¿Qué hay de nuevo? Pon un lazo en tu vida

04 / 12 / 2023

¿Qué hay de nuevo? La columna semanal de Estel Vilaseca para VEIN MAGAZINE

El otro día se cruzó en mi camino una imagen de un árbol de Navidad decorado con un montón de lazos de colores reaprovechados y pensé que era una idea tan sencilla como fantástica. También vino a confirmar mi devoción casi fetichista por los lazos. Los adoro, en todos sus tamaños y formatos. No soy la única. Los lazos, vistos antaño como símbolo de lo cursi, son ahora toda una declaración de intenciones con la que abrazamos y devolvemos valor a lo femenino. No es casualidad que el lazo aparezca de forma repetida en las propuestas de Simone Rocha. La diseñadora inglesa, además de trufar con ellos espaldas, bordarlos en camisas y usarlos de mil y una maneras en complementos, este invierno su maquillador Thomas Dekluyver nos sorprendió usándolos como maquillaje, y así el lazo, de un plumazo se convirtieron en lágrima y en la tendencia viral “Bow Tears”

@maytahmi Ribbon Tears by Thomas Dekluyver for Simone Rocha – bury me wearing this pls #simonerocha #simonerochainspired #editorialmakeup #makeuprecreation ♬ This songs make u wanna ughhh – 🔥🔥

Aunque los lazos en la indumentaria datan desde los inicios de la historia, se popularizó su uso en los siglos XVI y XVII tanto en hombres como en mujeres. Se llevaban en el pelo, pero también en el pecho, bien cerquita del corazón, como símbolo de compromiso amoroso. El uso del lazo en el pelo está vinculado con una anécdota que si bien no está confirmada es bonita. Parece ser que todo empezó el día que a la Marquesa de Fontange, amante de Luis XIV, le voló el sombrero mientras montaba a caballo. Cómo llevar el pelo suelto era poco decoroso, la marquesa arrancó un lazo de sus vestido para ponérselo en el cabello. A partir de ese momento, el uso de los lazos como complemento expresivo se popularizó. Roser Bertin, la modista y diseñadora personal de María Antonieta era también una gran aficionada a los lazos, que decoraron algunos de los excesivos peinados de la déspota reina. Este excesivo par de salones de Balenciaga forrados de lacitos no podían tener otro nombre que Maria Antonieta.

La diseñadora Schiaparelli es artífice de un lazo que hizo historia. Tejido en trampantojo en un cómodo jersey de punto, demostró en 1927 que la coquetería no tiene porqué estar reñida con la comodidad y el atrevimiento:  “Dibujé un gran lazo de mariposa delante, como una bufanda alrededor del cuello: un dibujo primitivo de niño (…) el lazo debe ser blanco contra un fondo negro, y debe dar la sensación de que hay blanco debajo” contaba Schiaparelli en su biografía a cerca de las indicaciones que le dio a Mike, la tejedora con la que hizo el prototipo. La diseñadora lució ese jersey en una comida y causó furor. Vogue lo describió en la época como una “obra de arte”. Si eres ducho en el arte de tejer, Lisa Stockebrand, miembro del departamento de indumentaria y tejidos del Museo de Filadelfia, actualizó el patrón del jersey inspirándose en el original que forma parte de la colección de la institución.

Mi admirada Diana Vreeland dedicó al lazo en alguna de sus celebradas y excéntricas columnas “Why don’t you…”. “¿Por qué no…te anudas una cinta de terciopelo rojo alrededor del cuello con una elegante lazo plano y reemplazas las perlas?”, escribía en una. “¿Por qué no consideras adornarte con lazos también?” , o “¿Por qué no…atar lazos de tul negro en tus muñecas?”, sugería en otras. Y como no podía ser de otra manera, el número 37 de la revista de culto Visionaire, dedicado a las anotaciones de Vreeland, venía atado con un lacito rojo.

Fotografía: Dovima by Richard Avedon for Harper’s Bazaar, December 1955.

Este invierno los lazos están en todas partes. Los hay sutiles y low-fi como los que nos presenta Paloma Wool. Ya sea en sus cintas de lana de mohair para lazarlas en largas trenzas, como en el jersey con lazo Tana, que hace un guiño a Schiap. Aristocráticos y de clase alta como los de  Maison Ola, la nueva aventura de Maria de la Ordenjunto a Gregory Mizele. Todo un festival de grandes lazos para poner en el pelo o puntuar una chaqueta o un cinturón. También excesivos, ultra-femeninos y suprareciclados como los de Merrfer, que decoran medias, zapatos o pendientes.

 


 

Así que estas Navidades pon lazos en tu vida. Los amamos porque aportan sorpresa, y aunque parecen frágiles, pueden ser para siempre.