Hablamos con el editor, responsable de elaborar el libro con el que la icónica firma de origen español celebra sus 170 años de historia.
Faltan escasos minutos para que den las doce. El aire transporta en su brisa la frescura de una mañana de noviembre, mientras que la vibrante luz bendice, con su blancura y calor, el interior del antiguo invernadero del Real Jardín Botánico de Madrid, entre cuyas salas se celebra la exposición “LOEWE: Pasado, Presente, Futuro”.
Es el 17 de noviembre de 2016, el día elegido por la notoria firma para presentar los diferentes actos de celebración de sus 170 años de historia. Entre ellos, una colaboración especial de 13 fotografías florales realizadas por Steven Meisel, y la reinauguración de su tienda de la Calle Serrano. Un espacio rediseñado por completo y que responde al nuevo concepto de tiendas que Jonathan Anderson, su actual director creativo, quiere impulsar.
Interior de CASA Loewe Madrid, con el mural de piezas cerámicas obra de la artista Gloria García Lorca.
En el Jardín Botánico se ultiman los detalles para la fiesta de la tarde, y en la parte en la que nos encontramos el Pabellón Villanueva luce diferente, similar a un paisaje caleidoscópico en el que se entremezclan la frondosidad vegetal que irrumpe a través de los cristales, con las imágenes y los objetos de Loewe que bañan suelo, paredes y techo. Situados como pequeños manantiales de luz de los que brota la paz serena, los ejemplares abiertos esparcen la magia y el misticismo de sus 592 páginas. Un vibrante libro conmemorativo que ojeamos con curiosidad, y sobre el que nos acercamos a preguntar a su compositor, el editor Luis Venegas.
¿Ha sido difícil la labor de selección en un archivo que contiene 170 años de historia?
No ha sido nada difícil, lo cierto es que me lo he pasado muy bien. Cogí el proyecto con mucha ilusión la verdad. La única guía que tenía en mi cabeza era que la imagen o el objeto que elegía para fotografiar me emocionara, que de alguna manera viera algo en él que me pareciera digno de contar en el libro.
También ha sido muy divertido poder trabajar con Flor, la persona encargada de los archivos y del museo Loewe. Ella me enseñaba piezas preciosas que constituían los grandes éxitos de la casa, pero yo siempre estaba más interesado en los pequeños éxitos, incluso en aquello que podríamos considerar como pequeños fracasos. Al final todo eso conforma la historia y el espíritu de la casa.
Interior de la exposición “LOEWE: Pasado, Presente, Futuro”.
Entre las “sorpresas” que has encontrado realizando el proyecto, ¿cuál ha sido la que más ha llamado tu atención?
Había una historia sobre una modelo de la casa, que al final ha terminado por convertirse en la imagen de la exposición. Era una trabajadora en la fábrica de Loewe, a la que cada vez que había una colección nueva le decían, “¿Oye, puedes subir un momento que te vamos a probar?”, y a partir de esas pruebas confeccionaban su catálogo interno.
Hay casas que tienen una modelo especial para eso, pero ella era una trabajadora. Encontré fotografías suyas que van desde finales de los años 60 hasta principios de los 90, a través de las que se puede ver su evolución, cómo va cambiando de estilo en su peinado, cómo se maquilla de manera diferente, y todo un conjunto de detalles que encontraríamos en cualquier mujer a la que ves pasar por tres o cuatro décadas de su vida. Era una historia realmente interesante y, sin embargo, una de las cosas que tenían en una cajita pequeña, medio olvidada.
Probablemente no haya nadie que se haya probado tantas cosas de Loewe como ella, y al final se ha convertido en la imagen de la exposición y del libro, porque hablamos de una persona que ha trabajado en Loewe, porque existe un vínculo emocional con la casa, porque lleva cuero, lleva ante, muestra su piel. Recoge en su figura toda la historia de la casa. Al mirarla no sabes muy bien de qué año es. Podríamos haberle hecho la fotografía hace dos meses o hace 30 años.
La trabajadora y “modelo” María José Catena en una imagen perteneciente al archivo de Loewe, Colección SS 1983.
“Loewe: Pasado, Presente, Futuro”. ¿De qué manera este volumen recoge ese futuro, ese “lo que está por venir”?
Para mí en el libro está muy claro. El pasado es todo lo que tiene que ver con el archivo de Loewe y con cosas anteriores a la época actual. El presente es todo el trabajo de Jonathan, junto a las campañas que hace con Meisel y Jamie Hawkesworth. Y el futuro está presente mediante una serie de imágenes que al mirarlas puedes pensar que no sabes muy bien porqué están ahí… No deja de ser España, que debía de formar parte también del libro, pero sin enseñar los típicos tópicos, sino mostrándola de una manera diferente. Unas fotografías que de repente hacen surgir ese “¡Huy!” que enciende la llama para que haya gente que diga “por qué no trabajamos con aquella imagen que venía en el libro y tratamos de hacer…”. Imágenes que siembren la semilla de la inspiración.
Cuando algo te inspira, de alguna manera se convierte en la promesa de que algo va a suceder. Esa era la idea, que debería seguir funcionando si te compras el libro dentro de 30 años. Estar haciendo algo que puede terminar inspirando a alguien mañana, ahí está esa mirada hacia el futuro.
Montaje y anotaciones del libro conmemorativo de Loewe elaborado por Luis Venegas.
Defines el libro como “Pura subjetividad”. ¿Has hecho lo que has querido?¿Qué proceso has seguido para elaborar y diseñar esta “guía de estilo”?
Desde que Loewe trabaja con la agencia M/M (Paris) elabora unos lookbooks que ya se han convertido en marca de la casa, así que no me he salido mucho de ahí. Lo que sí me ha interesado, y me ha importado mucho, es cada vez que he enfrentado una fotografía con otra, y sobre todo la secuencia, el orden con el que se van mostrando las imágenes. Puede parecer una tontería, pero no es cogerlo y meterlo de cualquier manera. Tiene que haber unas fotografías que te diviertan, tiene que haber momentos que te desconcierten, otros que no te gusten. Un poco de todo, pero sobre todo tiene que provocar emociones.
Si surgía alguna duda, Jonathan me repetía: “Luis, es tu libro, it’s your book, do what you want. It’s your book ”. Eso me ha parecido algo muy generoso por su parte. Me han dado, sobre todo Jonathan, mucha libertad, y he hecho uso de ella lo mejor que he sabido.
Imagen de Luis Venegas mientras trabaja en la elaboración del libro.
La decisión de no atender a ningún orden cronológico en la manera de organizarlo ¿responde a la intención de dar una imagen cohesionada de la historia de la casa al margen de personalísimos?
A decir verdad sí que hay un poco de cronología. Las colecciones y el trabajo de Jonathan sí se presentan de esta manera, lo que pasa es que hay muchas cosas que suceden en medio que no siguen esa cronología. Y sí que aparece cierta cohesión, pero porque realmente la hay, llegando a momentos en que no sabes si estás viendo una cosa de los años 70 o de los 90.
Desde el primer momento lo que no quería hacer era el típico libro didáctico y cronológico. Todos esos hitos y momentos importantes están presentes, pero de otra forma. Al final, si quieres conocer esos datos te metes en la Wikipedia y los encuentras. Yo quería que el libro generase un vinculo emocional, que a la gente le resultara excitante. Quería que al mirarlo provocara, que fuera como un puñetazo en la cara.
Impresión de las páginas a la espera de ser montadas.
Jonathan Anderson decía que has desenterrado algunos recuerdos increíbles que demuestran que el lenguaje que se está utilizando ahora mismo en Loewe, siempre ha estado ahí. ¿Qué características dirías que tiene este lenguaje?
Los años más inmediatamente anteriores a él tal vez han sido los años menos excitantes. Loewe siempre ha mantenido sus estándares de calidad, algo que siempre ha sido marca de la casa, pero quizás los objetos que se diseñaban no eran tan excitantes como en otras épocas. Sin embargo, en una casa de 170 años de historia, hay 150 años en los que la creatividad, la vanguardia y el gusto por hacer cosas inesperadas siempre ha estado presente.
Del ADN de la casa forman parte la creatividad, la vanguardia y un cierto gusto por el divertimento. Hay una cajita con un ratón en el asa que data de los años 30, y que alguien hiciera algo así en aquella época no es algo tan habitual. Existe una especie de sentido del humor y de sentido lúdico en la manera de hacer las cosas. Eso es algo que me parece realmente especial y único.
Pruebas de impresión desechadas.
Cuando Jonathan Anderson se convirtió en 2013 en el nuevo director creativo de la casa, introdujo algunos cambios que se cuestionaron mucho al entenderlos como una traición al espíritu “clásico” asociado a Loewe. ¿Anderson ha modernizado Loewe, o Loewe siempre ha sido moderna?
Yo creo que el espíritu de Loewe siempre ha sido moderno, pero no siempre se ha tenido en cuenta por parte de las personas que han trabajado en la casa. Y desde luego, en los últimos años nadie lo ha hecho como Jonathan.
Sin duda él es quien ha modernizado la marca, quien la ha vuelto a situar en el mapa internacional y quién le ha dado relevancia. Antes, durante las Fashion Weeks de París a los desfiles de Loewe, no iba la gente que realmente importa del mundo de la moda. Era una de esas marcas que se mantienen porque son anunciantes y las revistas están como medio obligadas a seguir yendo a rendirles pleitesía, pero no era el desfile por el que los estudiantes de moda se peleaban por entrar. Y esto ahora sí es Loewe. Y para mí esto ha sido trabajo de Jonathan. Es una apuesta suya personal por hacer las cosas de otra manera. El hecho de que un libro de estas características me lo encargue a mí, por ejemplo, también es un signo de esa manera de trabajar. No se lo encarga a una gran editorial, no. Se lo encarga a un editor independiente porque siente una conexión especial con esa persona, por su forma de trabajar, y más allá de lo que se pueda esperar de la manera de actuar de una casa tan importante como Loewe.
LOEWE: Pasado, Presente, Futuro
Del 18 de noviembre al 9 de diciembre, 2016
Real Jardín Botánico · Madrid
