Céline Laguarde: entre la ensoñación y el misticismo

07 / 01 / 2025
POR Marisa Fatás

La obra de Céline Laguarde nos transporta a un universo de espiritualidad y simbolismo, en el que las heroínas de sus retratos, bañadas por una luz sobrenatural, parecen flotar en un espacio atemporal.

Céline Laguarde nació en París en 1873, en una época en la que la fotografía empezaba a consolidarse como medio artístico. Desde sus primeros años, mostró un interés por la pintura y la fotografía, buscando siempre trascender la simple representación. Su obra está marcada por una profunda influencia del Art Nouveau, el Simbolismo y el Prerrafaelismo, lo que la llevó a desarrollar un lenguaje visual único, repleto de alusiones literarias y mitológicas.

Laguarde ocupó un lugar destacado junto a otras figuras pioneras, como la victoriana Julia Margaret Cameron, cuyas composiciones también reflejaban un interés por la idealización de la figura femenina y la conexión espiritual. Ambas compartían una visión artística que trascendía la representación literal, caracterizándose por una profunda carga emocional y una búsqueda de conexión con lo intangible.

Su incursión en la microfotografía científica la consolidó como una de las primeras mujeres en este campo, ampliando las fronteras de la investigación y la capacidad de representar lo invisible. Más allá de sus retratos, Laguarde no se limitó a la simple representación, sino que buscó transmitir emociones y sentimientos a través de la luz y las texturas, generando atmósferas únicas que conectaban el mundo material y el misterio.









‘Céline Laguarde (1873-1961) Fotógrafa’, hasta el 12 enero 2025 en www.musee-orsay.fr