Inspirada en la vida y el legado oculto de la fotógrafa Vivian Maier, ‘The Small Print’ es una colección que habla de soledad, descubrimiento y memoria. #VEINDIGITAL se cuela en el backstage de 080 Barcelona Fashion para conversar con Habey Club sobre cintas, plumas, sillas vacías y otras formas de contar una historia sin palabras.
Un hallazgo casual reveló a Vivian Maier como una de las grandes fotógrafas del siglo XX. Su historia inspira ‘The Small Print’, la nueva colección de Habey Club: un relato visual sobre soledad, anonimato y transformación. Prendas que cubren, enredan y mutan reflejan su vida nómada y su identidad esquiva.
Desde cintas y plumas hasta una silla vacía —símbolo central de la colección—, cada elemento encierra una metáfora. Con una paleta cromática más atrevida, piezas recicladas y accesorios que capturan lo cotidiano, la firma madrileña convierte la moda en archivo emocional. En esta entrevista, descubrimos cómo traducen una vida olvidada en una colección inolvidable.
‘The Small Print’ se inspira en la vida de Vivian Maier, una mujer que vivió en las sombras y, sin embargo, dejó un legado increíble. ¿Qué parte de su historia os conmovió más y por qué sentisteis la necesidad de traducirla en una colección?
Realmente toda la historia de la fotógrafa nos atrajo desde el principio, desde cómo se descubre su existencia de una forma totalmente casual pasando por cómo se va desenmarañando hasta su estilo a la hora de retratar, pero digamos que su soledad fue algo que nos acercó aún más a su mundo.
La colección evoluciona desde piezas que cubren el rostro hasta cintas enredadas y, finalmente, prendas con plumas. ¿Qué tipo de viaje emocional imaginabais al dar forma a esta progresión?
Realmente son elementos que simbolizan diversos highlights de la historia de Vivian Maier. Las cintas reflejan simbólicamente el inicio de su descubrimiento, esa maraña de información poco certera en un principio que poco a poco fue cogiendo forma.
Las plumas reflejan esa faceta “nómada” que tenía la fotógrafa y que, como las aves, no se ataba a nadie y no se quedaba demasiado tiempo en ningún sitio, iba de familia en familia sin crear lazos con ninguna.
La imagen de una silla aparece en algunas piezas clave: un símbolo sutil pero poderoso. ¿Qué significa para vosotros esa silla en el contexto de la vida de Maier y cómo utilizáis las metáforas visuales en vuestro trabajo?
La silla es un símbolo al que estuvimos dando muchas vueltas. Buscábamos cómo representar gráficamente la soledad y, de pronto, un día mirando un cuadro que tienen los padres de Salva en su casa dimos con la clave: la soledad es una silla vacía en la esquina de una habitación. Quedamos tan satisfechos con la idea que poco a poco se fue convirtiendo en el punto clave de la colección.
Los colores en esta colección son especialmente evocadores, desde mezclas suaves hasta contrastes intensos. ¿Cómo usasteis la paleta cromática para reflejar el mundo emocional de Maier o vuestra propia respuesta ante él?
Creemos que es la colección más colorida de las últimas que hemos hecho, abriéndonos a diferentes paletas evocando a las fotografías en color de Maier.
Junto con el rojo, que siempre nos acompaña, hemos introducido juegos de rosas y verdes, siempre con cuidado y buscando la armonía entre todos ellos. Para nosotros ha supuesto un cierto riesgo, pero estamos muy satisfechos.
Los accesorios siempre tienen un peso importante en vuestras colecciones. ¿Qué os han permitido explorar en ‘The Small Print’ y cómo ayudan a enriquecer la narrativa sobre la pasarela?
Nosotros no concebimos la moda sin complementos, es algo a lo que todos acudimos a diario y creemos que se les da incluso más importancia que a las propias prendas. En esta colección hemos optado por deformar la caña de las botas, presentando botines que quedan totalmente despegados de los tobillos. En cuanto a los bolsos, hemos presentado un nuevo modelo al que hemos llamado “Journal Bag”. Buscábamos, al igual que Maier, reflejar lo cotidiano y decidimos hacerlo a modo de periódico.
Como siempre, os mantenéis fieles a vuestros valores de sostenibilidad y artesanía. ¿Cómo se han traducido estos compromisos en esta colección, tanto en los materiales como en los métodos de producción?
Cada temporada intentamos reforzar y hacemos muchísimo hincapié invirtiendo mucho tiempo en la búsqueda de materiales. En esta colección, además del origen natural de la gran mayoría de las fibras, hemos continuado con el upcycling de prendas, pero teníamos ganas de alejarnos del denim y explorar nuevas vías. Los polos que abrieron el desfile, el vestido patchwork o el jersey estructurado son prendas realizadas a través del upcycling de ropa de punto en desuso. Por otro lado, los looks de tops o el vestido de cintas que caen y generan movimiento están hechos con camisetas de algodón también en desuso que hemos cortado en tiras, planchado y cosido para generar ese efecto final. Son formas y materiales que queremos seguir investigando y explotando ya que el resultado es muy satisfactorio.
Vuestras inspiraciones suelen surgir de historias, sean reales, imaginadas o visuales. ¿Cómo empezáis el proceso de convertir una sensación abstracta o un relato en prendas que se puedan tocar y vestir?
La verdad es que siempre buscamos meternos de lleno en temas que nos apetezcan mucho. Es algo a lo que le dedicamos muchísimo tiempo y esfuerzo, por tanto, lo que queremos son inspiraciones a las que nos apetezca, interese o divierta acudir, es como vivir en ellas durante cinco meses.
A la hora de traducirlo en los diseños siempre tendemos a huir de lo literal, a contar la historia desde nuestro propio lenguaje y con nuestra propia simbología. Creemos que es la mejor forma de dar nuestro punto de vista sobre los temas.
Fotografía: Ángela Ibañez
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