5 mujeres artistas: rutinas y curiosidades

05 / 04 / 2019
POR Alegría Olmeda

De Yayoi Kusama a Georgia O’Keeffe. Cómo suelen (o solían) ser los días en los que la inspiración encuentra su máxima expresión.

Las personas en busca de la inspiración parecen ser las más especialmente metódicas y, en ocasiones, las más excéntricas. Si no, que se lo digan a Tamara de Lempicka, quien combinaba una vida familiar con otra de total desenfreno nocturno; o a Bridget Riley, quien empezaba cada obra de arte con un mismo tipo de boceto a partir del que creaba a totalidad de sus obras. Para ilustrar la peculiaridad de sus vidas, te contamos la rutina diaria, costumbres y excentricidades de 5 mujeres artistas.

Maira Kalman

Maira Kalma en su casa en Greenwich Village para Taste

El día a día de la ilustradora israelí ampliamente conocida por sus ilustraciones para las portadas del New Yorker, lo podríamos haber titulado ‘Café con obituarios’, pues era leyendo este tipo de texto con el que empezaba su mañana. La finalidad, era recordar su propia mortalidad, una simple llamada de atención a la conciencia para darse cuenta de que el tiempo para trabajar es limitado.

Rosa Bonheur

Rosa Bonheur, fotografiada por André Adolphe-Eugène Disdéri, en 1863.

Tenía la cama rodeada de jaulas con más de 60 pájaros de todos los colores y tipos y que hacían un ruido ensordecedor desde por la mañana hasta por la noche. Cada día, después de levantarse, Bonheur iba jaula por jaula para alimentar a sus pequeñas criaturas. Aunque los pájaros no eran los únicos animales bajo su cuidado. Y es que, la pintora francesa no se especializó en la representación de animales por azar, pues en casa también tenía monos, caballos, perros. ¡Incluso un león que la perseguía a todas partes!

 

Elsa Schiaparelli

Elsa Schiaparelli en su estudio

Independientemente de la hora a la que se acostara, se levantaba a las 8.00 am y tomaba un zumo de limón con agua. Si el tiempo lo permitía iba caminando al trabajo, donde siempre llegaba 5 minutos antes. Puntual como ley de vida en todos los lugares del mundo, no soportaba que la gente llegara tarde al trabajo, y fuese verano o invierno, la hora de entrada eran las 10 en punto. De las pocas que creyó que su oficio no tenía nada que envidiarle al arte, la diseñadora de moda que tuvo al surrealismo como primer amor, pasará a la historia como de las más excéntricas del siglo pasado.

 

Yayoi Kusama

Yayoi Kusama durante la realización de uno de sus trabajos recientes

La artista japonesa de 90 años vive ingresada en un hospital mental en Tokyo por sufrir fiebre, ansiedad y alucinaciones cada día. El único remedio para lidiar su enfermedad pareció ser el arte, por lo que Yayoi tiene que someterse a una rutina muy peculiar ya que el hospital tiene un horario programado. A las 9 de la noche se acuesta y se levanta a las 7 de la mañana para hacerse un análisis de sangre. Después, cada día, a las 10 va al estudio donde trabajaba hasta las 6 de la tarde. Según ha contado la artista en varias ocasiones, estos han sido los días más productivos de toda su carrera.

Georgia O’Keeffe

Una de las máximas representantes del arte moderno estadounidense solía levantarse muy temprano para prepararse un té y poder bebérselo en la cama mientras veía amanecer. Después, daba un paseo antes de ponerse a trabajar. Al parecer, O’Keeffe era conocida en su vecindario de Nuevo México por las batallas matutinas con su bastón y las serpientes de cascabel que sorteaba en sus paseos. Su última comida del día era una cena ligera a las 4.30 pm con un paseo nocturno por el campo, que tanto le gustaba.