Comprar en tiempos de coronavirus

26 / 03 / 2020
POR Kike Adela

De paseo por el mercado local; mientras tachaba poco a poco la lista de la compra, hablé con los vendedores que visito regularmente.

Huevos de gallinas camperas via @kikeadela

El ambiente no era el de siempre y no pudimos evitar comentar la situación, algunos tenderos se reían de clientes que esa misma mañana “arrasaron” en sus puestos mientras por otro lado asomaban rumores del cierre de puertas para el sábado, el mayor día de mercado. Seguí con la compra, me hice con una receta en el bar de la obligada “tapita” y sobretodo, llegué a casa con una cesta repleta de increíble producto local.

Puede que sean las semanas de cuarentena y podéis tacharme de sensible, pero siento miedo de no poder volver al mercado. No por el virus, ni por el aislamiento, si no porque simplemente están desapareciendo. Muchos ya no son lo que eran y todos se están vaciando, con ellos se desvanece también nuestra soberanía alimentaria, concepto que en lugares como Mallorca (donde resido) hace ya años que es historia.

Espárragos silvestres via @kikeadela

Durante este último año he podido reunirme con productores, granjeros y agricultores, “la resistencia”. Todos compartían la misma triste historia; no les queda mucho para tirar la toalla y no les culpo. Familias enteras, sus compañeros y amigos, muchos ya han tenido que cambiar de ocupación, abandonar la tierra y sus vidas. Están ahogados por el peso de containers que llegan al puerto día tras día mientras el campo queda desierto, por las limitaciones que les imponen y la falta de respaldo por parte del gobierno y las administraciones, por las inclemencias de un clima cada vez más incierto, o por los abusos de aquellos que fijan precios sin plantar una sola semilla y les condenan a retribuciones que si quiera cubren los costes.

 «Hemos perdido todo tipo de tradiciones, cultura y conocimientos, sin embargo nos asombra nuestra indigestión. Nosotros sí que somos paletos…»

Alcachofa común y negra mallorquina via @kikeadela

Mientras, nosotros nos sentamos a la mesa, ajenos, esperando que los estantes sigan llenos y los precios sean cada vez más bajos. Damos por hecho su duro trabajo y masticamos sin mirar siquiera nuestro plato. Hemos perdido todo tipo de tradiciones, cultura y conocimientos, sin embargo nos asombra nuestra indigestión, nosotros sí que somos paletos…

La globalización es un hecho imparable y la idea de un mundo unido es alentadora, sin embargo, esta conlleva riesgos y para combatirlos hemos de unirnos en nuestras diferencias, proteger nuestra diversidad, nuestra cultura y mantener nuestra soberanía alimentaria, porque no se puede convivir sin nada que compartir.

Pulpo de roca via @kikeadela

 «No se puede convivir sin nada que compartir.»

Es tiempo de partir pan, sentarnos a la mesa y mirarnos a los ojos, conversar, discutir, aprender, disfrutar. Hemos de recuperar mucho de lo que hemos perdido antes de que no podamos recordarlo. Dejar atrás el miedo y tomar acción, la pasividad no da frutos ni nada que llevarse a la boca y quizás sea suficiente con el respeto, con valorar todo aquello que tenemos y a los que trabajan por preservarlo. Quizás sea tan fácil como hacer la compra en el mercado y espero poder hacerlo toda la vida.

#VeinFood