Oliva María Rubio: “Todo el mundo quería tener un Beaton. Todos deseaban ser retratados por él”

29 / 06 / 2018
POR Jaime Martínez

Consiguió fotografiar a los grandes iconos del Siglo XX, ganar 3 Oscar y 4 premios Tony. Hablamos con la comisaria de la primera gran retrospectiva en España de la obra de Cecil Beaton.

 

 

Sin duda la exposición “Mitos del Siglo XX” de Cecil Beaton se ha convertido en uno de los grandes atractivos de esta última edición de PHotoEspaña, con la que el festival de fotografía más importante de nuestro país continúa con las celebraciones por su XX aniversario. Hablamos con Oliva María Rubio, comisaria de la muestra que puede visitarse hasta el próximo 19 de agosto en la Fundación Canal, de los secretos de esta edición tan singular del festival, sobre la exposición y las múltiples facetas que cultivó el célebre fotógrafo británico, y de la evolución de la fotografía como medio de expresión.

 

¿Cómo estás encontrando esta edición del festival?

Creo que está siendo una edición muy especial. El año pasado le dimos carta blanca a Alberto García-Alix para que hiciera una serie de exposiciones con los autores que más le interesaban, y en ese sentido hizo una selección que no tiene nada que ver con la que ha hecho este año Cristina de Middel. Se complementan en el sentido de que ambas tratan de una forma diferente de ver la fotografía, pero la de este año tiene quizás un planteamiento mucho más lúdico.

Llama la atención de esta edición esa propagación del festival hacia otras ciudades, provincias e incluso países.

Es cierto que es algo que llevamos haciendo algún tiempo, pero no de forma tan intensa como en estos dos últimos años. En la medida de que en 2017 estábamos celebrando la vigésima edición del festival y este 2018 el vigésimo aniversario de su nacimiento, hemos querido que otras instituciones pudieran servir también de altavoz de PHotoESPAÑA.

Has estado vinculada a PHotoESPAÑA prácticamente desde sus comienzos, ¿cómo fueron aquellos primeros años?

Sí, así es (risas). Empecé haciendo la coordinación general en el 99, y después estuve como Comisaria General durante los tres años de 2001 a 2003. A partir de entonces me quedé en La Fábrica, y continúo vinculada al festival como comisaria de una o dos exposiciones cada año y como miembro del comité de selección.

¿Echas de menos desempeñar ese papel de Directora Artística General que ejerciste de 2001 a 2003?

No, ¡en absoluto! (risas). Creo que ya cumplí mi cometido, me quedé contenta con lo que hice, y si algo también tiene de interesante PHotoESPAÑA es precisamente su capacidad para renovarse. Un comisariado general alargado en el tiempo al final termina siendo muy negativo, porque uno acaba por repetirse y por no deja entrar teorías ni ideas nuevas. Pienso que el modelo de comisariado de 3 años que veníamos haciendo durante tanto tiempo, probablemente es lo que ha mantenido al festival mucho más fresco y abierto a todas las tendencias. Para estos dos últimos, coincidiendo con los XX aniversarios, decidimos cambiar, impulsar esta idea de dar carta blanca no a comisarios sino a fotógrafos, y que fueran ellos los que hicieran sus propuestas. Para el año que viene ya veremos que hacer.

 

Fotografía de la Baronesa Fiona Thyssen-Bornemisza, 1966. ©The Cecil Beaton Studio Archive at Sotheby’s.

 

Poniendo el foco ya en la exposición, ¿cuál es el Cecil Beaton que vamos a descubrir en esta retrospectiva?

Como sabes Cecil Beaton fue un hombre que podríamos calificar “del Renacimiento”, en el sentido de que tenía muchos saberes y de que era capaz de ponerlos todos ellos en práctica al mismo nivel de calidad. No solamente era fotógrafo, sino buen dibujante, buen escritor y un extraordinario diseñador de decorados y de vestuario. Realmente nos encontramos ante un personaje fascinante, en el que la fotografía de moda y de retrato fueron las actividades que desarrolló de manera más cotidiana, pero que sin embargo cultivó todas esas otras facetas por las que sería igualmente reconocido; y todas ellas las vamos a poder ver reflejadas en esta muestra.

¿Qué particularidades dirías que tiene su trabajo para resultar tan significativo dentro del mundo de la fotografía?

La principal es que durante seis décadas tuvo la gran suerte de fotografiar a todos los grandes personajes de la historia del Siglo XX, muchos de los cuales contribuyeron a cambiar el mundo.

Hemos querido centrar la exposición en sus retratos, porque entendemos esta faceta suya como la más representativa de su trabajo. A través de ellos vamos a descubrir esa capacidad que tenía de adaptarse a los tiempos, pasando de fotografiar la fiesta y la diversión de los años 20 y 30, a mostrar los horrores de la Segunda Guerra Mundial, para posteriormente recoger todo aquel nuevo mundo que surgió en el Londres de los años 60; con los activistas, las top model y la música.

¿Cómo se ha organizado la exposición?

No queríamos que siguiera un orden estrictamente cronológico, sino que fuera mucho más dinámica y divertida. Como fotografió todos los ámbitos de la cultura y la sociedad, en función de eso la hemos dividido en cuatro partes.

“Cine y Hollywood” sería la primera. En ella fundamentalmente nos encontraremos con aquellos retratos que comenzó a hacer a partir de 1928 y 1929, cuando llega por primera vez a los Estados Unidos y a Hollywood, a dónde continuará yendo como mínimo una vez al año para fotografiar a todas las grandes figuras de la escena. Esta parte es muy interesante porque es justamente donde podremos apreciar mejor esos dos estilos tan diferenciados que desarrolló. El de su primera etapa de los años 20-30, con una importante presencia de decorados y escenografías, y el cambio que se produce después de la guerra hacia un estilo mucho más limpio. En la segunda parte, “Arte y cultura”, encontraremos a los pintores, escritores, escultores, músicos y demás personajes de la cultura en general. La tercera corresponde a “Moda y Belleza”, donde agrupamos a todos aquellos grandes diseñadores que retrató, que van desde Balenciaga a Christian Dior, Coco Chanel o Elsa Schiaparelli, y a las modelos, con nombres tan importantes como Twiggy o Penelope Tree. Ya en último lugar tendríamos el apartado “Sociedad y política”, en el que veremos sus retratos de la aristocracia, la política y la Familia Real Británica, para la que trabajo durante tantos años.

¿Qué clase de material es el que conforma la exposición?¿Vamos a encontrar algo de material inédito?

Como sabes esta es su primera retrospectiva en España, así que para nosotros los españoles todo va a ser prácticamente inédito (risas). Lo que sí que hemos querido hacer es un esfuerzo por incluir a los personajes de la sociedad española a los que fotografió, como al Duque y la Duquesa de Alba, a nuestra Reina, ahora Reina Emérita, a la Marquesa de Llanzol o al famoso torero Dominguín.

 

Exposición “Cecil Beaton, mitos del Siglo XX”. ©Fundación Canal.

 

¿Qué crees que influyó de una manera más notable en que terminara convertido en ese gran fotógrafo del siglo XX?

Creo que él sobre todo tuvo dos grandes suertes que lo ayudaron a convertirse en ese gran fotógrafo. La primera, que en 1927 un aristócrata y mecenas inglés, Stephen Tennant, le invitara a una fiesta en su casa. Tennant pertenecía a la asociación Bright Young Things, “Los jóvenes brillantes”, un grupo de jóvenes aristócratas conocidos por llevar un estilo de vida hedonista y bohemio, y con una fuerte influencia en la Inglaterra de los años 20 y 30. Con esa cena Tennant le abre las puertas a todo ese mundo de la aristocracia, algo que resultará muy importante para Beaton y para el desarrollo de su carrera.

La otra persona que será fundamental, y que por ello la hemos querido destacar en la exposición con una luz especial, es la poeta de vanguardia Edith Sitwell, hermana de los también escritores Osbert y Sacheverell; por entonces unas figuras muy destacadas del mundo de la cultura en Inglaterra.

El establecer esa relación por un lado con la aristocracia, y por el otro con la cultura de la mano de Edith Sitwell, es lo que le abrió el camino a convertirse en ese gran fotógrafo. Cuando después es invitado por Vogue a fotografiar a todos los grandes de Hollywood, su cerrera entonces ya se vuelve imparable. De hecho ya en los años 30 todo el mundo quería tener un Beaton. Todos deseaban ser retratados por él.

¿Crees que con su trabajo ayudó a conferirles parte de esa magia con la que aun recordamos a muchos de estos grandes iconos del Siglo XX?

Sin ninguna duda. Por poner un ejemplo, hay una cosa preciosa que le dijo Audrey Hepburn acerca de los retratos que le hizo, y fue: “Yo siempre había soñado con ser bella. Viendo tus fotografías esta noche, he pensado que en algún momento lo fui”. Él sabía captar muy bien esa belleza de los personajes a los que retrataba.

¿Debemos entenderlas entonces como relaciones de las que todos salían favorecidos?

Efectivamente. Lo vemos en las fotografías de Audrey Hepburn, en las de Marilyn Monroe o en las de Greta Garbo, que son absolutamente fascinantes. Con Greta Garbo además tuvo una relación muy especial. Se enamoró de ella, ella no le hizo mucho caso… pero durante los años 45-46 mantuvieron una relación más allá de amistosa.

Leí algo de una proposición de matrimonio.

Sí, así fue. Pero ella le rechazó. No tuvo suerte. Así como profesionalmente creo que fue el gran fotógrafo de la época, personalmente su vida fue un tanto menos exitosa. También tuvo un gran amor, un hombre, con el que tampoco funcionó…

El mecenas Peter Watson, ¿verdad?

Exactamente. Supongo que todo no puede ser.

Él sobre todo fue un gran trabajador. Un hombre muy perfeccionista. Hay de hecho una anécdota de cuando abrió su estudio en los años 30 en Ashcombe House, una casita de campo en el condado de Wiltshire, y en la que todos los fines de semana daba unas fiestas interminables, sobre lo que escribió: “Con cada visita que recibimos en Ashcombe yo hacía más y más fotografías. Rara vez no tenía una cámara compacta a mano. Hacer fotos se volvió para mí un acto reflejo, casi como respirar”. Creo que eso lo dice todo. Cuando una persona tiene esa capacidad de trabajo, esa pasión por lo que hace, lógicamente llega lejos. Con eso y con un poco de ayuda claro (risas).

 

Fotografía de Audrey Hepburn, 1963. ©The Cecil Beaton Studio Archive at Sotheby’s.

 

¿También con anécdotas de este estilo nos vamos a poder encontrar a lo largo de la exposición?

Así es. Lo que hemos querido es que cada uno de los retratos fuera acompañado de una cartela bastante completa en la que poder contar la fecha, dónde se realizó la fotografía, los nombres de los personajes que aparecen, y en algunos casos, lo que Beaton pensaba de ellos. Escribió nada más y nada menos que 6 volúmenes de diarios, y en ellos escribe prácticamente de todos a los que fotografió. Opiniones halagadoras, y otras veces bastante duras.

¿Cuál de todas estas anécdotas te ha llamado más la atención?

Me dejó absolutamente estupefacta su opinión sobre Katharine Hepburn. Para mí fue una grandísima actriz, además me gusta como personaje, y él la describe como “víbora, putrefacta y recalcitrante”. Está claro que no se entendieron (risas). Volverían a coincidir cuando le encargaron hacer unas fotografías de ella en el momento de interpretar a Coco Chanel, y ahí debieron de entenderse todavía menos. El era muy lengua viperina de todas maneras… Cocteau le llamaba “Malicia en el País de las Maravillas” (risas).

Siempre que se analiza su trabajo hay un capítulo muy especial a esa vinculación que tuvo con la familia Windsor, de la que ya has mencionado algo. No deja de resultar curioso que terminara siendo el fotógrafo de las dos ramas “enfrentadas” de la familia.

Sí, efectivamente. Él había adquirido ya tal fama en aquel momento, que le llaman precisamente para hacer las fotografías del día anterior a la boda de los Duques de Windsor y dar una imagen de Wallis Simpson mucho más amigable, menos de “bruja”, de la que acostumbraban a dar los fotógrafos. Aquellas fotografías probablemente incluso gustaron a la Familia Real, y eso hizo que después le siguieran llamando.

Hay un dato muy bonito, y es que en 1946 cuando se le organiza la primera exposición a un autor vivo en la National Portrait Gallery de Londres, quien va a inaugurarla es la Reina Isabel II, a la que fotografió en diversas ocasiones, incluida su coronación, y que en 1972 termina nombrándole Sir.

 

Exposición “Cecil Beaton, mitos del Siglo XX”. ©Fundación Canal.

 

Quizás una de sus facetas más desconocidas es la que desempeñó durante la Segunda Guerra Mundial en aquel Londres asediado por las bombas. ¿Esa parte de su trabajo también la vamos a encontrar en la exposición?

En la exposición contamos con un par de retratos que hizo durante esos años. Un retrato fascinante de Churchill, que fue el que más veces se publicó en las revistas de la época, y otro del General Eisenhower. También podremos ver un ejemplar de la revista Life con una fotografía tomada por él de una niña de 3 años, Eileen Dunne, víctima de los bombardeos. Fotografía que además fue utilizada en carteles de propaganda.

Se dice que justamente esa fotografía fue la que terminó por convencer a los Estados Unidos de entrar en la Guerra.

Así fue. Ya sabes que tanto la fotografía como el cine han sido siempre muy utilizados en Estados Unidos para hacer propaganda de todo tipo. Ya Roosevelt durante La Gran Depresión utilizó la fotografía en su famoso proyecto de la Farm Security Administration, para documentar y dar a conocer al resto de la población lo mal que lo estaban pasando en las áreas rurales.

Ahora que hablamos de ese clima de agitación y crisis social, ¿crees que toda esa serie de conflictos con los que le tocó convivir, incluyendo dos Guerras Mundiales y la Gran Depresión, influyeron en su estilo y en su manera de trabajar?

Sin duda. Durante los “locos” años 20 y 30 él hizo un tipo de fotografía muy diferente a la que hará después de la Guerra. En esos años le gustaba mucho disfrazar a los personajes, utilizar espejos para buscar dobles retratos o incluso triples, buscando también una luz especial y hacer uso de decorados, y todo eso se corta totalmente a raíz de la Segunda Guerra Mundial.

Después de ver lo que el ser humano era capaz de hacer, de vivir aquel Londres bombardeado, creo que sufre un cambio muy importante en su manera de pensar, y eso lo traslada a su estilo evidentemente. Aquella casa de campo donde hacía esas fiestas fantásticas, en los años 40 pasa a convertirse en un entorno completamente sobrio en el que se encierra a trabajar. A partir de entonces los decorados de sus retratos dejan de tener importancia y la adquiere el fotografiado, al que suele caracterizar dando una pequeña clave de su personalidad. Si es un pintor le veremos con una pintura, o si es un músico con algún instrumento. Eso será algo que le gustará mucho hacer.

 

Fotografía de Salvador y Gala Dalí, 1936. ©The Cecil Beaton Studio Archive at Sotheby’s.

 

Si después de la guerra gira hacia ese estilo más depurado del que hablas, también es el momento en el que proyecta su vertiente más esteticista emprendiendo esos trabajos tan aplaudidos para el cine y el teatro.

Sí es cierto que quizás ese barroquismo tan característico de sus primeros años lo sigue manteniendo vivo en sus trabajos para el cine. Volví hace no mucho a ver My Fair Lady y es verdaderamente impresionante la riqueza de los vestidos, de los decorados… Estuvo 10 meses en la meca del cine en el 63 trabajando en los diseños, y ahí sí que realmente sigue desarrollando su tendencia al barroco y al romanticismo, desplegando todo ese tipo de amor que sentía por el decorado y la escenografía.

Por esos trabajos precisamente terminará ganando 3 Oscar y 4 premios Tony. Con todo ello, con la cantidad de premios que cosechó y los grandes iconos a los que fotografió, ¿por qué crees que su figura ha pasado tan inadvertida en nuestro país, como para que esta sea la primera gran retrospectiva que se le dedica?

Sinceramente, no lo sé. Creo que en ese sentido influyen mucho las modas. Cuando nosotros empezamos con PHotoESPAÑA hace 20 años había en Madrid 3 exposiciones al año de fotografía, y ningún centro dedicado exclusivamente a ello. Hoy eso ha cambiado, pero en aquel momento en el que aquí se empiezan a hacer exposiciones, él ya no estaba de moda. Ya era otro el tipo de fotografía que se hacía, y otros los autores que estaban más presentes. Creo que fácilmente esa podría ser la razón.

Si tuvieras que elegir una, ¿qué fotografía de la muestra crees que refleja mejor todas esas características técnicas y de estilo propias de la obra de Beaton?

Qué difícil… (risas) Despertar mi interés lo han despertado muchas, y elegir una de 120 es un poco complicado… Pero por el personaje que es, por la belleza en como está fotografiada, por esa mujer que en su 75 aniversario sigue teniendo un atractivo impresionante, por todo eso, me quedaría con el retrato de Edith Sitwell.

¿Dirías que su trabajo resultó transgresor para su época?

Totalmente. Durante todos los años 20 y 30 quien impone un estilo en la fotografía de moda y el retrato es él. Si ves sus retratos te das cuenta de que verdaderamente supo adaptarse a los nuevos tiempos, y cuando te paras a observar los que mostramos en la exposición, no muchos, sino la inmensa mayoría, son en ese sentido tremendamente contemporáneos.

Quizás en moda si que no supo adaptarse tan bien, por eso cuando llegaron otros autores como Louise Dahl-Wolfe, Ruth Ansel, Richard Avedon o David Bailey, imponiendo un estilo mucho más vanguardista, haciendo uso de la luz natural o sacando a los protagonistas a la calle, pues ahí perdió más pie. Ya se impuso un estilo totalmente diferente.

¿Quién sería nuestro Cecil Beaton de hoy?

¡Uy! Qué pregunta… (risas) Pues no tanto por ser conocidísimo, sino por esa capacidad de adaptarse a los tiempos y de utilizar la fotografía como documento de lo que le rodea, diría que Alberto García-Alix. En cuanto a retrato se refiere creo que estaría perfectamente a su misma altura.

 

Exposición “Cecil Beaton, mitos del Siglo XX”. ©Fundación Canal.

 

A pesar de ser uno de los grandes fotógrafos del siglo XX como hemos visto, sus últimos años tampoco fueron nada fáciles debido a su salud y a ciertas dificultades económicas. ¿Llevar una vida de fotógrafo como la suya siempre acarrea sufrir por esa precariedad? ¿Se puede vivir de la fotografía?

Imagínate si él, con todo lo que hizo y con todo lo que trabajó tuvo dificultades, piensa entonces en cualquier otro. Desde luego no sé si hay algún fotógrafo que viva exclusivamente de su trabajo en nuestro país. No lo sé, pero me temo que no; que todos tienen que hacer alguna cosita más. En otros países donde el arte y la fotografía están mejor consideradas, y por tanto hay más apoyos, más posibilidades de galerías y más gente interesada en comprar, ya es otra historia. Incluso en el ámbito de las revistas tampoco hay tantos encargos como antes… Así que sí, es muy difícil poder vivir de la fotografía, y sobre todo en nuestro país.

Aunque cueste creerlo, hasta hace no mucho la evolución de los medios visuales había relegado a la fotografía a algo casi del pasado. “La fotografía está muerta” he llegado a escuchar. ¿Cómo describirías el actual momento en el que se encuentra?

Lo que ha habido, y de eso no cabe ninguna duda, es un cambio fundamental en la manera de pensar lo que es la fotografía. Todas las nuevas tecnologías, las posibilidades de utilizar los móviles, la fotografía digital, el retoque… Todos esos avances han hecho que tengamos que replantearnos que la fotografía puede ser manipulable. Que ni siquiera tiene por qué ser un reflejo de la realidad, sino que puede ser cualquier otra cosa.

El hecho de que muchos fotógrafos, y no fotógrafos, estén utilizando fotografías sacadas de internet para crear sus propios relatos, ya nos pone en esa tesitura de que la fotografía ha cambiado respecto a la idea con la que la veníamos abordando. Y con esto los propios parámetros para definir si una fotografía es buena o no también han cambiado. Ya no se trata tanto de si tenemos una buena copia, un buen enmarcado o un buen encuadre; sino de otro tipo de elementos de los que seguramente el más importante es si es capaz de ofrecernos un buen relato, y una visión de la realidad que nos ayude a entenderla. Ya no es solamente hacer una buena foto, sino también de ser capaces de contar una buena historia.

 

Fotografía de Edith Sitwell, 1962. ©The Cecil Beaton Studio Archive at Sotheby’s.

 

¿Crees que como medio de expresión sigue siendo capaz de impactar de manera incisiva en la sociedad, o es un formato ante el que ya nos hemos inmunizado?

Creo que efectivamente la fotografía nos inunda. Hoy en día todo el mundo hace miles y miles de fotos, las planta en sus páginas web y además nos las lanza a través de las diferentes redes sociales. Realmente hay una saturación tremenda. Eso no quita para que un buen creador sea capaz de hacer una obra importante que impacte.

Un ejemplo clarísimo, y no es por llevarlo a mi propio terreno, es la otra exposición de la que soy comisaria en esta edición del festival, la de Carmen Calvo. Una exposición que no tiene absolutamente nada que ver con la de Cecil Beaton. Pero la forma en la que utiliza la fotografía Carmen Calvo realmente impacta, sorprende, te deja bastante tocado y te hace replantearte muchas cosas. Ella utiliza fotografías que rescata de mercadillos y viejos álbumes familiares, que luego agranda, pinta, en las que introduce objetos, las raya, las rompe… las somete a un proceso de descontextualización tremendo para traérnoslas al presente; creando una serie de temáticas en torno a la religión, la represión, las relaciones entre padres e hijos y madres e hijas… Cuando alguien es buen creador es capaz, ya de ni siquiera haciendo sus propias fotografías, sino utilizando las de otros, ofrecer como hace ella una visión totalmente diferente.

¿Qué otras exposiciones de esta edición recomiendas que no debamos perdernos bajo ningún motivo?

Creo que están muy bien las exposiciones del Círculo de Bellas Artes “Fotografía rusa del Archivo Lafuente (1917-1972)” y “El Senegal elegante de la primera mitad del siglo XX”. También en el Centro Fernán Gómez encontramos otras tres exposiciones fantásticas, y que forman parte de esa selección que ha hecho Cristina de Middel para esta edición.

Ante tanta oferta como hay este año, ¿qué recomendación nos das para poder exprimir al máximo esta nueva edición de PHotoESPAÑA?

Es verdad que son muchas exposiciones, pero afortunadamente todo está bastante agrupado. Además tenemos un autobús fantástico, el 27, que nos lleva prácticamente de un lado a otro (risas). Lo mejor es coger el Jardín Botánico, continuar por CentroCentro, seguir hasta el Centro Fernán Gómez y después llegar el Círculo de Bellas Artes. Con eso te llevas una idea absolutamente estupenda del festival.

 

Cecil Beaton: Mitos del Siglo XX

Del 31 de mayo al 19 de agosto de 2018

Fundación Canal y PHotoESPAÑA · Madrid

 

*Fotografías cortesía de la ©Fundación Canal y de ©The Cecil Beaton Studio Archive at Sotheby’s.