Cinco poemas de ‘Ayes del destierro’

27 / 01 / 2022
POR Irati Fernández

Ancestralidad, tradición y raíces en el poemario de Andrea Sofía Crespo Madrid

‘Ayes del destierro’ (Libero Editorial, 2021), poemario de Andrea Sofía Crespo Madrid es un recuerdo de lo que era propio pero ya no nos pertenece. Así, figuras de ancestralidad y familia constituyen hilos conductores que vinculan los poemas con sus lectorxs, los conectan. La renuncia, el destierro, la pertenencia, el arraigamiento y sus opuestos crean redundancias de sentido que hacen al conjunto comprensible, que confieren a las palabras su poder.

Las citas, desde el título del poemario hasta las que introducen los poemas pasando por aquellas que se rebaten y discuten en el propio cuerpo del texto, hacen a la obra de Andrea Sofía una muy consciente de su carácter intertextual, complejo, inserto en una tradición con la que se comunica directamente. La autora salta entre la prosa poética, el verso y las notas sueltas con soltura, sin renunciar a un lenguaje marcadamente metafórico, analógico, poético. Os dejamos una selección de cinco de sus piezas para que podáis degustarlo vosotras mismas:

 

I.

Yo pertenecía a una casta de mujeres dolidas, seducidas por el musgo y las voces del estruendo.

En nuestra sangre corría la enfermedad del olvido y aprendíamos a tejer en el aire, aunque para nadie. Todas sabían el significado de partir y de partirse, desde adentro. Todas atesoraban pequeñas cucarachas en los rincones.

Pero mi raza era de distinto linaje. Sabíamos hablar una lengua sin huesos. Yo concebía el amor dentro de las cavernas, entre la humedad y el silbido.

Yo no podía partirme. Entonces ya no pertenecía y ninguna mujer me pertenecía. Tuve que abandonarlas a todas.

 

IV.

Poco puede decirse ya del primer silencio. Nos pertenece a todos: venimos de su larga noche líquida.

No hay regreso posible.

 

LAPELIPOSA

Nunca me esquerecerei que no meio do caminho

tinha uma pedra

tinha uma pedra do meio do caminho

no meio do caminho tinha uma pedra.

Carlos Drummond de Andrade

 

Algún día voy a ver la Catedral por última vez

y eso me pone muy triste

vibrará en el roce de tus hombros

de óleo naranja y verde

Diré adiós

a la posibilidad de señalar un hogar con el dedo/

[a los más míos vértices de luz

por cada codo cada pie habrá un latido

recogido ya en la gramática de nuestros cuerpos.

 

Fue aquí donde lo supe:

la carne siempre ha sido triste,

existe más allá del cansancio

y no hemos aprendido a llorarla.

 

LOS TRABAJOS EN NEGRO Y LOS DÍAS 

La luz atiende el llamado

de la forma despierta

me digo para empujar los pasos

cepillar los dientes

atravesar la puerta/inalcanzable

 

entonces escribo este poema

interrumpo los calendarios

resisto a las horas

renuncio a la muerte

 

acaso vivir sea una conquista

del hábito.

COVENTO DO CARMO

Juguemos a ser

tímidas arqueólogas del desastre:

se ha impuesto la religión del cielo

ha triunfado la luz hacia los siglos

(acaso la única tiranía a la que nos entregamos)

han desaparecido las súplicas

de Santa Teresa y de Sor Juana

el llanto la furia la renuncia

ya nadie firma con sangre, a minha menina

podemos escribir y admitir en paz

nuestro sueño primigenio.

#VEINPOETRY