Betty Confetti, un ama de casa cumbiera

23 / 08 / 2016
POR Caro Urresti

Elizabeth dejó de ser Elizabeth para ser Betty cuando se instaló en Buenos Aires. Allí le puso nombre a ese sonido que desde la periferia de sus sentidos la cautivaba y la “cumbia” se le hizo carne en su cuerpo inglés.

 
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“Cuanto más conozco la cumbia y estudio el ritmo, menos la entiendo”, dice Betty Confetti.

 
En el 2005, se recibió en la carrera de Bellas Artes en la Universidad de Portsmouth y su tesis se centró en el sonido que nos rodea, que nos envuelve, que penetra nuestros espacios sin elegirlo. Ella fue su propia tesis cuando descubrió la cumbia. Llegó a Buenos Aires detrás de un gran amigo y con la intención de quedarse un par de semanas para luego recorrer Latinoamérica. Su amigo se convirtió en marido y su lengua nativa fue dejando espacio al español aporteñizado.
 
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Vivir un mundo familiar, el culto a la amistad como religión, convivir con músicos, hablar de arte y recibida con brazos abiertos, fue una experiencia de la que no se pudo ni quiso librar. Agarró la guitarra y comenzó a tocar. Primero de manera experimental y lúdica. Luego, junto a 2 amigas armaron la banda Las Kellies, tocaron rockabilly, garage, pospunk. Los disfraces eran parte de la seducción y la puesta en escena, y divertirse parte del lema. Salieron de gira por Europa, firmaron con un sello discográfico londinense y Dennis Bovell las produjo.
 
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En paralelo, Elizabeth Julia Worley (nombre completo), pinchaba música de todo tipo antes de los conciertos de Onda Vaga por lo que uvo que ser bautizada artisticamente con un nombre porpio y ahí fue cuando incorporó el «Confetti». Papel picado, matrimonio, marido, fueron apareciendo como atributos que comenzaron a delinear el personaje. Su elección musical era variada y folk, pop, kitsch, Gilda, la chicha peruana, Los Mirlos se colaban en su set. Armó una banda de cumbia: Betty Confetti y su conjunto Tropical.

Los mismos lugares que antes la recibían con Las Kellies, también le abrían las puertas a la propuesta algo absurda y risueña de una inglesa cantando cumbia en español. La cumbia se volvió su obsesión. Le resulta fácil componer en español, solo con tener un marco que defina, encapsula una frase, la vuelve letra y después le agrega melodía.
 
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Con el correr del tiempo, Betty Confetti fue incorporando condimentos, y así fue puliendo su estilo. Mujer elegante, con mucho calor, amante de la cumbia romántica, enamorada de los vestidos estampados, femeninos, de colores pasteles y vibrantes también. Su oído fue recibiendo las canciones de Los Angeles Azules (México), America Pop (Bolivia), Ramonita Vera (Paraguay). Entre sus referentes argentinos, ocupan el podio Gilda, Lia Crucet y Amar Azul.
 
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Muchas veces se encuentra frente a la pregunta de cómo puede ser que una inglesa esté tocando ese tipo de música- Ella admite que siempre estuvo abierta a recibir lo local, que no fue premeditado. No quiso imponer su historia, su lengua, sino correr riesgos.

La cumbia es una música funcional, para escuchar en fiestas. Hoy esta decodificando  las reglas, cuando es el agite, cuando la percusión tiene que explotar, cuando la voz cobra protagonismo. El cuerpo vibra y baila sin mediar la intelectualización. Es esa música que se cuela en un patio, por una ventana o desde un auto, antes Betty la sentía llegar desde la periferia, hoy es ella la que está en el centro de la pista cantando y bailando.

 

www-betty-confetti.com