Las joyas de LePagón: pequeñas esculturas inspiradas en el campo manchego

04 / 06 / 2021
POR África Poveda

Hablamos con Gema Palacio, creadora de la firma que, tras un año de reflexión, llega con una nueva colección de piezas de latón hechas a mano que evocan la sobriedad del diseño.

Fotografía de Ana Roque

Gema Palacio, diseñadora de LePagón, vuelve tras un periodo de investigación personal con una nueva propuesta inspirada en las tierras manchegas que le vieron crecer. En esta ocasión, ha optado por desarrollar nuevas piezas de joyería y pequeños objetos de decoración logrando una colección atemporal con voluntad escultórica y envuelta en el valor de la honestidad que caracteriza a la firma. El latón puro está presente en cada pieza de esta propuesta, un material vivo que envejece de una manera muy especial. Además, la diseñadora nos ha dejado constancia de una colección que decide eliminar el concepto de temporadas para buscar una sostenibilidad real y, en consecuencia, el concepto de caducidad del diseño. En esta entrevista, Gema nos pone al día sobre cómo ha sido el proceso de creación, sus inspiraciones y el significado y los motivos de esta nueva era de ‘LePagón’.

Vuelves al ruedo con un nuevo proyecto tras un año de desconexión y reflexión. Cuéntanos, ¿cómo ha sido este periodo de investigación personal?

Ha sido un proceso natural tras una especie de tormenta personal. Mi madre murió en 2020 justo antes de que nos confinaran. Creo que después de una crisis, y 2020 lo ha sido un poco para todos, y siempre hay un cambio, porque ya no eres la misma persona. El asomarme a las verdaderas prioridades y buscar en la mochila aquello en lo que creía y que me hacía feliz. El hecho de revisar qué es lo que estaba dejando atrás y qué valores iban más con la nueva yo, fueron los catalizadores para una pequeña revolución.

LePagón regresa con nuevos valores reforzados y un producto más auténtico. ¿Podrías explicarnos un poco sobre ello y ponernos al día con las novedades?

Quizás la autenticidad es que he dejado de mirar tanto hacia afuera, he dejado de mirar modas y hacer un producto quizás más vendible para hacer una serie de piezas que realmente me emocionan y que creo que formalmente son potentes. Ha sido casi la manera de pensar de un escultor.

Fotografía de Ana Roque

Con la ayuda de Gonzalo Fonseca (Steve Mono), y gracias a nuevas referencias, has logrado que tu marca se base en el valor de la honestidad, al margen del artificio o la impostura. ¿Cómo se traduce esa idea en las piezas?

Gonzalo me ha ayudado mucho en el proceso de simplificación. Siempre me ha apoyado para seguir mi intuición hacia ese producto genuino que se decanta de un proceso de diseño reflexivo y cuidado. Gonzalo es un gran abanderado de la honestidad y me ha ayudado a entenderla en mi trabajo. Piezas que pueden expresarse a través de un material desnudo como puede ser el latón o las piedras naturales y perlas que se permiten la huella humana del proceso de fabricación e incluso de la fundición. Todo esto que pudiera verse como defectos, en realidad son parte fundamental de la apariencia formal de cada pieza.

Supongo que el hecho de haber estado este tiempo cerca de tus raíces maternas, en el campo manchego, te ha influenciado de alguna manera a la hora de crear esta colección. ¿Qué conexión existe entre estas joyas y tus raíces?

El campo manchego es la sobriedad por excelencia: la humilde tierra de cultivo y el cielo sobre ella, en una extensión abrumadora. El sol, la lluvia, todo le afecta de manera homogénea y brutal, pero tiene resiliencia. Yo quería acercarme a eso buscando un resultado final puro que se nutriera de todas las vicisitudes del proceso de creación y además eligiendo materiales lo menos procesados posibles. Por otro lado, a nivel de diseño, siempre trato de pensar la pieza maciza sin que se haga necesario un vaciado que pudiera aligerar el peso, es decir, lo que hay es lo que ves, sin esconder un revés en las piezas, todo es importante.

Y en general, ¿qué inspira a Gema Palacio a la hora de diseñar? ¿Cuáles dirías que son tus mayores influencias?

El entorno, la primera. También la humildad del paisaje, las raíces romanas de la zona, lo estereotómico del mundo romano, la masa. La arquitectura siempre, pero humanizada. La joyería de la antigüedad, aquella en la que se usaba el oro macizo y se veía basto por cómo se trabajaba, es decir, era una joyería cuyo diseño estaba relegado al material y a lo que se podía hacer con él. La tradición, las joyas de las madres y las abuelas y abuelos (las joyas de hombre son preciosas). Aunque sean bisutería, encuentro en lo vintage un amor por el orden y respeto a los patrones que me gusta mucho.

El latón puro es el material por excelencia en las nuevas joyas de tu firma, un material vivo con un envejecimiento muy especial, sin estridencias. ¿Cuál es el motivo de esta elección?

Por el color, cercano al del oro y al del campo cuando ya está el trigo a punto de recogerse. El latón tiene distintos tonos dorados según pasa el tiempo por él y lo va oxidando. Es un metal que puedes limpiar fácilmente. Su brillo es natural y nada pretencioso. El hecho de dejarlo visto sin chapar me permite dejar a la vista los poros de función, las huellas del trabajo manual de la pieza, lijados, etc. Esto hace que cada pieza sea diferente y cuente su historia y también la de quien la posee porque según se va usando, adquiere una pátina determinada.

Un packaging libre de plásticos y un stock controlado bajo demanda. ¿Es algo que llega para quedarse?

Pues me encantaría la verdad. Creo que la tendencia global es la de usar cada vez menos plásticos. Y por supuesto no hay nada más sostenible que un stock bajo demanda. El hacer algo para alguien es algo que va inherente a la artesanía y abraza una vez más la honestidad. El ser pequeña te permite concederte la licencia de fabricar a medida y respetar los tiempos de fabricación. También creo que eso de esperar a que te fabriquen un encargo es algo que afecta muy positivamente sobre la experiencia de compra. Es como cuando esperas a que la comida esté lista, es cercano, muy de escala humana.

Todas las piezas están hechas a mano en España en colaboración con pequeñas empresas familiares. Con todo el panorama que estamos viviendo con la pandemia, ¿crees que es un momento importante para ayudar a pequeñas empresas?

Por supuesto. Además, tienes un trato más cercano y personalizado para tus necesidades. Creo que en realidad todos nos ayudamos de esta forma.

Defines tus productos no como meros accesorios decorativos, sino como piezas atemporales con las que puedas experimentar nuevas formas de sentirte. ¿Es esa la intención de tu firma, crear joyas que la gente pueda llevarlas durante años?

Sí, ese es el objetivo. Por un lado, diseñar pequeñas esculturas que te cambian la manera de andar o de moverte, por el simple peso o volumen de una pieza. Por el otro, diseñar bajo el paraguas de la honestidad hace que el trabajo resultante sólo responda a una idea, no a una moda, y las ideas son siempre eternas.

Sin duda, el valor de la sobriedad y la sencillez envuelven a cada una de tus creaciones de ‘LePagón’. ¿Dirías que esa es la esencia de la marca?

Totalmente. La sobriedad trato de mantenerla siempre en mente porque todo lo que toca lo hace elegante y sostenible. La sobriedad de procesos, de diseño, de packaging, de vida en general. Creo que es un valor ordenador de prioridades y necesidades. Comprar bien de calidad para gastar menos, consumir menos y mejor. Al final se trata de diseñar algo eterno y permanente que forme parte de tu historia y que compres por lo que te hace sentir y no por lo que parezca que es.

Fotografía de Ana Roque

Encuentra todos los diseños de ‘LePagón’ en www.lepagon.com

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