Así es la silla antimenspreading

22 / 08 / 2019
POR Mónica Sala

Una versión para hombres que les obliga a cerrar las piernas y una versión para mujeres que les obliga a abrirlas ligeramente. Una invitación a recuperar espacio y presencia femenina.

La silla creada por Laila Laurel, que reduce el manspreading masculino e incita el femenino, combate el sexismo cotidiano. La británica creó `Una solución para el manspreading´ como parte del proyecto `Feminismo en la Tercera Dimensión´, utilizando el diseño para crear diálogo social respecto a los problemas sexistas que experimentan las mujeres en la vida cotidiana.

La palabra manspreading hace referencia a la costumbre de (algunos) hombres a abrirse de piernas en el transporte público e invadir el espacio de otros hombres y mujeres. La silla `antimenspreading´ está pensada para impedir el despatarre de los hombres al contar con unos carrilles a los lados que les obliga a sentarse con las piernas cerradas. Además, creó una silla para las mujeres que cuenta con el efecto contrario al tener una pieza de madera en el centro, de modo que las usuarios estén sentadas con las piernas ligeramente abiertas con el objetivo de incitar a recuperar espacio y presencia.

Diseñadas en sicómoro y madera de cerezo y con un estilo sencillo, en realidad no pretenden ser usadas en espacios públicos. Más bien, buscan crear conciencia, consideración y lograr igualdad. Es un intento de representar físicamente este problema cotidiano que tanto frustra a las mujeres.

Separar las piernas se ha convertido en una forma de dominación a las mujeres, los hombres tienden a querer controlar también en cuanto al espacio. Para conquistar la igualdad, Laurel exploró distintos aspectos del sexismo y el machismo. A partir de la manera en que nos sentamos hay un gran desequilibrio en los roles de género, ya que desde pequeñas se nos ha inculcado el `sentarnos bien con las piernas cerradas´, y los hombres con todo el derecho y necesidad a estar con las piernas abiertas.

La estudiante de 23 años pretende continuar con proyectos que desencadenen el diálogo y el debate social con el fin de crear conciencia respecto al sexismo bajo el que vivimos continuamente y que, en ocasiones, ni somos conscientes de ello.