El regreso de The Face

16 / 04 / 2019
POR Luisa Gómez Castellano

Vanguardista, icono de la cultura popular entre los ochenta y los noventa y con un estilo punk único y rompedor que la diferenciaba del resto. Así podría definirse lo que fue en su época dorada la revista británica.

De origen londinense y fundada en mayo de 1980 por el periodista Nick Logan (editor de NME y Smash Hits), pronto logró situarse como punto de referencia en cuanto a moda, cine, música y lifestyle. Aportando una visión muy distinta a como lo iban haciendo sus compañeras competidoras, consiguió cautivar los corazones de muchos jóvenes que se veían reflejados en su característico estilo urbano.

Reconocida por sus cubiertas icónicas (como la de una jovencísima Kate Moss, en 1990) y por su tipografía provocadora, rompió con la corriente principal del momento y sirvió de lanzamiento a fotógrafos y escritores hoy consolidados.

En 2004, contando a sus espaldas con 100.000 copias vendidas mensualmente (128.000 en 1995 con Robbie Williams en portada), no logró sobrevivir a la vorágine que supuso el principio de la nueva era digital. La misma que recientemente ha empujado al cierre a revistas como Look o InStyle. Hoy, 15 años después de su declive, ha vuelto. Y sus fieles seguidores están expectantes. Su éxito arrollador no iba ligado tanto a los temas sobre los que hablaba, sino a cómo eran contados: el enfoque que prima sobre el contenido.

Su primer número digital se lanzará a mediados del mes de abril, además de una publicación impresa trimestral. Se podría intuir que su ventaja diferencial sea la larga lista de fans que sumó en sus años de auge, con los que ahora puede conectar a través de las redes sociales (su nueva cuenta de Instagram cuenta ya con más de 14 mil seguidores), aunque se necesita mucho más en una revista que la inclinación a la nostalgia. The Face vuelve dispuesta a adaptarse al clima actual de los medios de comunicación. Eso mismo que la desintegró puede convertirse hoy en su mayor baza.

Reinventarse o morir.