Lil Nas X es una fuerza queer si le llamas por su nombre: Montero

27 / 03 / 2021
POR Antonio Rodríguez @awerpower

Montero Lamar Hill ha lanzado por fin un single que nos tenía expectantes. Su nombre de pila junto al título de una película dan nombre al regreso del rapero, cantante y compositor Lil Nas X, que ha revolucionado las redes este pasado viernes tras el estreno de la canción, y cuya portada ha diseñado el artista Filip Custic; ‘Montero (Call me by your name)’.

‘Old Town Road’ fue su debut y la canción más popular de 2019 en todo el mundo, la que le dio a conocer, con tan solo 20 años. Que un rapero negro debutase con una canción country ya era arriesgado en EEUU. Tras 17 semanas en el número de Billboard, todo tipo de premios, y la clara discriminación de los charts country de EEUU, la industria no pudo controlar el increíble éxito de esta canción que seguro que has escuchado y tarareado.

 

Portada de ‘Montero (Call me by your name) por Filip Custic

 

Pero el pasado viernes nos encontramos con algo que borró de inmediato su status de One Hit Wonder para situarle en la liga de artistas que cambian las cosas desde los canales comerciales, a pesar de que los códigos sonoros, visuales y estéticos de esta canción y su vídeo beban directamente de elementos de la cultura queer más underground.

Una canción pop que contiene guitarras españolas, referencias country y palmas en lugar de beats, dónde el artista demuestra sus habilidades como vocalista que alterna con el rap. Un relato con pausas y saltos, y un estribillo pegajoso, y en el que Lil Nas X envidia las cualidades de los hombres que considera fuera de su alcance, pero hacia los que se siente atraídos (“Never want the niggas that’s in my league, I wanna fuck the ones I envy, I envy”). El artista habla de la homosexoafectividad de algunos de sus amantes, algo difícil de definir y que está muy presente en la cultura de las relaciones entre hombres en el Siglo XXI, un término bien acuñado por el psicólogo Gabriel J. Martín. Un ejercicio de honestidad consigo mismo; no niega sus perdiciones y debilidades, pero toma el control de la situación (“I wanna sell what you’re buyin’, I wanna feel on your ass in Hawaii”).

 

 

Pero hay mucho más en este tema, adelanto de su segundo disco que llegará en junio, y que acompañará a lo que el artista prevé como “un año movidito”, según una reciente entrevista con Complex. Y es que el vídeo es la confirmación de lo que el tema adelantaba, algo más grande que le dignifica como artista; una explosión y expresión queer dentro del contexto homófobo del hip hop americano. Un admirable ejercicio de posicionamiento, divertido, atractivo y sobre todo esperanzador. Aquí hay solidaridad con la comunidad LGTBIQ+ con actitud.

El artista presenta su comeback junto a una carta que le escribe al Montero de 14 años que juró vivir esta parte de su vida en secreto. El vídeo es una representación ficcionada de cómo transforma su dolor y lo convierte en algo de valor ultrapoderoso, mainstream y desafiante. Es una acción creativa de empoderamiento y activismo queer.

 

 

En contexto con la carta, la referencia a ‘Call me by your name’ es un claro rechazo a la toxicidad de la película que a muchos nos ha costado distinguir por identificación subjetiva. Una cinta premiada y basada en la novela de André Aciman donde, quizás, la belleza estética y el resonar del desamor difuminó una relación descompensada por poder y edad, donde incluso los adultos presentes manifiestan un delicado liberalismo despreocupado de conformidad con la historia que relata. El rapero lo hace confluir con una experiencia amorosa propia y rechaza ‘lo malo’ con una intención de emancipación.

 

 

En el vídeo hay multitud de referencias al desarrollo de la identidad del artista. Lo prohibido, en la serpiente que aparece al inicio; el conflicto interno de aceptación en la escena de gladiador, abucheado con distintas versiones de sí mismo en azul y rosa que representan roles normativos, y una batalla interna por aceptar su verdadera esencia; el racismo y homofobia sufridos y representados en personajes y situaciones del vídeo de una forma cómica y traviesa (es apedreado con un plug butt). O incluso la religión, en ese encuentro en los cielos con un Dios que le acepta y le hace ser libre, ser él mismo.

 

 

Y este proceso lo resuelve con una increíble destreza artística multidisciplinar; en forma de sujeto empoderado se desliza hasta los infiernos haciendo pole dancing con unas botas que empiezan a ser un símbolo de liberación queer (Arca, Jonathan Van Ness, Perfume Genius o Mykki Blanco). Al llegar a los bajos fondos se encuentra con Satán, una personificación de discriminadores, amantes que están en el armario, o raperos abiertamente homófobos que se han mofado públicamente de él. Lil Nas X usa su imponente físico y se convierte en un power bottom que se venga de aquellos que la han hecho sufrir a través de su liberación sexual y un lap dance que es una performance de la lucha cuerpo a cuerpo y los límites entre el amor y el odio. El artista muestra una naturalidad especial para transicionar de antihéroe a criatura sobrenatural que no necesita una corona de laurel en este audiovisual a medio camino entre las películas ‘Avatar’ y ‘Hustlers’, dirigido junto a Tanu Muino. No tiene miedo de rematar la jugada poniéndose unos cuernos que retira de la cabeza de Satán, y se los calza, cargados de connotaciones, y con una poderosa imagen; la del desafío de una persona sin remordimientos que firma un manifiesto personal y de compromiso ético con sus comunidades, pero impregnado de elementos de una cultura queer divertida, rítmica y sexualmente libre.

No se la podía jugar; ‘Montero (Call me by your name)’ es un éxito diseñado para viralizarse en las plataformas de streaming (dura poco más 2 de minutos), consciente de que el año movidito que 2021 será para Lil Nas X no se reduce a la publicación de un álbum que se intuye relevador, sino que es una exteriorización del compromiso consigo mismo, con su obra y con la libertad sexual.

Una visita al joven e inseguro Montero para decirle que ya puede ser él mismo en el futuro, y que se convierte en narrativa de acción para inspirar a tantos Monteros que hoy bailarán en sus habitaciones sin miedo.