Hablamos con el joven artista sobre su nuevo E.P. y las inquietudes e ilusiones que marcan su vida en un momento tan especial.
Como un niño con un juguete nuevo. Así describiría a Teo Planell cuando habla de amor. El romanticismo que expresan sus canciones, sus melodías, incluso sus palabras mientras toma un café, resulta conmovedor. En un mundo en el que abunda la desilusión y el cinismo, encontrarse a alguien que aún tiene esperanza en el ser humano, hace que un día nublado se torne soleado. Ahora con su nueva música, el cielo brilla más que nunca. Su último E.P. Aún no existía Beatrice, es una radiografía del corazón de un joven cantante que, guitarra en mano, explora las tribulaciones de las relaciones sentimentales, de los anhelos y desengaños que se instalan en el corazón de todo aquel que se aventura a amar a otra persona. Teo es honesto, valiente y no busca dar un golpe sobre la mesa, al él le basta con la calidad y la verdad que desprenden sus letras. El otoño va a ser melancólico, pero también dulce gracias a la voz de Teo Planell. Larga vida a los románticos.
¡Teo, muchísimas felicidades por tu nuevo E.P.!
¡Muchas gracias!
¿Qué tal estás?
Muy bien, la verdad.
Ya estamos casi a final de semana, ¡huele a finde!
Yo me voy a pasar el fin de semana ocupado, terminando de mezclar un disco en el que llevo trabajando dos años. Ha sido un proceso eterno, pero muy gratificante. Ha sido un proceso paralelo al de la creación de este nuevo E.P. que acabo de estrenar, aunque ahora que lo pienso, creo que el disco se originó antes que el E.P., que al tener menos canciones, ha podido salir antes.
¿Comparten rasgos?
No, el disco y el E.P. son diferentes. Creo que el disco es menos folk, bueno creo que ni puede llamarse folk. No son canciones acústicas, están más vestidas, por así decirlo. Se me da fatal catalogar mi propia música o incluirla dentro de un género. Sí puedo decirte que es un disco un poco más ambicioso.
¿Y por qué dirías que el E.P. sí es folk?
Es una muy buena pregunta. Quizás, lo incluyo en el folk porque todo el mundo me pregunta de qué género es el disco e, irremediablemente, debo escoger uno. Aunque quizás, ni siquiera es folk, es solo música acústica que bebe del folk, sin atreverme a incluirme en un género tan potente e impresionante. Es algo a lo que tengo muchísimo respeto y por eso creo que igual estás en lo cierto, y no es folk.
Ya que estás, ¿qué tipo de folk te gusta?
El americano. Me encanta Simon & Garfunkel, Adrianne Lenker y Elliott Smith. Son artistas que adoro y que considero imprescindibles a la hora de componer música.
A mi me gusta mucho Bon Iver y Sun Kil Moon.
¿Sun Kil Moon? No lo conozco.
El cantante Tamino me habló de él y lo descubrí gracias a una canción cuyo significado me gusta mucho “I watched the film the song remains the same”. Creo que trata de que el cantante no puede olvidar un episodio particular de su pasado que vivió en el instituto.
Teo saca su móvil, busca al cantante y se acerca el teléfono al oído para escuchar la canción.
¡Hala, qué bonito! ¡Esto si es folk! ¡Me lo voy a guardar, me encanta!
Teo, ahora estás en un momento importante en el que vas a sacar mucha música. ¿Te están yendo las cosas como imaginabas?
Todo lo que está sucediendo me parece más que suficiente. La repercusión está siendo mayor de lo que esperaba. Nunca he tenido ninguna pretensión estratégica o mediática. No he hecho mucha promoción porque lo que realmente quería era lanzar canciones que estuvieran bien hechas y que, dentro de diez años al escucharlas sigan funcionando.
Imagino que estas canciones nacieron para salir conjuntamente en este nuevo trabajo.
Sí, a mi me gusta hacer proyectos con cierta coherencia, dimensionados. No me interesa ir lanzando singles, prefiero ponerlos todos en cajitas y la caja en la que he metido estas canciones, para mi era muy evidente. Sabía con cual empezar y con cuál acabar. La narrativa era clara.
¿Y de qué trata este E.P.?
Sobre el amor. El estar muy enamorado, el no tener nada de amor o incluso sobre el desamor. Mi vida ha girado en torno a eso.
Pero tan solo tienes veinte años…
Me ha dado tiempo a aprender mucho del amor, pero no es comparable con lo que sabré dentro de diez años. Soy joven, pero muy enamoradizo y romántico, incluso en su término más antiguo. Me gusta amar con intensidad y sensibilidad. Conecto con el sacrificio y el dolor que conlleva, también con todo aquello de lo que nos hemos ido desprendiendo al convertirnos en una sociedad más inteligente y deconstruida.
¿Crees que la gente es capaz de colmar tu sensibilidad? Algunos dicen que el romance ha muerto…
No intento que la gente con la que me relaciono sea igual que yo, eso sería un aburrimiento. Yo soy un romántico y lo asumo como tal. Mis amigos me consideran un pesado cuando me enamoro porque deben soportarme (risas). Aunque ahora estoy más relajado. No estoy interesado en nadie.
Háblame de cuando estás enamorado.
Me gusta dejar de hablar de ese amor que siento, soy un turras. Con el tiempo me he ido controlando. Pero no puedo evitar que el amor ocupe gran parte de mi vida cuando aparece en ella. Quizás el amor y entregarme a él, sea una manera de canalizar todo lo que siento y de entender el mundo que me rodea. A veces he llegado a pensar que toda mi vida gira en torno al amor.
Pero, cuando te dejan, ¿qué pasa?
¡Que se me viene el mundo encima! En mi vida ha habido y habrá todo tipo de rupturas. Algunas son un alivio, otras muy tristes y dolorosas… Cuando te dejan se puede pasar por un enorme espectro de emociones.
Debe ser agotador.
Sí, acabo apaleado (risas). Tengo que bajar un poco el ritmo y por eso ahora prefiero estar solo, románticamente hablando. Ahora mismo me gusta mucho estar en mis veinte, conociéndome en mi soltería, porque no creas que soy una persona de ir ligando por ahí. Tampoco me encanta la fiesta y los encuentros casuales. Por eso, el momento vital en el que me encuentro me permite disfrutar de mi independencia y de mi adultez, que ahora es cuando está comenzando. Sería contraproducente morirme de amor ahora mismo, desvivirme por alguien. Prefiero centrarme en averiguar quién soy, aunque no lo logre nunca.
Las personas que entran en tu vida, ¿comprenden tu romanticismo?
Puedes entenderlo o puedes bajarte del carro. Yo no impongo nada a nadie y menos una forma de amar. Soy una persona honesta, que se puede ver como soy, y si quieres lo compras y si no. No pasa nada.
¿Qué consejos te dan tus amigos?
Siempre recibo sus consejos con los brazos abiertos. Hablan conmigo de mis reacciones, de la vida y los oigo con mucha atención. Escuchar a tus amigos con detenimiento siempre convierte sus palabras en consejos.
¿Es el romanticismo compatible con este mundo de aplicaciones y dating apps en el que vivimos?
Creo que ligar por redes es divertido y muy legítimo, pero a mi, en cierta manera, siempre me ha hecho sentir una especie de culpabilidad, porque realmente, no conozco a la persona que hay al otro lado de la pantalla ni ella tampoco me conoce a mi. Creo que las redes tienen mucho que ver con un sufrimiento identitario y la obsesión con controlar la imagen propia. Eso me resulta terriblemente alejado de la esencia natural del ser humano. Me gusta saber porque le gusto a alguien, que le atrae de mí durante ese momento que interactuamos y creo que las redes impiden un poco eso, genera un síndrome del impostor.
¿No se puede ser la persona que quieres ser en redes sociales?
Creo que sí, y yo intento trabajar en ello. No me comunico mucho por redes sociales, pero cuando lo hago, intento ser lo más fiel a mi mismo posible. En las redes sociales decides que subir y que no, creo que ese mero hecho ya sesga, de alguna manera, la imagen que otros tienen de ti cuando ven tu perfil y viceversa. Pero todo esto, puede ser compatible con el empezar a conocer a alguien y divertirte.
Quizás te hubiera molado más vivir en otra época…
Yo represento perfectamente a ese tipo de persona a la que le gustaría haber sido parte de la generación anterior. Aunque yo me siento muy cómodo en el ahora y para nada considero que le pase algo malo a la generación actual, simplemente, me gusta dejarme llevar por una especie de nostalgia y absurda melancolía. Pero me ha tocado estar aquí y sé que no podría haber sido de otra forma.
No imagino que haces cuando te apetece desconectar…
¡En mi vida no todo es William Burroughs! Me encanta ver los Simpson. Soy como cualquiera. Me gustan cosas de mi generación y otras me disgustan un poco y me hacen sentir fuera de lugar. Creo que nos rodea un mundo artificial dominado por un capitalismo salvaje.
¿De qué manera crees que afecta eso a la música?
Tengo la sensación de que escuchamos música, que es herencia de otra música y ésta, a su vez, es herencia de su música… La línea se va desdibujando hacia una fórmula que persigue más una estética, un concepto intelectualizado. Yo prefiero centrarme en las cosas buenas, en las cosas con las que sí logró conectar. Algo con lo que he conectado mucho últimamente es con el cine de Jane Schoenbrun, la directora de dos películas increíbles: I Saw The Tv Glow and We’re All Going to the World’s Fair
Emma Stone produjo la primera.
¿En serio? ¡No lo sabía!
Por cierto, ahora que has mencionado el cine. ¿No has pensando en que quizás tu sensibilidad se desborde haciendo música y debas buscar otras expresiones artísticas?
Eso ya me está pasando. La música, de manera independiente, nunca ha colmado mi sensibilidad. Tampoco lo han hecho el cine, las amistades o el amor. Pero la suma de todo eso logra orientarme y sostenerme y con esto quiero decirte que no soy alguien que se entregue a una sola cosa, porque si me falta me hundiría en la mierda. Voy caminando y recogiendo cosas que me hagan sentir bien, todo con tranquilidad.
¿Te sientes satisfecho?
Lo estoy y no lo estoy. Creo que estoy en un momento muy enriquecedor de mi vida ya la vez, quiero que en cinco años quiero sentirme mucho más de lo que estoy actualmente. Me gustaría seguir haciendo música, sin duda, pero también quiero hacer cine, ponerme delante y detrás de una cámara porque es algo que llevo en la sangre.
Síguelo en @teoplanell
Fotografías de @miguel___german