El tiempo se estira y se encoge en la vida de Sofía Castro: entre la Fast Life de la Dirección Artística y el Savoir Faire pintar seda.
Sofía Castro convierte la seda, símbolo de tradición y elegancia, en un soporte para expresar ficciones. Desafía las expectativas plasmando en pañuelos paisajes distópicos que marca con grandes titulares, contando historias recopiladas de todo lo que le rodea. Un contraste que define a esta creadora madrileña residente en Francia, es que también es directora de arte, una profesión de pulso rápido que equilibra con la pausa reflexiva del savoir faire que precisa para crear sus piezas de seda. Según Sofía pintar sobre seda se parece más a plantar un huerto.
SAFO, ¿tiene influencia en ti esta griega?
No especialmente.
En tus obras aparecen paisajes distópicos, futurismos e imaginario de los 80. Pero me contaste que lo que más te inspira son las historias de las personas que conoces y que te sorprenden tanto como para plasmarlas en tus obras. ¿Cómo es esto? ¿Compartirías alguna de ellas?
Me produce mucha curiosidad cómo la gente se construye, las historias que se cuentan, las que cuentan a los demás. Mi obra es un poco como una recopilación de lo que voy viviendo junto con lo que me gustaría vivir y lo que me conmueve de la vida de los demás.
Cada pieza tiene una historia detrás y en general muy definida, he estado trabajando últimamente en una obra en la cual me interesaba el tema de la transmisión familiar, el legado. Una de las imágenes protagonistas surgió un día que vi a un padre regalarle un anillo a su hijo de 18 años, algo en apariencia normal, banal, pero fue uno de esos momentos en los que se concentran todas esas cosas que no se dicen necesariamente. Creo en la fuerza de la vida cotidiana, en lo especial que se encuentra en lo de todos los días. Me interesa mucho cómo se cuentan las cosas, a veces más que lo que se cuenta.
En tu obra está muy presente el lenguaje. ¿Qué mensajes intentas comunicar con tus piezas? ¿Alguna en concreto que quieras explicar?
Me sirvo del lenguaje escrito para ayudar a que se entienda mejor el propósito de la pieza. Me encantan los titulares, puedo pasar horas hojeando prensa, leyendo frases que voy apuntando, que me resuenan con el tema que quiero tratar. Me gusta escribirlas en grande en mis obras como para darles un lugar, para que salgan de mi cabeza y existan en otro contexto.
¿Por qué la seda? El hecho de ir descubriéndola… ¿Cómo conectaste con este material?
Siempre me ha encantado la tela, la ropa, todo lo que tiene que ver con el universo textil. Descubrí la seda un poco por casualidad, en un taller de jubiladas que pintaban cojines y estolas y me pareció increíble. Siempre he dibujado, mi estilo no ha variado mucho en años, he pasado por muchos soportes diferentes, pero la seda fue como una evidencia, un “es por ahí”.
Sigo sin entender cómo es posible que sea una técnica tan desconocida, no veo otro soporte en el cual los colores tengan el mismo brillo, la misma luz.
Estudiaste Bellas Artes, ¿pudiste aplicar lo que aprendiste a tu trabajo? ¿Siempre has dibujado o empezaste ese camino desde la carrera?
He dibujado desde que tengo uso de razón. Mi madre siempre llevaba un cuaderno y un boli en el bolso, y dibujaba en cualquier circunstancia, me entretenía muchísimo de pequeña.
La carrera de Bellas Artes me dio una base y al mismo tiempo me decepcionó. Creo que me ayudó a preguntarme muchas cosas en una época bastante vital de mi vida.
Has sido modelo. ¿Por qué decidiste alejarte de ese mundo? Al menos en la parte más comercial.
Cuando tenía 17 me fichó por la calle una agencia bastante prestigiosa y decidí probar. Siempre tuve en mente que las cosas no iban por ahí y de hecho cuando llegaba al shoot me pasaba muchas veces que me daba rabia no ser yo la que hacía las fotos y tener que ponerme lo que alguien me dijera, moverme como me decían. Me encanta la foto y me gusta que me hagan fotos, pero creo que funciono mejor cuando es una colaboración y puedo aportar algo al concepto además de encarnarlo.
También eres directora de arte y hace poco colaboraste con Vincent Catel, además de estar en otras producciones muy interesantes. ¿Cómo resumirías tu labor a la hora de dirigir junto con un director? Pasas de la seda, que es un ejercicio introspectivo, a trabajar en equipo. ¿Cómo te adaptas a un proceso de trabajo tan distinto?
Últimamente el mundo audiovisual está tomando un lugar protagonista en mi vida, cada vez me gusta más, cada vez me siento más preparada y en mi lugar. Con Vincent Catel hicimos el último clip de Disclosure en Marsella, fue una experiencia genial, me gustó mucho él, tiene una presencia muy agradable en set y al mismo tiempo sientes que su cabeza va a toda velocidad.
Efectivamente, el trabajo de estudio y sobre todo en algo tan minucioso como la seda es completamente opuesto al trabajo en equipo que supone un rodaje. La verdad, necesito los dos, me resulta fascinante que en los rodajes las cosas salgan viendo la cantidad de gente que tiene que aportar su parte, es mágico. Por otro lado necesito mi parte de silencio, mi pintura, mi lugar seguro en el cual transcribir todas las emociones vividas. Creo que uno alimenta al otro y viceversa.
Ahora tu base está en Francia pero, ¿echas de menos Madrid? ¿Qué oportunidades ves que se te brindan allí como artista que aquí faltan?
Amo Francia, me ha enseñado muchísimas cosas pero me apetece volver a Madrid un tiempo. He construido mi vida entre dos sitios, sé que siempre tendré un pie aquí y otro allí. Es inspirador ver cómo en Francia han sabido integrar la cultura como valor imprescindible de su ADN y por lo tanto generar un respeto hacia los artistas que no tiene nada que ver con España. No obstante, creo que España es un país lleno de oportunidades y que hemos romantizado mucho Francia, saben venderse muy bien y no es tan cool como parece.
Considero que ser madre es algo que pone a prueba la resistencia de cualquier mujer. ¿Cómo compaginas tu trabajo con la maternidad? ¿Te ves con más energía ahora que antes?
Hahaha, efectivamente es toda una nueva organización, los tiempos están más contados, todo va más rápido pero en general siempre he funcionado mejor cuando tengo mil cosas que hacer. Me veo con más aplomo, más fuerte, tengo una variable nueva superpoderosa a la hora de tomar decisiones y una razón más para hacer lo que siento que tengo que hacer. Me parece importante darle ese ejemplo a mi hijo: seguir mi intuición para que él también siga la suya.
¿Qué es lo próximo que vas a hacer con tus piezas?
Por el momento estoy preparando una exposición en Madrid para finales de 2025 de mis últimos años en Francia, un “FAITS DIVERS” Volumen 2 (la primera fue en Francia), inmersa en un trabajo de inventario y de organización. Además de seguir en paralelo desarrollando la dirección creativa en proyectos audiovisuales. Hace unos años dirigí un corto que co-escribí y estoy volviendo a escribir cosas para retomar ese camino de nuevo.
¿Algo que te haya hecho descubrir la seda, trabajarla…?
La paciencia, y el savoir faire del trabajo minucioso y perfeccionista, el aprecio por las cosas bien hechas, paso a paso y sin sobresaltos. El proceso, vivir con la pieza durante tiempo, la relación que se crea con un pedazo de seda. Mis obras más grandes he pasado igual seis meses con ellas, no tiene nada que ver con la fast-life en la que vivimos, pintar sobre seda se parece más a plantar un huerto.
Texto y fotos: Rocío Madrid
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