Para este proyecto final hay 2 semanas de producción y un presupuesto limitado, para así homogeneizar las oportunidades.

Tengo muy claro que este tipo de enseñanza cada vez se va a hacer más común, tendrá que convivir con la educación tradicional. Es muy evidente que el aprendizaje experiencial como metodología funciona mejor para afianzar el conocimiento en ciertos campos.

 

Armonógrafo en DGTL Barcelona, Marta Verde y Mónica Rikic

Full Vacui, Marta Verde

Marta Verde en el Festival  Mappea Jaén 2017

  –

www.martaverde.net