Disfrutar de plantas procedentes de todo el mundo, compartir conocimientos y tomar algo rodeado de flores ahora es posible en este espacio único creado por Juanma González. Hablamos con él.
Juanma González en Orangerie por Miguel Jiménez.
Si alguna vez pasas por la calle Correduría de Sevilla y ves Orangerie, no pretendas encontrar una floristería al uso, porque Juanma González, se ha encargado de que sea mucho más. Graduado en turismo, antes de la pandemia trabajaba en una agencia de viajes que le dio la oportunidad de conocer mucho países, y aunque como todo turista, estaba interesado en la cultura y la gastronomía de cada lugar que visitaba, también sentía interés por su botánica. Su afición por ellas viene desde pequeño y con una gran influencia de su abuela, que le enseñó a apreciarlas, más allá de que a él le llamase la atención.
Hacer algo relacionado con ellas siempre le rondó la cabeza, pero no fue hasta que dejó de trabajar debido al impacto que la Covid-19 tuvo en nuestras vidas que no empezó profundizar más en la idea de materializarlo de alguna forma. Tampoco es que montar una floristería fue lo primero en lo que pensó, pero el punto de partida sí fue hacer algo que le motivase a salir de casa cada mañana. Y así es como nace Orangerie, un sitio donde además de comprar flores, puedes compartir tus impresiones con otros entendidos, «viajar a través de las plantas» como él dice, e incluso conocer gente con gustos parecidos.
Orangerie por Miguel Jiménez.
Sacar adelante este espacio ha sido posible tal y como Juanma cuenta gracias al equipo de 14.30 studio, un estudio joven de arquitectura presente en Sevilla y Berlín, que han adaptado el espacio donde hoy en día se encuentra la tienda. Hablamos con Juanma para que nos contase más sobre su proyecto y lo que tiene en mente para los siguientes meses.
Orangerie es un proyecto muy original, no es solo una floristería ni un espacio de creación, es más. ¿Puedes explicarnos en qué consiste?
Orangerie es un punto de encuentro y de intercambio en torno a las plantas. Desde el principio lo planteamos como algo más que una tienda. Por supuesto, puedes venir a llevarte unas flores o una planta para tu casa, pero queremos que ocurran más cosas, que lo botánico sea una excusa para reunirnos, intercambiar, crear o bailar alrededor de flores tomando licores destilados de plantas.
¿Cómo surge la idea? ¿Cómo te ayudó el parón de la pandemia a la hora de materializar esta idea?
Las plantas me habían gustado siempre, pero me dedicaba profesionalmente al turismo y nunca me había planteado en serio hacer un cambio de sector tan brusco. Como a muchos, el parón que supuso el confinamiento de la pandemia me hizo pensar las cosas de otra manera. Me veía todos los días en casa en pijama y no echaba de menos volver a mi trabajo. Así que pensé «¿qué es lo que me haría ilusión para quitarme el pijama y salir de casa de nuevo?». Y no es que la respuesta surgiera inmediatamente, pero esa idea que estaba en algún sitio esperando se empezó a materializar poco a poco.
Orangerie.
¿De dónde provienen las plantas que protagonizan Orangerie? Porque leemos que muchas no son naturales de Andalucía.
La mayor parte de las plantas y flores que tenemos en Orangerie se cultivan en Andalucía. Intentamos contar con el mayor número de productores de proximidad posibles, pero muchas de estas plantas tienen un origen lejano, aunque ahora se cultiven cerca de Sevilla.
¿Qué relación guarda Sevilla con la botánica?
En Sevilla las plantas y flores tienen mucha presencia tanto en los patios privados como en jardines y plazas de la ciudad. Cuando se llegó a América, durante mucho tiempo el puerto de Sevilla tenía el monopolio con las Indias y todos los barcos partían y volvían a Sevilla. Aquí empezó un intercambio importante de semillas que empezaron a llegar de otro continente. Ahora hace 499 años que la primera vuelta al mundo terminó en Sevilla. Este viaje supuso un antes y un después para muchas cosas, pero a veces no se tiene en cuenta la cantidad de semillas que llegaron a Sevilla desde sitios distintos.
Orangerie por Alejandra Amere.
¿De dónde viene tu interés por la botánica?
Puede sonar un poco a cuento, pero la verdad es que recuerdo haber estado siempre rodeado de plantas gracias mi abuela Dafrosa. Ella vivía en un pueblo muy cerca de Sevilla y su patio estaba lleno de flores, con unas hortensias enormes. Cuando paseaba con ella, íbamos cogiendo esquejes que luego hacía crecer en su casa. Pensar en mi abuela como ladrona de esquejes me encanta. Me siento bastante identificado con ella en ese sentido.
Antes de Orangerie te dedicabas al turismo, ¿de qué forma te ayudó viajar por el mundo para llegar al proyecto que ahora tienes entre manos?
En los años que he trabajado en turismo he podido viajar mucho y conocer India, México, el Sudeste Asiático… Cuando vamos a estos sitios pensamos en una cultura diferente, una gastronomía exótica…, pero además de esto, yo siempre me he sentido fascinado por la botánica de otros países. Al volver a Sevilla, me acordaba de las plantas de otros lugares, las echaba de menos. Cuando empecé a poner en pie Orangerie, pensé la idea de viajar a través de las plantas sin necesidad de salir de tu ciudad, de poder ir a un sitio para ver o comprar plantas que provienen en otros lugares.
Mencionas que te gustaría crear un club de esquejes, ¿en qué consiste esta idea?
Se trata un poco de mantener viva la tradición de mi abuela, creando un punto de encuentro para el intercambio. Antes de verano comenzamos regalando esquejes de plantas una vez a la semana, pero en otoño la idea es que no sea algo unidireccional, sino que la gente se encuentra para intercambiar esquejes de las plantas que tienen en casa.
Orangerie por Miguel Jiménez.
¿Y qué más ideas tiene en mente para Orangerie?
Desde que hemos abierto han ido surgiendo muchas cosas que en principio no habíamos pensado que surgieran tan rápido y lo estamos disfrutando mucho, como proyectos de paisajismo o una pop up que estamos preparando para Madrid en noviembre. Antes del verano hicimos una primera edición de flores y cócteles que funcionó muy bien. En ella nos unimos a la coctelería de Mano de Santo, una mezcalería cercana, para compartir un domingo al mes cócteles y una selección de flores con una sesión de Dalila DJ.
Y para terminar… si tuvieras que quedarte solo con una planta, ¿cuál sería?
Un buen poto de un edificio de la Junta de Andalucía. De la época de Susana Díaz, a ser posible.
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