La firma sueca aterriza en el Eixample con una tienda que transforma la antigua Sala Dalmau en un templo de fragancias, arte y arquitectura atmosférica.
Byredo acaba de abrir su nueva flagship europea en Barcelona, y lo ha hecho en un espacio cargado de historia: la antigua Sala Dalmau, emblema del modernismo catalán y refugio de la abstracción de posguerra. La tienda, situada en Consell de Cent 349, mantiene el pulso artístico del lugar y lo proyecta hacia una nueva sensibilidad contemporánea, donde se funden materia, memoria y emoción.
Fiel a su lenguaje visual, Byredo presenta en Barcelona una arquitectura sobria y táctil, que actúa como contrapeso a la ornamentación que define la ciudad. El interiorismo mezcla acero cepillado, piedra azul martillada, tonos tierra y verdes bosque con geometrías escultóricas y alfombras de Kasthall, tejidas a medida según el diseño tradicional sueco Röllakan. Cada decisión espacial —desde la iluminación hasta los materiales— responde a una misma convicción: la forma importa tanto como la función, y ambas deben conmover.
El nuevo concepto de tienda, que se estrena por primera vez en Europa con esta apertura, se expresa en dos niveles: en la planta baja, se despliega el universo completo de la marca —perfumes, maquillaje, hogar, cuidado corporal—, mientras que el piso superior se reserva para el silencio, el ritual y el objeto. Allí se encuentra el salón privado para consultas y una edición ampliada de Byproduct, la colección de objetos funcionales y colaboraciones artísticas en constante evolución.
Como gesto simbólico, la tienda acoge también dos obras originales de Joaquín Torres-García, ‘Constructivo Vertical’ (1948) y ‘Per Constructivo’ (1946), piezas que evocan el espíritu constructivista de la galería original y reafirman el vínculo entre estructura y emoción.
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