A qué huele GALA

19 / 10 / 2018
POR Jaume Vidiella / Carlos Moreno

Fragancias con un toque surrealista inspirados en la artista compañera de Salvador Dalí.

 

 

Gala Dalí ha sido la protagonista de la exposición “Una habitación propia en Púbol” celebrada en el Museo Nacional de Arte de Cataluña dedicada a la vida de la compañera de Salvador Dalí, su única esposa. Gala, rusa de nacimiento y francesa de adopción, conoció a Dalí en 1929, en uno de los pueblos más bonitos del mundo, Cadaqués y desde ese momento se convirtió en el alma gemela de este genio, superando todos los papeles que el patriarcado asigna a las mujeres que acompañan a los hombres artistas: esposa, amante, compañera, cuidadora y como no: musa y modelo. Gala fue mucho más; una artista sin obra, una intelectual y escritora, figura clave del surrealismo, que “pensaba” junto a Salvador las obras, la vida de creatividad, viajes, lujo excéntrico y sorprendes performances que caracterizó a la pareja. Una “coautora” hoy reconocida y admirada.

Dalí le regaló el “Castell de Púbol” en 1970, alejado del mar, y sobre todo del bullicio, la expectación y las constantes visitas a la casa del puerto natural de pescadores de Portlligat (Cadaqués) donde Dalí tenía su principal residencia; Púbol, medieval, campestre y con una decoración igual de especial pero menos excesiva que la casa de Salvador, fue el refugio tranquilo de Gala en sus últimos años, incluso Dalí tenía que pedir cita previa para verla.

 

 

Como homenaje a esta mujer excepcional e inspirándonos en el tocador de su habitación en el castillo, proponemos una serie de fragancias para este otoño. Gala y Salvador que eran muy supersticiosos, tenían en varios rincones de su casa, flores siemprevivas, símbolo de la inmortalidad, de la eterna juventud. También doce espigas de trigo, símbolo francés de prosperidad y como testimonio de la belleza natural ella quería una rosa fresca cada día junto a los perfumes y los peines. En este tocador había también un frasco de su favorito “L´air du temps” de Nina Ricci (1948), considerado uno de los mejores perfumes de todos los tiempos, fragancia floral, muy floral, con una nota central especiada de clavel delicado y pacífico. En su época, ese frasco en el que unas palomas se besan, pretendía hacer olvidar por un instante los terrores de la 2º Guerra Mundial. Tuvo un éxito excepcional y sigue hoy, teniendo muchas fans. Con su “frasco-ojo” surrealista, la nueva versión de Kenzo World (2016) ahora con una concentración más intensa y nocturna. El nuevo “Scandal by Night” de Gaultier, es perfecto como homenaje a una pareja a la que tanto gustaba llamar la atención y las fiestas sibaritas.

El rojo y Dior eran dos debilidades de Gala. En la exposición aparecían varias prendas de su guardarropa, sorprendían el mítico “sombrero-zapato” de Schiaparelli y un fabuloso abrigo de noche de Dior alta costura de este color, como lo es también el frasco del sensual “Hypnotic Poison“, el perfume más “rouge” de la firma parisina. Proponemos también una de las fragancias del propio Dalí con su icónico frasco creado por él a mediados de los ochenta e inspirado en su obra “Aparición del rostro de Afrodita de Cnido”, en este caso es la delicada “Laguna” frágil y frutal (piña y ciruela) y con el toque seco de la rosa egipcia. Para finalizar el último gran perfume de Chanel. Coco fue amiga personal de la pareja, creó para Gala el lazo que llevaba siempre en la cabeza en su madurez y que descansa en un plato de porcelana fina en su tocador de Púbol. “Gabrielle” (2017), nombre real de Coco Chanel. A Gala le hubiera encantado seguro, tan floral y joven, tan vital y refinado como ella.

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Texto de Jaume Vidiella y fotografías de Carlos Moreno para #VEINDIGITAL