BIBENCIA presenta ‘Colette’: el brillo como armadura

06 / 10 / 2025
POR Marian Coma

En su nueva colección, la firma emergente nacida en Valencia apuesta por una estética que rescata memorias silenciadas, entre vedettes, divas de cine noir y mujeres que hicieron de la fragilidad un gesto de fuerza. En #VEINDIGITAL, hablamos con su fundador, Roberto Montes.

Lo que nació como un refugio creativo en plena pandemia se convirtió para Roberto Montes en el germen de BIBENCIA. ‘Colette’ es una nueva exploración de su universo, un relato nocturno en el que las memorias silenciadas encuentran voz a través de tafetanes, corsés y plumas, con un brillo que actúa como armadura.

Empecemos por el principio: ¿cómo nace BIBENCIA y qué significa para ti haber pasado de un proyecto personal a un equipo con voz propia?

Nace en un momento complicado para mucha gente, en plena época de confinamiento, cuando el mundo parecía haberse detenido y todo era incertidumbre. BIBENCIA surge casi como un refugio personal. Al principio era una necesidad de expresar inquietudes y contar historias que no encontraba en la moda que veía a mi alrededor. Empecé de manera intuitiva, desde el desconocimiento técnico, pero con una idea muy clara: quería crear prendas que hablaran de lo que normalmente se calla. Con el tiempo, ese impulso íntimo fue creciendo y convirtiéndose en un proyecto colectivo. Pasar de trabajar solo a formar un pequeño equipo ha sido un proceso emocionante, porque la marca ya no depende solo de mi mirada: ahora hay un diálogo creativo que enriquece cada decisión. Ver cómo otras personas comparten y alimentan el mismo imaginario ha hecho que BIBENCIA gane profundidad y consistencia sin perder su esencia original.

Hablas de BIBENCIA como un espacio para contar historias abandonadas. ¿Qué historias querías rescatar con esta primera colección, Colette?

Para entender un poco el trasfondo de la colección, colette fue una novelista y artista de revista y cabaret francesa. Fue una mujer fuerte y luchadora que se hizo a sí misma en contra de una sociedad que no entendía su forma de admirar la importancia de la figura de la mujer en la sociedad. Con Colette quise rescatar la memoria de esas mujeres que, como ella, vivieron a contracorriente de su época. Mujeres que desafiaron las normas sociales, que hicieron de su fragilidad una fortaleza y que defendieron su derecho a brillar incluso cuando el mundo prefería mantenerlas en la sombra. La colección habla de la belleza que se esconde en los márgenes: las artistas de cabaret, las vedettes de los teatros pequeños, las divas de cine noir… todas ellas conforman un universo fascinante que ha sido muchas veces silenciado o reducido a estereotipos. Con esta colección quise darles voz desde la moda, traduciéndolas en prendas que celebran su valentía y su misterio.

‘Colette’ está llena de guiños al cine noir, a las vedettes y a la noche como territorio de libertad. ¿De dónde surge esta inspiración y cómo la trasladaste a las prendas?

Siempre me ha atraído la noche como espacio de liberación: ese momento en el que las máscaras del día caen y cada uno puede mostrarse con más verdad. El cine noir y el universo de las vedettes representan muy bien ese territorio ambiguo entre el glamour y la vulnerabilidad. Para trasladar esa atmósfera a la colección, recurrí a tejidos que evocan la luz artificial y el resplandor de los escenarios —satén, strass, pedrería— junto a elementos más etéreos como el tul y las plumas, que aportan un halo de fragilidad. Las siluetas buscan ese contraste entre lo insinuante y lo estructurado: corsés que contienen y a la vez revelan, capas de transparencias que sugieren más que muestran. Todo ello construye una narrativa visual que habla de deseo, de poder y de misterio.

Hay una mezcla entre glamour antiguo, teatralidad y decadencia encantadora. ¿Cómo equilibraste lo poético con lo contemporáneo para que no se quedara en una nostalgia?

La clave está en reinterpretar, no en reproducir. No me interesaba hacer un vestuario histórico ni una recreación literal, sino tomar los códigos estéticos de esa época —los brillos, los volúmenes, la sensualidad— y llevarlos a un lenguaje actual. Trabajamos mucho la construcción de las prendas: cortes más limpios, proporciones contemporáneas, combinaciones de tejidos que aportan ligereza. La teatralidad está presente, pero con un punto de sofisticación minimalista que evita caer en el exceso. También hay un componente de actitud: el romanticismo de Colette no es pasivo, es desafiante. Eso nos permitió mantener el espíritu poético y al mismo tiempo darle un carácter actual, con prendas que no solo evocan el pasado sino que dialogan con la mujer contemporánea.

Los corsés tienen un papel central en la colección, reinterpretando la silueta clásica. ¿Qué significado tienen para ti y qué querías transmitir a través de ellos?

El corsé es una prenda cargada de simbolismo: históricamente ha sido un instrumento de control sobre el cuerpo femenino, pero también un elemento de seducción y empoderamiento. En Colette quise resignificarlo como un gesto de poder. Nuestros corsés no buscan restringir, sino resaltar la fuerza de la silueta. Los trabajamos con nuevas proporciones, más cómodas, y con materiales que aportan ligereza sin perder estructura. Para mí, reinterpretar el corsé es una forma de cuestionar viejas imposiciones, de apropiarnos de un símbolo del pasado y convertirlo en un emblema de autonomía y presencia.

El uso de materiales como tafetán, satén, brocados, plumas y strass es muy potente visualmente. ¿Cómo fue el proceso de elegir y trabajar estos tejidos?

La elección de los materiales es parte esencial. Cada tejido aporta una textura y una emoción diferente.
El satén y el tafetán aportan estructura y ese brillo elegante que remite al glamour clásico. Los brocados añaden densidad y un matiz casi teatral, mientras que el tul y las plumas introducen ligereza y movimiento, creando contrastes que evocan el misterio y la fragilidad de la noche. El strass y las pedrerías fueron fundamentales para capturar la idea del brillo como luz que atraviesa la oscuridad. Además, hemos trabajado mucho las superposiciones, como el popelín con el tul, para crear juegos de transparencia y volumen que dieran más riqueza a las siluetas.

Dices que el brillo se convierte en armadura. ¿Hay también una dimensión política o reivindicativa en esta forma de entender la moda?

Sí, absolutamente. Para mí, el brillo no es solo un elemento estético; es una declaración. Muchas veces a las mujeres que se atrevieron a ocupar el espacio público, a mostrarse en escenarios, se las ridiculizó por su vestimenta llamativa. Reivindicar el brillo como armadura es darle la vuelta a esa historia: es decir que la luz, el exceso y el glamour pueden ser un escudo, una forma de resistencia frente a los prejuicios. La moda tiene el poder de subvertir significados y creo que esa es también una dimensión política de nuestro trabajo: devolver dignidad y fuerza a símbolos que antes se usaron para marginar o desvalorizar.

Valencia es tu lugar de residencia, pero naces en Madrid. ¿Cómo influye este cruce geográfico en tu manera de crear?

Madrid me dio la inquietud y el impulso de empezar, pero Valencia me ha aportado calma, luz y una conexión distinta con el proceso creativo. El ritmo más pausado de Valencia permite trabajar de forma más reflexiva, mientras que Madrid tiene esa energía urbana que a veces empuja a arriesgar. Creo que la marca es un reflejo de esa combinación: la intensidad y el carácter cosmopolita de Madrid junto con la sensibilidad mediterránea de Valencia. Ese diálogo entre dos ciudades distintas, entre lo urbano y lo contemplativo, se traduce en nuestras colecciones en forma de contrastes: entre estructura y fluidez, entre dramatismo y poesía.

BIBENCIA surge desde “el máximo desconocimiento de la moda”, como cuentas. ¿Cómo ha sido el aprendizaje en este camino y qué referentes te han acompañado?

Ha sido un proceso muy orgánico. Empecé movido por la curiosidad, sin una formación académica en moda o confección que marcara el camino. Todo lo he ido aprendiendo en la práctica: experimentando con los tejidos, equivocándome y corrigiendo, observando y absorbiendo todo lo posible. En cuanto a referentes, más que nombres concretos de diseñadores, me han inspirado personas y disciplinas: la literatura, el cine, los vestuarios teatrales, los oficios artesanos. También figuras históricas y contemporáneas que han usado la moda para cuestionar normas y abrir nuevos caminos. Esa mezcla de fuentes ha hecho que Bibencia no nazca imitando a otros, sino buscando desde el inicio un lenguaje propio, incluso en medio de esa falta de formación tradicional. Ha sido un camino de descubrimiento constante.

¿Cómo te gustaría que evolucione BIBENCIA sin perder esa esencia de “escondite” con la que nació?

Me gustaría que BIBENCIA siga creciendo, pero conservando siempre ese carácter íntimo y narrativo. Que, aunque llegue a más públicos y se profesionalice, nunca pierda la capacidad de emocionar y de contar historias que otros prefieren callar. Queremos que la marca siga siendo un lugar donde la moda no solo viste, sino que también revela. Que los proyectos futuros —como el nuevo atelier que acabamos de abrir en Valencia o las próximas colecciones— mantengan esa mezcla de rigor técnico y sensibilidad poética que nos define. El reto es evolucionar sin perder autenticidad: crecer, sí, pero sin dejar de ser un espacio que rescata memorias, que se atreve a mirar los márgenes y que transforma todo ello en un lenguaje visual propio.

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Créditos:

Dirección creativa: @robertomontessanz x @jorditerry
Fotografía: @jorditerry x @merceditas.mgmt
Retoque digital: @loreagilg y @hugostrzz
Asistentes de fotografía: @pablopuche @almnacho @merceditas.mgmt
Estilismo: @robertomontessanz
Maquillaje y peluquería: @nachosanzmakeup
Dirección de casting: @robertomontesanz x @nestorredo
Modelos: @alexruii x @irene.lacruz (@5.0modelsmanagement)
Asistentes de moda: @isaacandca @alba.pitu
Localización: @merceditas.studio

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