Irving Penn, uno de los retratistas y fotógrafos de moda más geniales del siglo XX, sentía debilidad por la belleza de las flores. Ahora todas ellas son recogidas en una exposición única organizada por Hamiltons Gallery.
Irving Penn hizo del «menos es más» su máxima estética. El uso simple de la luz y de fondos neutros fueron claves a la hora de definir su estilo. Son esas dos características fundidas en una, el blanco, las que funcionan como hilo conductor en la serie de sus flores. Todas distintas y especiales, en diferentes fases del ciclo vital, posan ante un escenario mudo que les cede todo el protagonismo.
En todas las fotografías se puede disfrutar de cada uno de los detalles, capturados meticulosamente y desde ángulos inesperados que ofrecen una visión inusual de las flores, sus formas. Penn tenía un especial interés en la naturaleza temporal de la vida y en todo lo que señala el sendero a la muerte. En las fotos de sus flores, a menudo, queda atrapada la belleza de aquellos momentos en los que comienzan a marchitarse o descomponerse.
«Elijo flores que han dejado atrás el punto de perfección, cuando aparecen las manchas, se oscurecen y comienzan su camino de regreso a la tierra.«
Esta serie se inició a partir de un encargo de la edición americana de Vogue en 1967. Desde entonces le asignaron siete sesiones anuales, estando cada una de ella dedicada a una clase de flor: tulipanes, amapolas, peonías, orquídeas, rosas, lirios y begonias.
Flowers, de Irving Penn, podrá visitarse en Hamiltons Gallery (Londres) hasta el 16 enero 2016.