Cómo lidiar con la pena

05 / 08 / 2021
POR María Antonia López Arango

En ‘Sobre el duelo’, Chimamanda Ngozi Adichie escribe sobre la pérdida y la relación insatisfecha entre el dolor y el lenguaje.

Explicar con palabras el dolor por la pérdida de alguien no es tarea fácil, sobre todo cuando se trata de un padre. La nigeriana Adichie en su ensayo Sobre el duelo (Literatura Random House, 2021), derivado de un artículo publicado en The New Yorker, encuentra en la escritura una forma de describir el duelo que vive por la muerte de su padre en Nigeria, durante la contingencia por covid 19 que impidió las despedidas por parte de sus seres queridos; Chimamanda habla de la rabia, de la impotencia de no poder acompañar físicamente a su familia, debido a las restricciones para viajar a su país de origen y despedirse como se debe de su difunto padre. 

Frente a la sensación de vacío que dejó la partida de su padre, la autora de ‘Todos deberíamos ser feministas’ o ‘Medio sol amarillo’ realiza una descripción conmovedora de cómo fue afrontar las primeras etapas del duelo y la gestión de la pérdida a distancia; las reuniones con su familia a través de Zoom se volvieron dolorosas al no ver el recuadro con la palabra “Papá” en la pantalla del móvil. Fue un golpe de realidad que cuenta mientras nos hace sentir su dolor y evoca esos momentos en los que también hemos estado desconsoladxs por la ausencia de un ser querido. 

Es un breve relato que, además de ser una vía de catarsis, también es un mini perfil que da cuenta de quién era su padre o OdeluOra Abba, como a veces lo llamaba y que traduce literalmente “El que escribe para nuestra comunidad”. Cuenta de su afición por el Sudoku, de su sonrisa en las últimas selfis que se sacaron con él y de sus anécdotas como profesor y apasionado de las matemáticas y la estadística. 

Es, además, una combinación de sentimientos intensos: la rabia del pésame que le repiten una y otra vez; la rabia de esos “lo siento” que califica como banales; el remordimiento de no haber podido hacer nada por él cuando empezó a enfermar; la impotencia de no poder salir de Estados Unidos para asistir al entierro lo antes posible. Y, como una constante, el dolor; un dolor que en cada línea busca la aceptación y, de a pocos, la sanación. 

Este es un libro que le da voz a ese dolor que no es exclusivo de Chimamanda, sino que se extiende a todas esas personas que perdieron a alguien en la pandemia y se encuentran viviendo un duelo que prohíbe los abrazos y el contacto físico. Adichie toca esas sensibles fibras que la pandemia avivó y que tanto nos removió y, a través de un lenguaje sencillo, le pone nombre a ese dolor que muchas veces se nos hace imposible etiquetar ni describir; la nigeriana explica en palabras simples ese dolor en el pecho que sentimos cuando perdemos a un padre, una madre, una hermana, un hermano, una abuela, un abuelo, un tío, una tía, una pareja. Dolor que es el testimonio más claro de que hubo amor, de que amamos y nos dejamos amar. Leer este ensayo en esta época es ponerle nombre a lo indecible y entender, más allá de las teorías que nos ofrecen los psicólogos y psicólogas en terapia, cómo es y qué significa vivir un duelo.