Mabel Olea y su energía son imparables, casi contagiosas, como un dulce virus compuesto de danza, música y carisma, pero también curiosidad. En #VEINDIGITAL rescatamos parte de la entrevista publicada en VEIN#17.
Una poderosa curiosidad ha llevado a Mabel Olea a iniciar una travesía física y onírica para conocer su propio cuerpo y los límites a los que este se enfrenta no solo artísticamente, también socialmente. Sus conocidas performances la han convertido en un referente en elmundo de la danza, pero también una figura clave a la hora de haber reintroducido al público joven en este arte. Pero, por si fuera poco, Mabel ha querido ir un paso más allá, aventurándose en el mundo de la actuación con el proyecto más crudo y aclamado de los Javis hasta la fecha: ‘La Mesías’. Como una de las componentes de las Stella Maris, grupo de popcristiano capitaneado por Amaia, Mabel y compañía han impactado a los espectadores con sus extraños bailes y su mensaje de amor anti-apocalíptico, demostrando una vez más lo imprevisibles que son los movimientos de una mujer tan singular y arriesgada como Mabel, quien se divierte como nadie caminando siempre en la cuerda floja del arte, sin miedo a caer y con ganas de dar una pirueta aún más descabellada que la anterior. ¡Y es que es imposible dejarla demirar!
Tu participación en “La Mesías” supone tu primer gran papel en una serie de televisión. Has entrado por la puerta grande de mano de los Javis. Pero a mí me gustaría saber qué impresión te has llevado de la industria de la televisión. ¿Cómo describirías este primer gran contacto con un medio tan apabullante?
Absolutamente perfecto. Aunque creo que eso es todo mérito de Los Javis, la verdad, y de tener el buen ojo para crear un gran equipo. Todas las personas involucradas en la serie se han dejado la piel, de ahí también su resultado. He conocido a personas maravillosas que se han convertido en amigas, he tenido la suerte de disfrutar y aprender de gente a la que admiro, me he sentido arropada, acompañada, valorada y escuchada en todo momento. Ha sido una entrada liderada por la confianza ciega.
¿Cuál era tu relación con las obras de los Javis?
Pues de admiración. Paquita Salas me parece una obra maestra. Conecto mucho con el curro de Los Javis y en parte creo que es por lo que te digo, porque tienen una capacidad de escucha enorme, que les permite plantear un trabajo muy propio, pero totalmente conectado con algo que sucede más allá de ellos. Su lenguaje roza lo extraordinario. Son capaces de escuchar de forma atenta lo que dicen a su alrededor. Y eso lo he reafirmado trabajando con ellos. Realmente he podido apreciar qué significa dirigir y ser director. Es una pasada el lugar desde donde trabajan.
¿Cómo te llegó este papel? Háblame un poco sobre el proceso de casting.
Fue algo totalmente inesperado. Yo estaba currando en una pieza mía, haciendo residencia técnica en el teatro de Lleida. Lo destaco porque tenemos la broma con mi madre de que siempre llegan buenas noticias cuando estamos juntas. Me llama Carmen Aumedes y me pone en contexto mínimamente. Acudo a la prueba nerviosísima, ¡pero con mucha ilusión! Y justo antes de entrar al casting me salta ALEATORIAMENTE la canción de Paquita Salas en Spotify. ¡Loquísimo! Te juro que pensé que era una señal y me aferré a eso. Luego hice un par de pruebas más y en todas me lo pasé genial. Fue un proceso de casting muy agradecido. Me acuerdo de que nos hicieron aprender una canción y yo siempre fui con un micro que tengo de karaoke portátil, pero nunca lo llegué a sacar. Luego cuando me dieron la noticia de que me habían elegido para el papel, ¡estaba también con mi madre! Así que supongo que sí, que es cierto que todo lo bueno llega mientras estoy a su lado.
¿Te gustaría seguir explorando tu faceta como actriz?
Sí, la verdad es que me encantaría.
Uno de los temas recurrentes de la serie es la familia. ¿Podría preguntarte por cómo es la tuya?
Mi hermano y mi madre son lo más importante que tengo en la vida. Tenemos una relación muy estrecha, muy sincera y muy especial. Pasar tiempo con ellos es probablemente lo que más valoro en el mundo. Hablo con mi madre absolutamente todos los días, es genial. Nos contamos absolutamente todo. Pero luego, cuando tengo que despedirme de ellos, lo paso fatal, me paso habitando la nostalgia tres días seguidos sin parar de llorar… es un drama.
¿Tú te consideras una persona familiar? Porque yo mucho, pero mis amigas, algunas, son muy despegadas y otras para nada. Con la familia a veces no hay términos medios. Yo a la mía la llevo muy presente, todo el santo día llamando a mi madre como bebé llorón que puedo ser. Pero, háblame de qué lugar ocupa la familia en tu vida.
Pues justo, igual que tú. Me paso el día hablando con mi madre por teléfono, literal. Si tengo que ir de un sitio a otro, la llamo. Hablamos en todo momento y al colgar nos mandamos un mensaje por WhatsApp, a veces para seguir hablando y otras para agradecer el buen rato que ha traído esa conversación. Eso lo hace también mucho mi hermano. Me parece súper bonito. Con mi madre y mi hermano he aprendido lo que significa la palabra “entrega”.
Tu experiencia en “La Mesías”, donde se hablan de lazos familiares muy problemáticos, ¿te ha removido en cierta manera como persona?
Cien por cien. Es que creo que si “La Mesías” no te remueve, eres una piedra, la verdad. Obviamente en «La Mesías” se traza todo el arco dramático desde lo familiar, para poner en el tablero de juego demonios y conflictos que resuenan en cada persona de una forma u otra, independientemente del lazo familiar que tengas. Los demonios y los conflictos internos son algo universal que nos azota a todos por igual y siempre remueve tenerlos enfrente y plantarles cara.
Las Stella Maris bailan para evitar el fin del mundo. Quizás en la vida real eso no sea literalmente cierto, pero estoy segura de que tú conoces mejor que yo el verdadero poder del arte de la danza. Desvélanos un poco de ese poder.
El de la danza es en verdad el poder que aguarda la pasión y la entrega hacia algo. Es muy jugoso decir que la danza es mágica, que el arte tiene la capacidad hipnótica de hacerlo todo mejor, de plantear escenarios reveladores. Pero pienso que el verdadero poder reside en dedicarte en cuerpo y alma a algo, independientemente de lo que sea. Este verano fui al digestivo porque estaba haciéndome unas revisiones. ¿Te puedes creer que salí llorando de la consulta? Me emocionó enormemente la doctora que me atendió, su poder de escucha, el saber entender y tratar el cuerpo, la confianza que ofreció esa persona, en el corto tiempo de una visita médica, me pareció bonito y emocionante. Y todo es por cómo ella vive su profesión. Lo que realmente puede evitar el fin del mundo es la vocación.
Al ver tus danzas y coreografías se me viene inevitablemente a la cabeza el remake que Luca Guadagnino realizó de “Suspiria”, donde el coreógrafo Damien Jalet usó las coreografías para escenificar los conjuros de las brujas. A mí, en cierto modo, esa idea de comparar la danza con la forma de embrujar me parece bastante acertada, porque una danza, cuando se contempla, siempre conjura algún tipo de sensación. No sé si estás de acuerdo con esta idea y si te gustaría compartir tus impresiones.
Sí, va un poco en la línea de lo que estamos hablando, ¿no? Toda entrega tiene cierto embrujo, porque en la entrega, en mi caso al movimiento, hay un soltar, un dejarte atravesar por algo y eso la hace atractiva e irresistible.
Aprovecho y te pregunto: ¿qué te gustaría conjurar si uno de tus bailes tuviera verdaderos poderes mágicos?
¡Ayyyy me encanta esto! Creo que me fliparía realmente poder convertirme en los personajes que habito mientras bailo. Que de repente pudiera crecerme muchísimo el pelo, que mis dientes fueran de algodón o tener muchas piernas…. no sé, tener la capacidad de crear cuerpos bizarrísimos con habilidades sobrehumanas.
Tus bailes se caracterizan por ser una exploración de los límites del cuerpo. ¿Hay algo en lo que tu propio cuerpo te haya sorprendido? ¿Ha cambiado la relación que tienes con él a raíz de la danza?
Yo me sorprendo absolutamente cada día de mi cuerpo, a veces no me creo capaz de hacer según qué cosas. ¡¡¡Es tan raro!!! Con los años he ido entendiendo que la danza me ha dado un poder de escucha extrema del cuerpo.
Para los que no estén familiarizados con la escena de la danza en nuestro país, ¿podrías hablarnos de los artistas y espectáculos que hayan logrado despertar tu interés?
El Conde de Torrefiel es una compañía con la que me resuenan muchas cosas. ¡Los admiro y me inspiran muchísimo! Y luego, la verdad que pienso que mis amigas tienen un talento increíble y son de las voces más atrevidas ahora mismo del panorama y el sector debería atreverse de verdad y programarlas sin parar. “Black Sun” de María Jurado es una de las piezas que más me ha impactado, salgo en ella como intérprete, pero pienso que como espectadora me fliparía y me removería algo muy profundo. “Silent room in Berlin” es la primera pieza que hice con María y la que marcó un antes y un después en nuestra forma de entender y abordar la danza. Mi amiga Valeria también creo que es una persona que debería conocer todo el mundo. Desde aquí las pongo en valor y las honro y les doy las gracias por inspirarme tanto.
¿Serías capaz de contarnos alguno de los recuerdos más especiales que guardes de tus performances?
Pues yo guardo con especial cariño todo lo que hago porque me entrego absolutamente a todo, no sé hacerlo de otra forma. Es verdad que guardo con un cariño muy especial mi primera pieza “JAPAN”, una carta de amor a la torpeza. Se creó un equipo precioso que latía al ritmo y las necesidades de mis deseos elevándolos y haciendo que todo fuera real. Dejó de ser una creación propia. “JAPAN» era de todas y cada una de las personas que se involucró. Fue un proceso largo, pero fue mágico, de película. Me emociono mucho cuando recuerdo esa pieza, su proceso y todo el amor que movió.
El tema de este número de VEIN es el amor. ¿De dónde dirías que nace tu amor por la danza?
Mi amor por la danza nace de la niña que bailaba y anotaba coreografías compulsivamente en su habitación. Nace del juego, de la intuición. De una vocación que Dios ha puesto en mi camino.
Top NIMPH, Falda SOFÍA SOFÍA, Calcetines PALOMA WOOL, Zapatos HEREU
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Créditos:
Producción + Entrevista JUAN MARTI
Fotografía JULIA CARBONELL
Estilismo JAVIER GUIJARRO
Asistente de estilismo MARÍA AZNAR
Iluminación + Retoque GONZALO RAMOS
Dirección de arte LUIS GRAN BARCELONA
Asistente de arte BENITO GALLINAD
Muah MELISSA MORENA
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