Con consumidores cada vez más concienciados, tener pequeños ‘rincones eco’ en las tiendas ya no es suficiente para que las grandes empresas cumplan su compromiso con producciones de ropa responsables.
‘Venus de los trapos’, de Michelangelo Pistoletto, 1967
No es sorpresa para nadie que el fast fashion ha promovido el consumismo de ropa y accesorios de moda, de hecho al ofrecer precios tan competitivos y asequibles se ha generado la tendencia del throwaway, prendas que luego de un sólo uso son desechadas.
Sin embargo, algunos expertos de moda creen que está llegando el fin de dichas prendas de «un sólo uso». La ropa desechable ha recibido tantas críticas como los envoltorios plásticos, por lo que se están tomando medidas dentro de la industria de la moda, a fin de cuentas es la que más contribuye a los cambios ambientales. Si la tendencia continúa es posible que para el 2050 la industria de la moda llegue a representar un cuarto del presupuesto de carbono.
De acuerdo con el artículo «Is fast fashion giving way to sustainable wardrobe?», para el 2015 la emisión de gases de efecto invernadero provenientes de la producción de textiles, alcanzó el equivalente a 1.2 billones de toneladas de CO2. Representando más que todas las emisiones de carbono de vuelos internacionales y marítimos combinados.
Sin embargo, parece que los consumidores están tomando consciencia sobre el asunto. De acuerdo con la analista de retail, Samantha Dover, las estadísticas apuntan a que el 50% de los consumidores para el 2018 prefieren comprar ropa de compañías que tratan de reducir su impacto en el medio ambiente, sobre todo entre las personas menores de 24 años.
Dover admite que las personas se muestran más interesadas en saber exactamente de dónde provienen los materiales y cómo están fabricados, y aunque el interés por el estilo y el precio prevalece, nota un incremento en la tendencia ecológica. Con esto en mente, las compañías de fast fashion ya no se conforman con armar pequeñas secciones de ropa eco en alguna esquina de la tienda, ahora consideran seriamente cómo hacer que su colección entera sea más sostenible.
De hecho, el gobierno británico, ha creado un plan de acción en conjunto con las grandes empresas del fast fashion como Next, Primark, Asos y H&M, las cuales se comprometieron a reducir sus desechos hasta un 15% para el 2020.
Activistas a favor del medio ambiente sugieren que las personas que quieran ser más sostenibles deben escoger prendas de mejore calidad y hacerlas durar el mayor tiempo posible (al aprender a reusarlas y repararlas). Comprar ropa de segunda mano o vintage, al igual que lavar la ropa con menos frecuencia y a baja temperatura también parece que son opciones viables.
En muchas formas lo más jóvenes parecen estar a la vanguardia, las páginas web de compra y venta de ropa usada de marca se han vuelto muy populares. De hecho, grandes diseñadores reconocidos, como Stella Mccartney, han promovido la reventa de sus prendas en estas páginas a favor de la sostenibilidad.
Así que parece que la tendencia ecológica está en auge y al fast fashion no le queda de otra que adaptarse.
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