Hablamos con el músico y actor sobre ‘Fanático’, la creación de ‘Mansión Helada’, su último álbum y lo que supuso el estrellato de ‘El Ángel’, su primera película.
Kiddo Toto -también conocido como Lorenzo Ferro– se ha convertido en uno de los talentos más representativos de la escena argentina, cruzando fronteras y generando en su público tantos sentimientos, como disciplinas artísticas trabaja. Actor, compositor, cantante, no hay reto que a este joven se le resista. A sus 23 años ha trabajo con los mejores profesionales de cada sector, Bizarrap, Luis Ortega o Cecilia Roth, son solo algunos de los artistas con los que ha tenido la posibilidad de compartir tiempo y escena.
Desde que saliera a la luz, ‘El Ángel’, su primer largometraje en 2018, el argentino no ha parado de trabajar. Dos álbumes, una película y tres series de televisión, la última: Fanático, ya disponible en la plataforma Netflix. Kiddo Toto o, también conocido por Lorenzo Ferro, tiene todos los ingredientes para atraparnos y hacernos viajar con él, por su particular mundo artístico.
¿Qué tal todo? ¿En qué andas ahora mismo?
Ahora mismo estoy en Sicilia con mi mejor amigo de toda la vida. Nadando todo el día y comiendo pasta, no me puedo quejar la verdad. Pero si la pregunta se refería a mis proyectos… Ahora mismo ando haciendo nuevas canciones más que nada y también me encuentro terminando de editar 8 videoclips que hicimos con dos amigos directores. Lucas Vignale y Federico Luis Tachella. Para el álbum de un amigo llamado, Ilan Amores, que admiro mucho y amo su música. Nos fuimos a Misiones y Corrientes a filmar dos videoclips para su disco y volvimos con 8. Así que eso, viajando, y estando cerca de la música… cada vez más incluso y con muchas ganas de empezar mi tercer álbum. Aunque, quizás ya lo haya empezado sin darme cuenta.
‘Fanático’ es tu nuevo proyecto, ¿En qué o quiénes te has inspirado para crear tu personaje?
No me inspiré en nadie en particular para hacer este personaje, quizás me sirvió ver por ejemplo, el documental de Lil Peep. O el de Amy Winehouse, pero más para terminar de comprender y cerrar puertas de ese mundo que iba a habitar. Después, puse muchas cosas mías de mi carrera y creé en base a muchas experiencias vividas gracias a ellas. Tampoco siento que la diferencia entre mis personajes de la serie sea muy grande hacia conmigo.
¿Y qué te ha aportado como actor?
Me ha aportado experiencia de más está decir, pero sobre todo en cómo moverme con la cámara. La serie está toda filmada en cámara en mano, entonces fue un ejercicio divertido como actor siempre estar alineado con la cámara. Igual esas son cosas muy técnicas. No creo que sea como actor que las cosas me aportan, siento que me aportan como ser humano y esas cosas son las que a uno le aportan para actuar. Conocer gente nueva, vivir en una ciudad en la que nunca habías estado, extrañar tu casa, fumar cigarrillos con tus compañeros de trabajo, ver el mar los fines de semana. No sé, ese tipo de cosas me interesan más que las cosas técnicas. Al Final lo técnico no aporta a lo sensible.
Esta nueva serie de Netflix cuenta con un reparto de lujo, ¿Cómo ha sido la grabación?
La grabación ha sido una maravilla, la verdad. Eso que digo, vino acompañada de la experiencia única de conocer Barcelona y a su gente y estar muy lejos de mi casa por mucho tiempo. Y la verdad que cuando filmaba sentía que estaba con mis amigos de vacaciones, había momentos en los que el trabajo era muy duro la verdad. Exigente. Ya que estaba en todas las escenas y filmamos dos meses y medio sin parar. Pero fue hermoso, cansador, placentero, agotador, me dio miedo, euforia, emoción y por último pero no menos importante… vida.
¿Podrías contar alguna anécdota del set?
El último día que filmamos la escena del show final. Fue impresionante haber hecho un show en el Razzmatazz, aunque, haya sido ficción. La escena terminaba sin que Lázaro cantara, pero yo estaba tan manija que pedí que me dejen cantar las canciones, al menos una. Entonces me pusieron Diablos y yo me puse a interpretarla. Estaba jugando y en un momento de euforia tomo coraje y me lanzo al público. Eso por guión no estaba, pero terminó quedando como final y me parece que esta épico. Lo loco fue ver la cara del director y de los creadores cuando cortó la escena.
¿Y qué has aprendido al trabajar con Dollar, uno de los talentos emergentes del país?
Dollar es un ser humano hermoso, lleno de energía y felicidad. Le aportaba una luz al rodaje que cada vez que venía, se notaba el cambio en las energías y el ambiente. Aprendí que tener una personalidad así de clara y fuerte es casi como un talento. Le tengo mucho cariño a él.
La película ‘El Ángel’ te catapultó a la fama, ¿Cómo llevaste el cambio de ser anónimo a ser totalmente conocido?
Lo lleve como pude la verdad. Al principio no entendía nada y dije esto está buenísimo… hasta que empecé a conocer las profundidades de ser conocido y muchas cosas me dejaron de gustar. Más que nada, porque la libertad más grande de todas es la de ser un incógnito. Igual la fama me permitió estar en Sicilia, gozando de la vida y un montón de cosas más. Así que la quiero, pero a veces la sufro también. Como en cualquier amor. O la mayoría de los amores. Un romance sufrido y divertido con la fama.
Actor, cantante, compositor… ¿En qué disciplina te sientes más cómodo? ¿de qué manera se interrelacionan unas con otras?
Depende mucho del proyecto. No me termino de sentir 100×100 cómodo en ningún lado, por eso amo tanto lo que hago también…. me saca constantemente de una zona de confort, o lo que hago o yo mismo. Creo que el día que me sienta cómodo, me podría llegar a aburrir. Cada día en esas disciplinas es una duda y eso me encanta. Y también en eso se relacionan en que siempre hay nuevos mundos por explorar y esos mundos tienen mucho para ofrecer. Sorpresas que me dan vida. Al final, vivir sorprendido es un motor para la motivación, la inspiración y las ganas. Al menos eso siento yo.
¿Cómo fue el proceso de creación de tu último álbum, ‘Mansión Helada’?
Largo, hermoso. Fue empezar a hacer canciones sin el propósito claro de un segundo álbum. Hasta que apareció Oniria, el head producer del proyecto y nos mostró y ayudó a inventar el camino, el concepto. Fue un año y medio de hacer canciones y tirar a la basura. En el medio hubo un viaje a Uruguay, donde nacieron muchas canciones ahí también. Y después hubo un año que estuvo descansando la música ya masterizada y mezclada, esperando ahí sentada a tener imagen. Escribimos una serie con Federico Luis Tachella y dos personas más, para el disco. Pero terminó deformándose el proyecto hasta volverse un corto. ‘Mansión Helada’ es como mi hijo, no le puedo tener más cariño. Muchos de los amigos que tengo hoy en día me los hice gracias a ese disco. Por eso, la importancia de hacer un disco que a uno le guste y lo represente. Te puede cruzar con gente maravillosa y esa gente se cruza con gente maravillosa que vos ya conocías de antes y de repente no te diste cuenta y estás cenando en una mesa para 12 con el productor de tu disco que se volvió tu hermano, el director de tu corto, que es tu alma gemela y tus amigos de toda la vida.
Por trabajo has tenido que pasar mucho tiempo fuera de tu país, Argentina ¿Qué es lo que más has extrañado de él y qué es lo que más vas a echar de menos de España?
Lo que más extraño cuando me voy de Argentina es a mi madre, a mi padre, a mis hermanos y a mi hermana. También a todos mis amigxs, mi ducha, la milanesa napolitana, la fachada de donde vivo, el ruido del camión de basura mientras me fumo un pucho. Ir al café que me gusta a dos cuadras de mi casa. Mi cama es extraña. Mis dvds, Mis libros. A mi abuela. La entraña y el vacío (hablo del corte de carne).
¿Con qué sueña Lorenzo Ferro cuando nadie lo ve?
Sueña con nunca abandonar su espíritu de niño.
No te pierdas ninguna novedad de este joven talento, Kiddo Toto, del que estamos seguros dará mucho que hablar
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