Periodismo para niños, cómics, manualidades… esta revista es ¡La Leche!

05 / 06 / 2017
POR Jaime Martínez

Desde historias de carácter humano a realidades políticas, anécdotas científicas, cuentos o divertidos problemas de física. Entrevistamos al editor de esta estimulante revista para niños.

 

 

“Y papa pone entonces una semillita en mama y…” Esta frase tan recurrente tanto en películas como en spots publicitarios, nos sirve para ilustrar lo difícil que puede llegar a ser lidiar ante los infantes de la casa con ciertos temas, por parte de un mundo adulto que muchas veces observa receloso el inevitable camino que lleva a los niños desde la infancia a la madurez.

Defendiendo que el público infantil es tan válido como cualquier otro, y que con el lenguaje y el tono adecuados se pueden explicar ante él realidades tan complejas como el Brexit o el conflicto de Las Farc, además de divertir con un cómic en inglés o con unas viñetas sobre la carrera espacial, nace la revista ¡La Leche! Para conocer los detalles de tan singular publicación entrevistamos a su editor, Gustavo Puerta.

 

¿Cómo surgió la idea de hacer una revista dirigida a un público infantil?

Me interesa el universo de los niños. Su manera de ver el mundo, cómo tratan de comprenderlo, cómo interrogan incesantemente y cómo van incorporan a su vida todo lo que ven, sienten y piensan.

Y también me interesan las revistas. Tanto las de contenido especifico, como las más generales, todas plantean multitud de temas y puntos de vista diferentes. Es un medio en el que siempre hay que estar luchando por ganarse la atención del lector, y este puede tener un perfil tan diferente… los habrá que la lean toda o solo una parte, los que quieran compartirla, aquellos que la ojeen siguiendo un orden propio y los que la lleven consigo a donde vayan, aprovechando los tiempos muertos para leerla.

Tuve la suerte de encontrarme con un grupo de personas con estos mismos intereses, y decidimos fundirlos y compartirlos en una revista para niños. Y aquí está ¡La Leche!

 

 

¿Con qué objetivo nació la revista?

Queremos hacer periodismo, no didáctica. Y esto es importante. Nuestro objetivo no es instruir ni inculcar valores, y tampoco aleccionar. ¡La Leche! es el resultado de nuestras propias preguntas, pasiones y de todo lo que vamos descubriendo. Nos interesa la realidad, con toda su complejidad y variedad y queremos contarla.

Partimos del principio de que consiguiendo la forma adecuada, siempre se puede hablar con los chavales sobre cualquier tema. Ante todo está nuestro respeto hacia el lector y nuestro compromiso de ser honestos a la hora de tratar cualquier tema, por difícil que pueda parecer.

¿A qué edades os dirigís?

En nuestros tres primeros números nos hemos anunciado diciendo que nos dirigimos a “los que (casi) saben multiplicar”, a “los que hablan en clase” y a “los que conocen a los Reyes magos”. Personalmente creo que la delimitación de las franjas de edad y los grupos de lectores es una preocupación más de los adultos que de los niños, pero si tuviera que delimitarnos, diría que nos dirigimos principalmente a diez, once y doce años, añadiendo que tanto un chaval de ocho como uno de catorce encontrarán artículos que les resultarán interesantes en nuestras páginas.

Habláis de historia, de ciencia, de avances tecnológicos… ¿Qué variedad de contenidos y temáticas tratáis desde la revista?

En ¡La Leche! es que somos muy curiosos, casi rayando en lo obsesivo (risas).

Durante una comida un psicoanalista me comentó la historia de uno de sus pacientes, un niño al que le costaba proyectar el duelo por la muerte de su abuelo. En otra ocasión una narradora me contaba cómo advirtió durante su infancia lo que significaba a nivel social que su hermana melliza tuviera síndrome de Down. Escuchándolos vi claramente que tras estas historias se escondía una verdad vital, algo que merecía ser contado, ser compartido. Estos son el tipo de artículos que nos interesan.

 

 

Hecha por adultos, y pensada para niños. ¿Es difícil lograr despertar la curiosidad de un niño?

Hay niños a los que no les interesa nada de nada lo que contamos (risas), mientras otros se fascinan con un artículo concreto. Están también los que leen aquí y allá, para luego comentar con sus amigos algunas de las curiosidades que han leído entre nuestras páginas.

Hasta ahora no hemos descubierto el secreto de la curiosidad infantil, pero sabemos que leer requiere esfuerzo, y que si el resultado es gratificante, nuestros lectores querrán más. En cambio si sienten que no vale la pena, abandonarán la revista. Ahí está el reto.

¿Y por qué un niño leería ¡La leche!?

Diría que sobre todo por el placer que produce conocer cosas nuevas. Para ampliar su propia visión del mundo enfrentándose a un artículo que le haga pensar, por el gusto de leer una buena historia, para apreciar una ilustración que le llegue a tocar, para reír con un cómic, por el placer de crear algo con sus propias manos y entender cómo funciona con alguna de las manualidades…

 

 

Sorprende que en la editorial de uno de vuestros últimos números aparezca la política como hilo principal. ¿Por qué hablar de política frente a un público infantil?

Hoy los adultos tomamos decisiones que afectarán a quienes en este momento son niños. Pensémoslo por un momento. Hay una generación de ingleses, escoceses, irlandeses y galeses que, aunque ellos nacieron siendo europeos, sus hijos ya no lo serán. ¿Por qué se tomó esta decisión?, ¿fue buena o mala?, ¿qué consecuencias traerá? Los niños tienen derecho a tener información sobre el Brexit. Considero que abordar un tema tan trascendental como este y hacerlo de un modo accesible al público infantil, es una responsabilidad política. Habitualmente los niños no son tenidos en cuenta como interlocutores válidos, a pesar de que lo que hacemos los adultos repercute directamente en sus vidas. Ellos por supuesto son libres de participar o no en este tipo de reflexiones que les proponemos desde la revista.

Siguiendo con el tema política, y sumándole educación, ¿cómo ves la educación en nuestro país?

Ese tema merece una monografía en ¡La Leche! Desde ahí prometo responder a esta pregunta con una serie de artículos, entrevistas y cómics que nos permita profundizar sobre algo tan importante como los problemas de la educación en España. Además, así les permitimos a nuestros lectores participar de este debate.

 

 

Buena parte de vuestro contenido, como el del nombre de las horas en el mundo romano, parece orientado a cuestionar lo que hoy damos por hecho. ¿imprescindible cuestionarse lo establecido para aprender?

Lo importante a mi juicio es ampliar nuestro punto de vista. Enriquecer nuestras experiencias y cruzar nuestras fronteras. Muchas veces eso conlleva un cuestionamiento, tomar consciencia de que lo que damos por hecho no es tal, y entender al otro, o lo otro, puede ser muy estimulante.

Conocer el modo en el que los romanos entendían el tiempo, como una serpiente engulle un huevo o la historia de las máscaras de gas, por poner algunos ejemplos, pueden parecer no ser más que simples anécdotas, pero pueden llegar a suscitar muchas preguntas, reflexiones e incluso vocaciones.

Hablas de reflexión, de preguntas… en definitiva, de aprender. Pero hoy parece que lo importante aquí solo es aprobar.

Bueno, en todo caso deberíamos insistir en que ni la escuela, ni el instituto, ni la universidad son los únicos espacios donde se produce el aprendizaje. Quizás lo que está mal visto no es el aprendizaje en sí mismo, sino las prácticas y dinámicas de la enseñanza formal.

En la revista incluís recortables e instrucciones para realizar juegos manuales. ¿Hay que recordar que los niños pueden jugar también con las manos?

La pantallas y las tijeras, el ratón y las pinturas, la cámara del móvil y el carrete, no tienen por qué ser realidades contrapuestas. Lo importante es saber qué tipo de experiencia te ofrecen y saber cuando servirse de una u otra.

 

 

Que en la revista aparezca la palabra alcohol, muerte o guerra puede llegar a sorprender. ¿Hay que mantener a los niños en una burbuja, o hacer un esfuerzo por explicarles todo aquello que asalte sus dudas?

Te cuento una anécdota que me contó ayer una bibliotecaria. Hace unos días se le acercó al mostrador una abuela muy alterada. Estaba sorprendida por un artículo que habíamos publicado en la revista sobre el proceso de paz en Colombia. La bibliotecaria pensaba que la señora protestaría, que consideraría la revista inadecuada y que pediría su retirada de la sala infantil. Pero pasó todo lo contrario. Preguntó si podía llevársela a casa y que dónde podía comprarla. Mientras leía aquel artículo sobre una realidad tan difícil y aparentemente tan lejana como la de las FARC, decidió que tenía que hablarle a sus nietos de un episodio muy doloroso de su propia vida. Nunca hasta entonces había pensado en hacerlo, y después de leernos lo consideraba una necesidad.

Una de las frases que más me han llamado la atención es “Da igual de qué especie seas, no hay nada más universal que el juego” ¿Por qué nos olvidamos de jugar cuando crecemos? Con lo divertido que era…

Solo te puedo responder a nivel personal… ¡a mí me encanta jugar! (risas). Aprendo y disfruto un montón, y me lo tomo muy en serio, aunque pueda parecer contradictorio. Y hacer una revista de periodismo cultural para chavales no es otra cosa que otro juego, uno tan exigente como gratificante.

¿Qué nos espera en los próximos números de ¡La leche!?

Hemos publicado un monográfico sobre los refugiados y en nuestro último número hablamos sobre las diferencias entre crecer en Venezuela y crecer en España. Seguiremos en esa línea, buscando sorprender y que cada número sea ¡La leche!, no os lo podéis perder.

Para terminar, un número. ¿Cuántos amigos has hecho hoy?

(Risas) Bueno, ya no somos niños, y nuestras expectativas y necesidades son otras. Al crecer, más que perder la facilidad para hacer amigos, tomamos conciencia de que tener amigos o ‘ser amigo’ no es tan fácil. A cambio nuestras amistades tienden a ganar en profundidad y sentido. Creo que ¡La Leche! es un buen marco para conocer personas, y seguro que de sus páginas nacerá más de una buena amistad.

 

www.revistalaleche.com