¿Qué hay de nuevo? Índitex, ahora toca jugar en casa

03 / 06 / 2024

¿Qué hay de nuevo? La columna de Estel Vilaseca para VEIN.ES

El verano pasado entrevisté a Josep Font acerca de su exposición en el Museo Balenciaga. Pero no hablamos sólo de eso, sino de muchas otras cosas más. A Font, probablemente uno de los diseñadores nacionales que ha logrado una mayor proyección internacional durante las últimas décadas, le pareció importante reivindicar el talento local: “Es maravilloso. Somos muy buenos. (…) parece que no existamos, estamos fuera de circuito (…) viajo mucho y veo el trabajo que se hace aquí y somos muy buenos. ¿A quién hay que llamar, avisar para que muevan esto? Yo no tengo problema, porque ya está, pero hay mucha gente aquí que está luchando y hacen realmente verdaderas joyas”. Me he acordado de sus palabras cuando me disponía a reflexionar sobre la pregunta que lanzó Pilar Riaño, directora de modaes.es la semana pasada: “¿Inditex, a por el territorio emprendedor: ¿y si el mecenazgo era esto?”. En ella exponía cómo el gigante de la moda ha apostado por el emprendimiento en lugar de hacerlo por el diseño independiente.

Esta nueva estrategia, tal y como explicaba Riaño, está tomando forma con anuncios consecutivos de apoyo a jóvenes start ups de moda locales. La más reciente, la asociación de Zara con la marca de joyería viral TwoJeys fundada en 2019 por los influencers Joan Margarit (1997) y Biel Justé (1997). Algunas semanas antes, Stradivarius, otra de las marcas del grupo, comunicaba el lanzamiento de una colección cápsula en colaboración junto a Hand Over, una firma nacida también en internet que fundó hace menos de dos años Ariadna Díaz (1995) en Madrid. La tercera acción que afianza esta línea de trabajo, es el patrocinio por parte de Pull&Bear de BFC NewGen, una iniciativa de apoyo al emprendimiento impulsada por British Fashion Council. Así mismo, hay que recordar la participación de Inditex como patrocinador principal de la MBFWMadrid. Estos anuncios, además de afianzar una línea de trabajo, también hablan de un cambio generacional y de perfil de las nuevas marcas de moda, algo sobre lo que merece hacer algunas reflexiones.

Resulta relevante observar que ambas marcas han sido fundadas por jóvenes cuya formación no está vinculada con el diseño de moda. En los dos casos, la creación de una narrativa diferenciada en redes sociales es la que impulsa el producto, genera ruido y permite crear una comunidad que alimenta el fenómeno. Éste ha sido también el secreto de Nude Project, el proyecto de sudaderas que lanzaron en 2019 Bruno Canovas (2000) y Álex Benlloch (2000). En menos de cinco años han logrado crecer exponencialmente. Cerraron 2023 con una facturación de 26 millones de euros – Bimba y Lola factura 227 y Desigual 379. El fenómeno de Nude Project a veces duele, ya que rompe con las dinámicas tradicionales y pone en evidencia que quien está en el centro no es el diseñador ni el producto, sino la conexión con los seguidores. Una vez creada esta conexión, la prenda se convierte en una especie de pacto que sella esa relación, una señal de complicidad, una llave a una comunidad, el testimonio de que formamos parte de algo grande. Con un buen equilibrio entre la inspiración y la aspiración, Casanovas y su equipo manejan como nadie el arte de contar su historia, una y otra vez sin que aburra (al menos por ahora).

 

 

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Montar una marca ha sido el siguiente paso habitual para influencers de primera generación como Inés Arroyo que lanzó Laagam en 2016, Blanca Miró, que emprendió junto a María de la Orden el proyecto La Vesté en 2018, Gala Gonzalez, que sacó Am Lul en 2019 o Jessica Goicoechea, que creó su firma Goi en 2021. Todas ellas han apostado por colecciones cápsula, venta directa y producción local. También ocurre el caso inverso: empresarias/diseñadoras que se han convertido en grandes influencers, aprovechando al máximo las posibilidades del medio sin quedarse atrás en ningún momento. Inés Aguilar, de La Casita de Wendy, marca fundada en 1998, es una diseñadora que no sólo ha sobrevivido a este cambio de paradigma sino que ha demostrado que la era de la influencia no entiende de edades. Activista de la moda ética, Inés lleva mucho tiempo usando las redes para compartir las historias, el trabajo y las personas detrás de su proyecto. Otras marcas como Zubi, fundada en 2012 por las hermanas Elena y Mercedes Zubizarreta, o Jimenas, un proyecto que la diseñadora Tania Pardo emprendió en 2021, destacan por aprovechar las posibilidades de las redes para explicar sus productos y acercarse a sus seguidores.

 

 

La noticia de que Inditex empieza a colaborar con marcas locales debería ir acompañada de una estrategia que acabe con las inspiraciones demasiado literales de productos de marcas pequeñas y con una mayor transparencia de sus procesos para generar más confianza. Sin ir más lejos, el otro día en Zara Home, la pastilla de jabón con cuerda , me recordó demasiado a la de Rowse Beauty, uno de sus productos estrella. Es probable que para muchas de estas marcas que hemos mencionado, aliarse con Inditex pueda generar algún conflicto. Ser coherente y crear un espacio seguro es importante para que, de una vez por todas, Índitex de el salto.También creo que el apoyo a través de colaboraciones no debería ser incompatible con una estrategia más altruista y de mecenazgo, que dé alas al diseño independiente y a la artesanía local, ofreciendo recursos y espacios estables para proyectos innovadores, arriesgados y disruptivos, que necesitan de tiempo e inversión para florecer. Está bien apoyar a NextGen en Londres, pero, como bien decía Font, aquí cerquita hay muchos diseñadores, marcas, creativos y artesanos con un gran potencial. Apoyar a los que tenemos más cerca y regenerar el tejido creativo e industrial local debería ser una prioridad.