Putochinomaricón: “Tu revolución no me interesa si no la puedo bailar”

13 / 01 / 2020
POR David Arias

Putochinomaricón es una patada en la boca a la intolerancia. Prejuicios como juventud vacía, chinos que abren bazares, gays consumistas o superficiales son imposibles de aplicar a este combativo artista. 

Fotograma del tema ‘El Test De La Bravo Y La Superpop’, de Putochinomaricón

Su mayor arma es la inteligencia y el costumbrismo. Normalizar lo excepcional es una de sus misionesDe origen taiwanés, conoció desde muy joven el significado de la opresión social generada por los prejuicios. Racismo y homofobia como sinónimos de temor al diferente. En Chenta Tsai estos conceptos se resumían en la cantinela que más escuchaba: Putochinomaricón

Pronto supo ver cómo devolver esos desprecios apropiándose de ellos. Violinista en su juventud, arquitecto, periodista, escritor, productor, músico; Chenta es un prodigio de erudición que ha sabido vehicular a través del pop como lenguaje universal contra la intolerancia. Mensajes bailables y sencillos de comprender creados por un artista que ha sabido vivir entre dos mundos diferentes, debido a su origen y a su sexualidad, para batallar contra las cloacas de la sociedad occidental con grandes dosis de talento, ironía y diversión. Sus palabras son una guía fascinante contra la intolerancia. Hablamos con Putochinomaricón para conocer más a fondo su forma de concebir el mundo, comprender su percepción personal de la sociedad actual y desgranar sus proyectos más recientes.

Chenta Tsai, alias ‘Putochinomaricón’

Sigues muy conectado con tu cultura. Te has ido de vacaciones este pasado verano a Taiwán.

Sí, este año he conectado un montón con mi identidad. No solo en la parte de mi taiwanitud, sino en todo lo que concierne a mi sexualidad. He estado en contacto con colectivos queer, que allí se dice cu’er, que significa juventud guay. Es fascinante. Me apetece mucho volver.

¿Qué representa tu nombre artístico?

Es una apropiación de un insulto con el que crecí. Tomé la teoría queer de reivindicar estos insultos y apropiarme de ellos neutralizando su significado. Mi obra gira en torno a eso: coger todo lo que me ha hecho sentir pequeño o me ha oprimido y empoderarme con ello de una manera divertida, porque tu revolución no me interesa si no puedo bailar.

Putochinomaricón, imagen de la marca peSeta

¿Qué costumbres o hábitos de la cultura taiwanesa crees que deberíamos adoptar en España, y viceversa?

Mutuamente tenemos que escuchar nuestras sexualidades ancestrales. La historia de Asia en general es muy rica y nos puede dar pistas sobre el trato a las disidencias sexuales antes de que entendiéramos nuestras disidencias desde un punto occidental o normativo.

¿Qué te has encontrado con más frecuencia en España: xenofobia u homofobia?

Es complicado de decir. No me gusta crear una jerarquía de opresiones. Están tan entrelazadas que no te sabría decir cuál se impone.

Mucha gente te empieza a ver como un icono. ¿Cómo lo llevas?

Siempre me he considerado parte de la lucha. No me doy cuenta de estas cosas porque estoy muy metido y desde dentro no las veo. Me considero uno más de los activistas que luchan en contra del racismo o de la homofobia. No me veo un icono, solo un cuerpo desobediente más que está harto de sistema heteropatriarcal y racista.

@putochinomaricon

¿Cuál es tu proceso a la hora de componer los temas?

Espero que mi trabajo sea lo más sincero posible. Por eso me baso en mi vida, en el costumbrismo total. Lo personal es político, lo cual es un lema feminista. Siento que mi forma de acercarme al activismo es desde ese lugar. Por ejemplo, tuve un programa en M-21, que se llamaba Nada Especial, que el nuevo alcalde nos ha quitado. Invitábamos a voces de diferentes sexualidades y hablaban de sus experiencias vitales y su día a día desde un punto de vista normal y cotidiano. Siempre he reivindicado eso porque siento que en la política se usa un lenguaje no accesible a todo el mundo, porque no todos hemos tenido el privilegio de haber tenido acceso a estudiar. Lo que intento reivindicar son las experiencias sexuales sin pretensión alguna. Quiero ser lo más sincero y lo más directo posible para que resulte accesible a través de herramientas tan accesibles como el pop. Por eso amo el pop.

¿Cuál es tu secreto para conectar con la gente?

Me preocupa que solo se escuche en el círculo en el que estamos nosotros o nosotras y que este mensaje no llegue hasta fuera, o que llegue pero no vean el universo que gira en torno al proyecto musical y que se queden con una idea sintetizada de lo que podría ser Putochinomaricón.

¿Te sientes más a gusto produciendo o actuando?

Me encanta producir, pero depende del momento. Actualmente, estoy muy introspectivo porque estoy escribiendo mi tercer EP. En momentos así solo quiero estar en el estudio, sentado en el suelo, apoyando el ordenador en la silla del piano, componiendo. Esto va cambiando. En época de festivales estoy a tope y solo quiero cantar.

¿Cómo fue el proceso de grabación de Miseria Humana? 

La verdad es que fue un experimento. Nunca había trabajado con tanta gente. El primer EP fue totalmente autoproducido. Miseria Humana fue tras haber firmado con Elephant Records que me dio más recursos. Estoy aprendiendo a trabajar en equipo, que aún me cuesta. A pesar de ello trabajé con un equipo muy interesante, y gracias a ellos he podido experimentar diferentes sonidos. Como en Ojalá que es más punk-pop o Doble Clic Azul que se asemeja más a la estética del primer EP.

‘Doble Tic Azul, por Putochinomaricón

¿Te consideras músico, arquitecto o pensador?

El proyecto de Putochinomaricón surgió desde las redes e Internet. Aún estoy experimentando cuál es mi medio, por eso no he sentido presión a la hora de crear. Al final, la música es una de las muchas herramientas de resistencia políticas que existen y que me gusta utilizar. También me expreso en diferentes medios a través del audiovisual, de las redes, de la arquitectura, de la escritura.

¿Cómo empezaste en la música?

Empecé a tocar el piano a los cinco años. Estudié violín en el conservatorio. En un principio me iba a presentar para ser profesor de violín, pero descubrí que quería hacer algo más creativo. Quería crear contenido, no interpretar. Por eso me metí en arquitectura, que era demasiado técnico, lo terminé también, pero necesitaba algo más orgánico que utilizara un lenguaje que conectara con el público en general. En las universidades se utiliza un lenguaje demasiado académico y hace falta que el mensaje de la cultura sea más accesible para todos. Siempre me interesó el pop. En las clases del conservatorio yo tocaba tanto el Heat of the night de Aqua como a Schubert.

Putochinomaricón

¿Qué recuerdos tienes del lugar donde creciste, Vallecas?

De resistencia y de cuidados. Es un lugar muy importante para mí. Me cuidaron mucho. Me siento muy afortunado de haber crecido en Vallecas.

¿Crees que el ‘postureo’ reside fuera de Vallecas?

Es peligroso utilizar el discurso de ser lo más cool. Es muy conflictivo decir por ejemplo que el barrio más cool de Madrid es Lavapiés simplificando todas las movidas que están pasando allí, desde la gentrificación hasta las redadas racistas de la policía. Me da mucho miedo eso. El postureo es peligroso en ese sentido, en el daño que puede provocar al urbanismo y a la vida de los barrios.

¿Qué ha cambiado a nivel social en España o Madrid?

Siempre pienso en lo que hay que cambiar. Ahora con el nuevo alcalde estoy muy pesimista. No sé qué progreso pudimos haber tenido. Las iniciativas no han sido efectivas.

@putochinomaricon

¿Qué década te hubiera gustado vivir?

Me hubiera gustado vivir lo mismo, pero en Taiwán para ver qué onda. Allí la cultura pop se entiende de otra manera y creo que sería un enunciado bastante interesante.

¿Qué prefieres: comida española o comida china?

Me encanta todo. Yo soy de fusión 100%. Fusiono la tortilla con el kimchi coreano o el tofu con lo que pille. No puedo elegir. Cuando estoy en Taiwán echo de menos la comida de España y al revés.

¿Qué significa para ti el éxito?

El éxito está muy identificado con una ideología capitalista. Para mí es cumplir contigo, con la comunidad y con tu familia. Es algo más intangible y espiritual.

Existen prejuicios hacia el extranjero, el homosexual o el diferente basado en fábulas absurdas como que los chinos en España no mueren porque no aparecen en las esquelas. ¿Cómo combatir contra algo así?

Es complicado. Creía que la educación era la clave, pero pensar así es clasista porque no todos tenemos el mismo privilegio a acceder a cierto conocimiento. Lo más importante es escuchar, no solo las voces que están arriba sino las voces que están creando. Ahora se empieza a visibilizar a las disidencias o a las mujeres, pero no se ha llegado el punto de aprender a escuchar.

Putochinomaricón desfilando para Outsiders Division en MBFWMadrid

Es el camino que hace la música, ¿verdad?

Totalmente. No hace falta hablar sobre el racismo per se. Hablar como una persona racional de tus experiencias es hacer política. Se ve también en las series donde los asiáticos somos personas unidimensionales que abren un restaurante o un bazar y punto. Hablar de nuestra normalidad es la mejor forma de hacer política contra el racismo social e institucional tan arraigado.

Después de estos años me siento cada vez más cómodo en la contradicción. Estoy usando las herramientas que nos excluyen. Utilizo el pop que se suele usar de manera banal y de repente le inyecto un contenido x, eso es una contradicción. Pero me siento cada vez más cómodo en ella, porque en realidad es lo que nos hace humanos.

‘Arroz Tres Delicias’, tu libro,  ya es una realidad tangible que podemos adquirir ¿Cómo surgió y qué mensaje tratas de transmitir en sus páginas?

La verdad que todo ocurrió de manera muy orgánica. El año pasado se puso en contacto conmigo Lucía González, que trabaja en El País, y me propuso escribir una columna para la sección de Madrid sobre mis experiencias vitales y cómo es crecer y vivir en Madrid siendo una persona racializada, diferente sexual y artista.

Se lo agradezco muchísimo. Gracias a ella y a esta oportunidad descubrí que a través de este medio podía expresar muchas cosas que a través de la música no podía hacer. No quiero deslegitimar el poder de la música para expresar ideas, pero es otro espacio muy interesante. Tras leer mi columna me llamó Gonzalo, que trabaja para Penguin Random House, y ahora es mi editor, y me propuso escribir un libro. De ahí nació Arroz Tres Delicias.

El objetivo tras del libro no fue tanto representar una comunidad entera, porque cada persona es un mundo. El objetivo del libro ha sido hablar del racismo y de la intolerancia desde mis experiencias vitales. Siento que parte de un lugar muy sincero y honesto. Este libro recupera esa voz que se nos ha quitado. Es muy importante que contemos nuestras propias historias. Desde que saqué el libro lo que más me ha impresionado es la gente del colectivo que se sintieron representados en él. Ese acercamiento no lo cambio por nada. El mensaje que trato de lanzar es que sigamos luchando y enfadados. Siempre cuidándonos, pero combatiendo.

Putochinomaricón, imagen de la marca peSeta

 –