Lucía Agirre: «la idea de unión es una constante en Hilma af Klint, quien buscaba retornar a un mundo sin opuestos»

11 / 10 / 2024
POR Marisa Fatás

‘Hilma af Klint’, la exposición que pronto abrirá sus puertas en el Museo Guggenheim Bilbao, invita a descubrir un universo en el que arte y mística convergen de manera tan innovadora como atractiva y poderosa. En #VEINDIGITAL hablamos con la comisaria Lucía Agirre sobre los seres celestiales que guiaban la pintura de la artista sueca, el grupo espiritual de Las Cinco o el impacto de los descubrimientos científicos del siglo XIX en su obra.

Fotografía de la artista sueca Hilma af Klint (1862–1944) en su estudio de Hamngatan en Estocolmo

Hilma af Klint (1862-1944) se apartó de lo aprendido formalmente para explorar un arte no objetivo, influenciado por la teosofía, la antroposofía, el rosacrucismo o el espiritismo. Creía que su trabajo era un mandato espiritual que la llevaba a abordar conceptos como la unidad caótica primigenia, lo místico y lo trascendental o las dualidades de la existencia.

Esos mensajes de los seres que le guiaban en su creación artística los recibía también acompañada por el grupo Las Cinco (De Fem, en sueco), formado en 1896 con Mathilda Nilsson, Anna Cassel, Cornelia Cederberg y Sigrid Hedman. Un colectivo de mujeres que practicaba la espiritualidad canalizando sus experiencias a través de la escritura y el dibujo automático.

Pionera del arte abstracto, su trabajo permaneció en gran medida desconocido hasta décadas después de su muerte. Af Klint comenzó su carrera como pintora académica, especializándose en paisajes y retratos, pero a partir de 1906 su obra dio un giro radical hacia la abstracción, adelantándose a artistas como Kandinsky, Malevich y Mondrian.

Entre 1906 y 1915 Hilma af Klint creó su serie más famosa, ‘Las pinturas para el templo’, compuesta por 193 piezas en las que exploró lo oculto a través de formas geométricas, patrones abstractos y colores vibrantes. El cisne, La estrella de siete puntas o El árbol del conocimiento son solo algunos de los símbolos que forman parte de esta obra en la que la pintora sueca explora tanto la fragmentación de la unidad como la reconexión de las dualidades.

A pesar de su innovadora visión, af Klint fue reticente a mostrar su obra en vida. Creía que el mundo aún no estaba listo para comprender su arte y estipuló que su trabajo no se exhibiera hasta al menos 20 años después de su muerte. Casi como un conjuro, parecido al famoso verso de Safo: «Te aseguro que alguien se acordará de nosotras». Hoy exposiciones, libros o películas celebran su legado. Entre ellos, el Museo Guggenheim Bilbao, que abrirá las puertas al público entre el 18 de octubre de 2024 y el 2 de febrero de 2025 de ‘Hilma af Klint’.

En #VEINDIGITAL hablamos con Lucía Agirre, comisaria del Museo Guggenheim Bilbao y de la muestra junto con Tracey R. Bashkoff, comisaria del Museo Solomon R. Guggenheim Nueva York. Ambas guiarán al público en este viaje expositivo a través de la espiritualidad y el enfoque trascendental que ofrece la obra tan eléctrica como etérea de Hilma af Klint.

La paloma, Serie SUW/UW, Grupo IX/UW, n.º 1, 1915

El trabajo de Hilma af Klint está impregnado de espiritualidad. ¿Cómo aborda la exposición este aspecto, y cómo crees que el público puede conectar con esa dimensión en la actualidad?

En la exposición se aborda de una manera muy natural, porque era parte del proceso de trabajo de Hilma af Klint. Además, hay que entenderla dentro del contexto de la época. No podemos olvidar que, en aquel entonces se habían producido grandes descubrimientos científicos que cambiaron la percepción del universo y de todo lo que lo rodeaba. De repente, cosas que no eran visibles o tangibles, pero se descubrió que existían. Entonces surgió una necesidad de entender y comprender ese nuevo mundo.

Las vías para hacerlo eran muchas y diversas, entre ellas, la espiritualidad y el espiritismo. Era algo muy común, no se escondía, especialmente entre las clases ilustradas. Científicos importantes, así como artistas de diferentes lugares, lo seguían. Era una forma de canalizar aquello que residía en el inconsciente o en el espíritu, llevándolo a otros soportes.

Los descubrimientos científicos como los rayos X o la radioactividad influenciaron la cosmovisión de Klint. ¿Cómo tradujo estos avances tecnológicos en su lenguaje artístico, y cómo se ha plasmado este enfoque en la narrativa curatorial?

Hilma af Klint era una mujer de su época. No se puede mostrarla como alguien desconectado de la realidad que la rodeaba o como si hubiera creado algo fuera de contexto, como un ser aislado o extraño. Al contrario, era una mujer profundamente influenciada por su tiempo, y los avances científicos están reflejados en su obra.

Hilma af Klint tiene una serie dedicada al átomo, habla del hipervínculo y aborda múltiples temas científicos en su trabajo. Además, venía de una familia de cartógrafos. Su padre era un destacado cartógrafo y profesor en la Academia Naval, donde ella creció rodeada de lenguajes técnicos como las matemáticas. Todo esto permea su obra, que está llena de vocabulario científico, interpretado a través de su experiencia personal y su propio filtro espiritual. Es algo evidente y constante en su trabajo.

Retablo, Retablos, Grupo X, n.º 1, 1915

¿Cómo se ha estructurado el recorrido de la exposición y qué mensaje central se busca transmitir a los visitantes a medida que avanzan por las diferentes salas?

Lo que se ha intentado transmitir es que es una exposición retrospectiva centrada principalmente en la obra más importante para Hilma af Klint: ‘Las pinturas para el templo’. Aun así, se muestran algunas de sus primeras obras y también trabajos que realizó después de terminar ese ciclo, como una serie de dibujos en torno al átomo, pársifal y otros elementos. Estos muestran cómo su lenguaje siguió evolucionando, así como sus estudios sobre plantas y árboles.

Hilma af Klint estructuró su trabajo de manera muy clara, dejando su legado bien preparado para el futuro. Organizó sus obras en series, cada una con su propio ritmo y argumentación, todo meditado y muy medido. La exposición sigue esa esencia, respetando cómo ella quería que su legado llegara hasta nuestros días. El público va a encontrarse con una Hilma af Klint total, conociendo su obra a fondo desde el punto de vista tanto artístico como conceptual, determinado en torno a la teosofía, la antroposofía, los elementos masculino y femenino, el origen del caos y del mundo, y otros aspectos relacionados con las religiones. 

No solo tenía la capacidad para visionar desde un punto de vista espiritual el tiempo que le tocó vivir. También tuvo una visión de futuro al saber que su obra sería mejor comprendida en el futuro, como ahora así sucede. Es algo mágico. 

Sí, Hilma af Klint es un artista que se ha empezado a estudiar hace relativamente poco, y eso la convierte en una figura mágica porque aún nos permite descubrir muchas cosas de ella. Aunque es probable que dentro de 10 años, las lecturas que hacemos hoy de su obra puedan parecer obsoletas.

Síí mostró su trabajo al público en dos ocasiones, en exposiciones relacionadas con la teosofía y la antroposofía. Incluso le ofrecieron la posibilidad de donar sus obras para un templo luterano, pero ella decidió no hacerlo porque pensaba que la gente no comprendería su obra desde esa perspectiva. Prefirió esperar a un público más preparado, uno que pudiera absorber su lenguaje relacionado con la antroposofía, el rosacrucismo y la teosofía.

Ella creyó que solo tendrían que pasar unos 20 años para que su obra fuera comprendida, pero la realidad es que hemos tardado mucho más. Aún nos queda mucho por aprender y descifrar de Hilma af Klint y de su obra. Todavía hay un largo camino por recorrer en su estudio.

Serie Eros, Serie WU/Rosa, Grupo II, n.º 5, 1907

Los diez mayores, Niñez, Serie sin título, Grupo IV, n.º 1, 1907

¿Qué significado tenían para ella las ‘Pinturas para el templo’?

Las ‘Pinturas para el templo’ surgieron de un encargo de sus maestros espirituales, quienes le indicaron que debía crear estas pinturas para un templo helicoidal, donde estarían todas esas pinturas. En el trabajo de Hilma af Klint siempre está presente la idea de que partimos de un caos primigenio, donde todo estaba unido: no existían diferencias ni dualidades, como el espíritu y la materia, o lo masculino y lo femenino. Tras ese caos primigenio, todo quedó separado, y su obra buscaba reunirlo de nuevo. El templo que imaginaba nunca se construyó, pero la exposición que tuvo lugar en el Guggenheim de Nueva York adquirió un significado especial, ya que, por su forma arquitectónica en espiral, se acercaba a la visión que Hilma había soñado.

Estas instrucciones de los guías espirituales, ¿las llevaba a cabo durante las sesiones de espiritismo con el grupo de Las Cinco  (De Fem)? ¿Cómo impactaron estas reuniones en su obra?

Sí y no. Al principio Hilma trabajó con el grupo de Las Cinco, un subgrupo de la sociedad filosófica que realizaba reuniones de espiritismo. Estas cinco mujeres, entre las que estaban Mathilda Nilsson,un personaje importante en la teosofía, y otras artistas como Anna Cassel, Cornelia Cederberg, Sigrid Hedman, la propia Hilma, se reunían y utilizaban dos técnicas: el dibujo automático, del cual mostraremos algunos ejemplos en la exposición, y la escritura automática, que empleaba una técnica similar a la ouija. Fue en una de estas sesiones donde Hilma recibió la encomienda de los maestros espirituales para crear las pinturas para el templo.

Aunque les planteó la idea a las demás artistas del grupo, fue Hilma quien lideró y llevó adelante el proyecto. Se preparó durante nueve meses, tanto física como psicológicamente, con una dieta vegana y cuidados especiales para estar lista para la tarea, consciente de que sería un encargo importante y difícil. Aunque en algunas obras recibió ayuda, en otras trabajó completamente sola.

Sin título, Las Cinco, 1908

Las Cinco, como muchas mujeres artistas espiritistas de la segunda mitad del siglo XIX, defendieron la solidaridad femenina y la idea de lo femenino sagrado. ¿Cómo se refleja este concepto en la obra de Hilma af Klint?

Hilma af Klint es una mujer, primero, como muchas otras artistas que la rodeaban y otras mujeres de su época. Sabemos que firmó para que las mujeres en Suecia pudiesen votar y que fue una de las primeras integrantes de la Asociación Artística de Mujeres Suecas, que organizaba exposiciones exclusivamente femeninas porque, a menudo, tenían más dificultades para acceder a esos espacios.

Además, el espiritismo y la teosofía fueron movimientos en los que las mujeres tuvieron un papel importante. La líder inicial de la teosofía fue Helena Blavatsky, y más tarde Annie Besant. Aunque después la antroposofía cobró fuerza bajo la figura de Rudolf Steiner, las mujeres eran consideradas más dotadas para canalizar mensajes espirituales, lo que les permitía desempeñar un rol relevante en un ámbito donde la sociedad les negaba oportunidades en otros campos. De ahí que el movimiento sufragista estuviera muy relacionado con estos elementos, ya que muchas de estas mujeres eran ilustradas.

En Suecia, por ejemplo, las mujeres no tenían acceso gratuito a la formación, a diferencia de los hombres. Solo las de clases altas podían permitirse pagarla. Hilma pertenecía a una familia que le facilitó tanto a ella como a su hermana poder estudiar. De hecho, cuando ella ingresó en la Escuela de Bellas Artes, solo unos años antes se había permitido la entrada de mujeres, aunque inicialmente de manera testimonial. Las primeras tuvieron que abandonar por el trato despectivo de sus compañeros.

El cisne, Serie SUW/UW, Grupo IX/SUW, n.º 13, 1915

¿La serie ‘WU/Rosa’ tiene algún vínculo con el principio femenino? ¿De qué manera se manifiestan los elementos de geometría sagrada en esa serie?

La serie ‘La rosa’ está más bien relacionada con la filosofía rosacruz, que viene del siglo XVII. Es cierto que en la obra de Hilma el masculino y el femenino están representados: el femenino con el azul y el masculino con el amarillo. A veces, estos roles se intercambian en su paleta.

En la serie ‘La rosa’, dentro de sus diferentes grupos de obras, hay piezas fantásticas, como las grandes pinturas de figuras en las que vemos a un hombre y una mujer unidos por el sistema sanguíneo, compartiendo un mismo corazón. Es un constante en su obra, esta idea de la unión entre lo masculino y lo femenino. En ocasiones, se representa a sí misma como San Jorge luchando contra el dragón, lo cual añade capas de lectura a su obra.

Y con respecto al concepto de género, ¿qué rol juega el cisne como símbolo en la exploración de temas de espíritu y dualidad en la obra de Hilma af Klint?

La dualidad se refleja, por ejemplo, en el cisne. Tras el caos primigenio, existe una dualidad en el concepto del cisne, donde se manifiesta a través del Cisne Negro y el Cisne Blanco, que quedan enganchados y unidos por un corchete y un cubo, formando un hipervínculo. Esta idea de unión es una constante en la obra de Hilma af Klint, quien buscaba retornar a un mundo sin opuestos, ya que todo es uno.

El punto de vista de Buda en la existencia mundana, Serie II, n.º 3a, 1920

Una idea que podemos encontrar en ‘El árbol del conocimiento’, reflejo, además, de diversas imaginerías, como la cristiana, la teosófica y otras creencias de tipo místico.

Sí, pero como en toda su obra, están presentes estas imaginerías porque, al final, la teosofía se alimenta de diferentes religiones. No surge de la nada, sino de un conocimiento profundo de muchas creencias religiosas. Elementos como la cruz o la rosa son constantes en su trabajo.

‘El árbol del conocimiento’ también representa la unión de dos mundos, donde las ramas actúan como un sistema sanguíneo, permitiendo la transición entre el mundo material y el espiritual. Esta conexión es recurrente en su trabajo.

El árbol del conocimiento, Serie W, n.º 1, 1913

Durante tu investigación sobre Hilma af Klint, ¿qué descubrimiento te ha sorprendido más y cuál ha sido el mayor reto a la hora de organizar la exposición, especialmente en lo que respecta a transmitir o contextualizar su obra?

En cuanto a la investigación, estoy trabajando en la exposición junto a Tracey Bashkoff, quien trabaja en la comisarió en Nueva York. He tenido la suerte de que se han realizado importantes exposiciones sobre Hilma recientemente, lo que ha facilitado el trabajo en torno a su figura.

Lo que más me ha impresionado en esta investigación es la necesidad de mostrar que Hilma af Klint no era una mujer aislada de su contexto. Al contrario, representa un reflejo de muchas mujeres de su tiempo. Su obra es el resultado de una época y un contexto científico, religioso y social específicos. No es un “bicho raro”, sino una mujer consciente de lo que hacía y de cómo lo hacía. Su trabajo es el producto de una sociedad en la que creció y se desarrolló.

Evolución, Serie WUS/La estrella de siete puntas, Grupo VI, n.º 16, 1908

Consigue tu entrada en la web del Museo Guggenheim Bilbao para ver la exposición ‘Hilma af Klint’, abierta al público entre el 18 de octubre de 2024 y el 2 de febrero de 2025.

#surrealistasyvisionarias