Descubre la belleza atemporal del universo Blumenfeld

11 / 04 / 2017
POR Verónica Martín

Obsesivo con la búsqueda de la belleza, presumía de saltarse las reglas de la fotografía.

 

 
Si los negativos no podían superar ciertas temperatura, él los hervía; cuando no podían estar a bajas temperaturas, los congelaba; y cuando le diagnosticaron un posible cáncer decidió subir y bajar sin parar las escaleras de la Plaza de España de Roma hasta provocarse el infarto y fallecer. Así era Erwin Blumenfeld, uno de los fotógrafos más influyentes y vanguardistas del siglo XX.
 

 
De familia judía y nacido en Berlín, su primer contacto con la fotografía comienza a los diez años al regalarle su tío una cámara. El autorretrato fue el punto de partida de experimentación para convertirlo en una constante a lo largo de su vida en toda clase de manifestaciones artísticas. Y es que Erwin Blumenfeld sentía fascinación por la introspección.
 

 
Durante el período de entreguerras coquetea con el fotomontaje y el collage en los que se aprecia cierta influencia dadaísta en una época en la que es cercano a George Grosz. Algunas de estas obras tienen un claro contenido político, otros son regalos para amigos, más personales, hechas para regalar. Pero ya en ellas estaban latentes sus pasiones: la mujer, el erotismo, la experimentación y la belleza.
 


 
Durante la época que vivió en París, atraído por el surrealismo de la mano de Man Ray y su fotografía avant-garde, se dispara su creatividad. Comienza a usar las dobles y tripes exposiciones, las solarizaciones y a dar mucho contraste a sus fotos.
Pero el punto de inflexión en su vida artística llega a principios de los años 40 con su llegada a Nueva York. Huyendo de una persecución judía llega a Manhattan con una sola maleta.

Allí comienza a trabajar para las grandes cabeceras de moda como Vogue ó Harper’s Bazaar para quiénes realizo cientos de portadas, y marcas consagradas como Elisabeth Arden, Helena Rubinstein y Lóreal. Alejado de la iluminación de tradicional y de las modelos estáticas cual maniquís busca la complicidad de estas con la cámara, Blumenfeld creó un estilo nuevo. Sin renunciar a su potente imaginación ni a su vanguardismo su fotografía soporta el paso del tiempo a la perfección y es referente hoy en día.
 



 

Ahora, la Cité de la Mode et du Design de París acoge una retrospectiva de su trabajo hasta el 4 de Junio bajo el título Art as Contraband sobre su etapa en Nueva York entre 1941 y 1960.

Art as Contraband, Studio Blumenfeld 1941-1960