#SANGREFRESCA: Paula Ayet

03 / 08 / 2017
POR Cristina Moreu

Insert Flower (In a Vase), inspirada en el arte japonés de Ikebana, las flores, Viviane Sassen y la diversidad de géneros, es la primera colección de Paula Ayet. Hablamos con ella para conocer todas las claves.

 

Paula Ayet además de diseñadora, es estilista, directora de arte y actriz. Ahora presenta su proyecto final de carrera, una colección llamada Insert Flower (In a Vase). La colección está inspirada en el arte japonés de Ikebana, las flores y la diversidad de géneros. Hablamos con Paula para conocerla un poco más y descubrirlo todo sobre su colección.

¿Cuál es tu faceta preferida? ¿De dónde te viene esa versatilidad?

Me gusta hacer varias cosas distintas a la vez. Es una manera de no caer en la monotonía nunca ni perder el interés. Con esta colección he tenido la oportunidad de iniciarme en varios ámbitos desconocidos para mí y la verdad es que lo he disfrutado mucho.

Creo que es una cuestión de inquietudes y de mezclarte con gente.  De decir que sí. Es lo que hace que hagas cosas, lo pruebes todo y luego ya decidas que se te da bien y qué va más contigo.

Tu colección se inspira en la cultura japonesa ¿Qué es lo que más te atrajo de esa estética?

Los valores metafísicos que se le otorgan a la belleza y el arte. Huir del ideal de perfección rígida y dejarse llevar por una sensación más fluida y orgánica, la misma naturaleza. Comprender otra forma de pensamiento general mucho más abstracto. El pensamiento Occidental está en realidad desconectado de algo esencial y muy íntimo.

El verde y el rojo son los colores principales de la colección ¿por qué te decidiste por estos?

Normalmente, la primera cosa que me viene a la cabeza cuando empiezo a darle vueltas a un proyecto son contrastes de color en bloque. Y el inicio de esta colección surgió de este modo. Estaba de viaje por Marruecos y hacía muy poco que había ojeado un libro de Viviane Sassen, Flamboya. Fue allí, delante de una mesa llena de pigmentos, donde determiné que el verde y el rojo serían los colores principales de la colección. Así que volví a Barcelona con un pigmento rojo de tierra levantada y revuelta, de sangre; y un verde esmeralda de vegetación. Fue algo así como un impulso.

¿Cómo ha sido el proceso de fabricación? ¿Dónde habéis producido?

Con los dos pigmentos naturales se han teñido a mano los principales tejidos de la colección, un satén de seda chino y una mezcla de seda y lino para el tricot. El mordentado, es decir, el proceso que fija el color a la fibra, se ha llevado a cabo con substancias vegetales en lugar de químicas como las agallas de roble (substancias que genera en respuesta a determinados parásitos) y el symplocos (hojas machacadas de un árbol que se encuentra en Indonesia). En todas las fases del desarrollo de la colección hay una intención de no dañar el medio ambiente, de sostenibilidad y proximidad local. Incluso el tejido de pata de gallo verde es un final de stock originario de los noventa, en lana y seda.

En casa de mis abuelos siempre ha habido una habitación dedicada a la moda, el taller de coser, donde mi abuelo y abuela eran sastres de oficio. Y es en este mismo lugar donde mi abuela conmigo ha confeccionado la colección.

¿Qué piezas componen la colección?

La colección la forman ocho looks que están creados como si se tratasen de una composición floral o vegetal, a partir de la superposición de colores, texturas y materiales distintos como minerales o metales.

A nivel patronaje encontramos tirantes que nacen de un escote halter y que se prolongan hasta más de un metro de largo. Permiten así jugar con ellos, dejar la seda a merced del viento o bien enrollarlos alrededor del cuello como si de una rama de Bonsai se tratase. Hay también pantalones pareo, que se pueden atar de distintas maneras, o tubos de tricot que pueden hacer de top cruzado, bandana o falda.

¿Qué quieres transmitir con la combinación de los colores y los estampados que has utilizado?

Los estampados realizados a mano enfrentan los dos colores utilizando técnicas japonesas como el shibori (el teñido por reserva), el degradado, o las pinceladas a mano alzada sobre el vestido rosa de satén plisado inspiradas en una hoja de ficus.

Para el desarrollo de la prenda exterior, he usado tejidos con memoria, que imitan el efecto del papel después de ser arrugado. Una manera de moldear y dar volumen a la prenda en función de las necesidades. Es el caso del kimono de vinilo verde, que genera brillos y reflejos distintos que recuerdan a una alga marina. O las parcas rosa palo, a pétalos marchitos.

Es decir, en todo momento pretendo crear una analogía entre los looks que visten las chicas, y las flores.

¿Cuál es tu prenda favorita de la colección? ¿Por qué?

Quizás una de mis prendas favoritas es un mono con un degradado de rojo a verde, que sintetiza todos los conceptos de la colección. En él vemos reflejados todos los estados, o estaciones, por las que pasa una hoja a lo largo de toda su vida, un recorrido de pequeñas imperfecciones que desprende sin embargo una belleza sencilla pero latente.

Para la editorial, que hicisteis con Pablo de Pastors, elegisteis un paisaje de dunas en el Delta del Ebro ¿cómo conseguisteis reflejar la naturalidad característica de la colección?

Un paisaje de dunas, en un momento en el que la luz aguantaba hasta casi rozar la arena. Un cielo en constante cambio, con viento en el aire que movía cabellos, prendas, y las olas del mar. Elegimos a tres chicas súper jóvenes: Ola, Lauren y Tinna. No les pusimos nada de maquillaje, ya que no les hacía falta. Incluso antes del shooting se dieron un chapuzón delante del Faro, se les mojó el pelo y se hicieron amigas. Eran como tres flores, bonitas y súper femeninas.

Paula Ayet

Créditos

Fotógrafo: Pablo de Pastors

Modelos: Ola, Lauren y Tinna