Brasil, el país grande del fantástico carnaval, del football, del bossa-nova y del Amazonas es hoy una tierra controversial, que está por comenzar un impeachment presidencial, vive la peor recesión en las últimas décadas y vive amenazada fuertemente por la donde la pandemia del ZIKA. Este país, que pareciera no ser escenario idóneo para de un desfile de moda, lo ha sido. La exuberante RIO lo fue y nos cautivó… me cautivó.
Es aquí donde Nicolas Ghesquière presentó su colección ̈Louis Vuitton Cruise 2017̈. Al preguntarle “¿por qué RIO?” responde: “Porque creemos en Brasil, porque cuando un país está mal debemos apoyarlo”. Es obvio, por otra parte, que siendo Brasil uno de los países Top 5 de Louis Vuitton en ventas, invertir en él cobre todo el sentido. Haciendo caso omiso de sus innumerables crisis, Brasil aun mantiene un alto nivel de ventas en el mercado de lujo, algo que en el mundo de hoy en día es efímero.
El desfile tomó lugar en el hermoso Museo de Arte Contemporánea Mac Niterói, diseñado por el inmortal arquitecto carioca Oscar Niemeyer. Allí, una elite local de aproximadamente quinientos invitados, junto con representantes de la prensa internacional, asistieron a un desfile muy particular donde el director creativo de la lujosa casa Vuitton, presentó una colección muy sport con mezclas de diferentes textiles como jersey deportivo, lycras de scuba, gamuza y cueros ceñidos al cuerpo, con tajos y círculos huecos en el medio de los diseños, con los colores básicos vivos y muchos estampados diseñados por los Artistas Pop brasileños: Helio Oiticica y Aldemir Martins.
Describirlo como “urbe tropical”, tal vez. Sin embargo, en lo personal sentí la colección divorciada del contexto en el que se presentó. En todo caso, si sentí el sentido del sport, de lo informal con una alusión futurista, y con una vibra muy Tokyo-Ish. Una colección muy kaleidoscópica en formas, colores y siluetas.
Es algo novedoso, po no decir insólito, ver a alguien vestido con un atuendo con perforaciones en el medio del tejido, mezclando textiles como cueros y jersey en el verano. En cualquier caso, siempre es refrescante ver algo novedoso en la moda, que últimamente no destaca precisamente por ello. La colección, sin duda, quiso crear una pauta, una tendencia futurista que todavía no se sabe cuánto de comercial vaya a ser realmente.
El gran hit, y es lo que mantiene a flote este marca, fueron los accesorios. Los zapatos presentados eran botines que combinaban el hule, con cuero y mallas, que, según mi criterio, se pueden usar en el día a día. Una tendencia, que creo que se está acentuando últimamente es el uso de pañuelos y bufandas como accesorios. Louis Vuitton presentó, a su vez, agregados de textil metálicos como collares y brazaletes. Las bolsas (carteras) que hacen famosa a esta casa, sí mantuvieron las líneas, como por ejemplo la Capucines, usando colores muy vivos y tropicales mezclando la palabra Vuitton entre parches intercalados. Por su parte, el accesorio más llamativo fue una trunk bag tipo un boom boom box, un poco enorme para llevar de diario, que parece más un maletín de universitaria que un bolso y cuenta con tecnología de bluetooth y permite para escuchar la música trasmitida desde el teléfono celular.
El acercamiento de Vuitton a Brasil fue totalmente estratégico para un público que compra mucho lujo, algo que ha ido desapareciendo tanto en los mercados europeos como en el Norte Americano. Pero también tiene sentido que “mercados emergentes” se sientan seducidos por el mundo de la moda y el lujo, algo y repito, muy visible entre los invitados locales del show. Siento que es importante la integración del mercado latinoamericano en el mundo, bien sea la moda, las olimpiadas ya que eso siempre tendrá un efecto positivo, aunque existan ciertas discrepancias con lo cultural. Hubiera sido mi ideal integrar más la cultura en la inspiración del creativo. Sin embargo, este show, como la participación de Chanel en Cuba, con todo, han sido pasitos importantes para la influencia latina en la moda.