A pesar de que ya no son unas niñas, estas gemelas australianas no han perdido la capacidad de crear mundos de fantasía. Quizá sea porque se retroalimentan la una a la otra o porque tienen acceso a una fuente desconocida que les surte inagotablemente de ficción. Etiquetarlas es muy difícil. Tampoco se dejan.
Sus influencias son muchas y variadas. Tienen una fuerte base emo (han compartido alguna foto de unos años que así lo manifiesta) que combinan con kawaii, ghetto gotik, un poco de afro, algo de hindú y mucho toque personal.
A veces son muy serias pero tienen un sentido del humor muy original que ha enganchado a decenas de miles de seguidores en youtube y cientos de miles en facebook.
Sus videos y fotos están repletos de estímulos: el maquillaje es siempre una declaración, la ropa y el calzado son inesperados y saben cómo hacer posibles combinaciones impensables.
En cuanto a la música, se dieron a conocer haciendo versiones de la también australiana Iggy Azalea, de Miley Cyrus o Sia.
Poco a poco han sido lanzando canciones propias. Llama la atención Dying to be thin, un tema que critica la exigencia de crearse una imagen ideal y la triste realidad que esto supone en la vida real. Anorexia, consumismo, miedos, frustraciones, mentiras o competiciones que encuentran su reflejo en redes sociales.
A pesar de la exótica extravagancia, estas gemelas llevan una vida bastante normal. Han estudiado moda y ahora también compaginan su actividad musical con formación en diseño de arte.
Con la cara lavada, aunque siempre con las cejas muy marcadas, se adivinan dos chicas normales a las que todavía les queda un largo camino por recorrer.
