No hace falta saber de arte o historia para percibir la fuerza magnética de cada una de las obras de Jeroen van Aeken (1450-1516). Nacido a finales de la Edad Media, el pintor holandés, conocido como El Bosco por su ciudad natal (Den Bosch), supo cristalizar en sus cuadros los fantasmas de una época en la que los males acechaban por cualquier flanco. La peste y otras enfermedades endémicas, la ley del más fuerte, el analfabetismo de la mayoría de la población o algunas guerras eternas prepararon un caldo de cultivo propicio para el surgimiento de movimientos heréticos que luchaban contra los males de la iglesia, el exceso de poder y los lujos desmedidos.
A las ‘indulgencias’ que prometían un pedacito de cielo y obsesionaban al pueblo con la salvación tras la muerte, El Bosco respondía con el retrato enigmático de un mundo sumido en una crisis espiritual que conducía al vicio y la depravación. Así, todas las delicias derivadas del pecado, llevaban inevitablemente hacia el infierno, poblado de terribles criaturas, absurdamente monstruosas, como no han vuelto a pintarse.
La exposición reúne 65 obras. No solo están las del Prado, debidas a la afición de Felipe II por el pintor, y otras colecciones españolas. También, las del Museo de Arte Antiga de Lisboa, el Museum of Fine Arts de Boston, The Metropolitan Museum of Art de Nueva York o el Musée du Louvre de París entre otros.
El Bosco. La exposición del V Centenario podrá visitarse del 31 de mayo al 11 de septiembre de 2016 en en el Museo del Prado.
