70 años de “El Segundo Sexo” de Simone de Beauvoir

30 / 12 / 2019
POR Peña Fernández

«No se nace mujer, se llega a serlo». Las ideas de la escritora francesa siguen de absoluta vigencia siete décadas después

¿Ha afectado el hecho de ser mujer en el modo en el que se ha desarrollado mi vida? Es una pregunta que se podría hacer cualquier mujer hoy, es la pregunta que en 1949 se hacía Simone de Beauvoir y que constituyó el origen, al querer darle respuesta, de su obra “El Segundo Sexo”. Una obra que avivó un incipiente feminismo, que encontró en Simone una referente y una férrea luchadora y cuyo mensaje, hoy, 70 años después, sigue estando vigente.

Simone de Beauvoir (1908-1986) no se consideraba feminista hasta la publicación de “El Segundo Sexo”, de hecho, en un principio pensó que el haber nacido mujer no había condicionado su vida, pero tras una más profunda y detenida reflexión, llegó la revelación de que los hombres controlaban el mundo y su visión era la que fijaba la realidad.

El logro máximo de la obra era el de romper con la idea de que la mujer es mujer por razones biológicas y que está condicionada por su naturaleza y nos explica que los roles de mujer y de hombre son una construcción social basados en una supuesta debilidad de la mujer: «No se nace mujer, se llega a serlo».

Esto significaba que una mujer era libre de decidir sobre sí misma, estaba en control de su propio destino, la biología no las hacía madres ni esposas y deberían tener las mismas oportunidades que los hombres. Solo una revolución en las condiciones sociales podría dar a las mujeres la libertad que les pertenece.

Estas reflexiones tuvieron un gran valor en una lucha feminista que ya había conseguido el voto para la mujer en algunos países y el acceso de esta a la universidad y que ahora las llevó a buscar aún más una situación de igualdad reclamando las mismas oportunidades laborales, la igualdad salarial y el derecho al aborto.

Simone participó activamente en el movimiento y junto a otras mujeres fundó “La Liga de los Derechos de las mujeres”, que reaccionaba contra las discriminaciones sexistas y “Choisir” (elegir) a la vez que se imponía como ejemplo de lo que predicaba, ya que haciendo uso de su derecho a decidir por sí misma, decidió no casarse, no convivir con su pareja, no tener hijos y llevar una relación abierta basada en el respeto y en el apoyo mutuo con su compañero de vida, Jean-Paul Sartre.

El feminismo ha celebrado algunos logros, pero en la actualidad sigue luchando por llegar a la situación de igualdad aún tan lejana, incluso para nuestro país, situación que se agrava al desplazarnos a países que ni siquiera garantizan los derechos mínimos y donde el contraste por razones de sexo es abismal.