Las mujeres acusadas de brujería fueron víctimas de una persecución misógina. Un feminicidio que el parlamento de Cataluña busca reparar a través de la memoria.
Ilustración de Aleksandra Waliszewska
La cámara aprobó el 26 de este mes en el pleno una propuesta para reparar la memoria de las “brujas”: mujeres con conocimientos médicos, viudas o disidentes en uno u otro sentido fueron acusadas de brujería y asesinadas entre el s.XV y el XVIII. La caza de brujas en Catalunya dejó hasta 800 de feminicidios documentados, y es en Vall d’Àneu (Lleida), uno de los lugares con más ejecuciones, donde se aprobó la ley contra el crimen por «brujería» más antigua de Europa en el año 1424. Según Susana Segovia «esa caza jugó papel fundamental en los mecanismos de control de las mujeres: eran independientes, curanderas, vivían solas y conocían los sistemas reproductivos”.
La revista Sapiens pidió la revisión de la brujería en Cataluña en una campaña titulada ‘No eran brujas, eran mujeres’. El Parlamento se ha hecho eco y ha redactado un texto que ha sido aprobado en el que pide que sus nombres se tengan en cuenta a la hora de bautizar las calles, así como que se pongan en marcha estudios académicos sobre el tema. Como otras propuestas ya aprobadas como la del Parlamento de Navarra (2019) o las de Suecia, Escocia y Suiza; se busca recuperar los nombres y las vidas de estas mujeres que fueron torturadas, perseguidas y asesinadas. La propuesta ha sido aprobada con una aplastante mayoría, pero no sin un toque de atención: según los socialistas, el asunto no debía haber llegado al Pleno.
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