¿Lo que buscas te está buscando?

31 / 01 / 2025
POR Marisa Fatás

Si la respuesta es afirmativa, ¿cómo propiciar el encuentro?

Collage: @hheininge

 

“Más allá de las ideas de lo malo y lo bueno, hay un campo. Te encontraré allí.

Cuando el alma se acuesta en esa hierba el mundo está demasiado lleno para hablar.

Lo que buscas, te está buscando.”

― Rumi

 

¿Qué busco más allá de fabricar la máscara perfecta para la supervivencia? ¿Qué querría verdaderamente si no dedicara mi tiempo y energía a ganarme la vida? ¿Cuáles son mis deseos íntimos al margen de  la reputación y la aceptación? Es difícil dar crédito a aquellos rumores de la mente que no se asienten en esa voz de la conciencia que delimita lo socialmente aceptable.

No sé con certeza si las personas estamos conectadas con el universo. Pero cuando nos escuchamos a nosotras mismas, el diálogo avanza y se desenreda del monólogo en bucle. Se dibuja así un paisaje que se extiende ante el ojo de nuestra mente imaginando deseos que son satisfechos. En ese tropiezo de la danza en espiral, cuando lo que inventa la mente se deja sentir en el cuerpo, nos conectamos con lo que nos rodea.

Supone entonces sintonizar en la misma frecuencia nuestros deseos con la realidad del mundo exterior. A la claridad de intención se llega observando emociones, revisando creencias. Y discerniendo, también, si lo que sientes y piensas atiende a una pantomima ajena en la que eres una marioneta, o si por el contrario responde a tu propia voz.

Tus deseos invocan la posibilidad, todas las posibilidades, más allá de lo conjurado, depositando en ella su confianza, como un gesto de desapego a todas las alternativas factibles, especialmente a las más apocalípticas. Formular propósitos supone soltar el control y confiar en que bortarán las semillas allí donde se depositan las intenciones.

Cómo se materilizan los sueños suele ser una sorpresa. Pero es bueno confiar en las fantasías que se dibujan en alguna dimensión cuántica del mundo exterior. Y allí descansan hasta que se da el momento adecuado para el encuentro. Mientras tanto recomiendan vivir el presente con paciencia, sin preocuparse por el futuro, en el aquí y el ahora.

Para cultivar esta paciencia, una de las prácticas más poderosas que se puede adoptar es la meditación. Inhalar, exhalar, observar lo que sucede en tu mundo interno, sin juzgar, como un modo de autoconocimiento. ¿Qué me hace sentir bien? ¿De qué viejas creencias debo liberarme para poder recibir en paz y con plenitud aquello que quiero? ¿Qué heridas emocionales debo seguir curando?

Parece, teniendo en cuenta la realtividad de lo que nos rodea, incluidas estas palabras, que todo consiste en alinearse con lo que realmente deseamos. Nuestras rutinas, entonces, deberían incluir tareas y acciones que manifiesten de manera cotidiana las intenciones emocionales, mentales, espirituales o físicas. A través de la visualización y la conexión emocional puedes crear un espacio mental, a modo de vasija, dispuesto a encontrar lo que estás buscando.