‘Manual de Autodefensa’, o cómo hacer del humor un arma contra la miseria

20 / 02 / 2020
POR Débora Lamas Costa

Luci Gutiérrez se venga de sí misma a través de sus ilustraciones. El libro le sirve como terapia contra su mala leche y la mezquindad de este mundo.

Manual de Autodefensa (Blackie Books) es el último libro de la famosa ilustradora Luci Gutiérrez, autora del bestseller ‘English is not easy‘ y conocida por publicar regularmente en The New York Times. Esta es su obra más personal, donde muestra sus miedos más íntimos y aborda temas como la familia, los amigos, la vida en pareja, la vida en sociedad, las buenas maneras, la felicidad, la religión, el sentimiento de culpa o la libertad.

‘Manual de autodefensa’ señala toda la mezquindad de este mundo con una mirada llena de humor negro. El libro se ha compuesto a través de la miseria porque es la mejor manera de protegerse. La autora nos lo explica: “es para que no te coja desprevenido. Si la escondes bajo la alfombra, tropiezas con ella. En cambio, si la dejas a la vista, la puedes esquivar y además estudiarla hasta que deja de parecerte tan monstruosa. Si la observas detenidamente puede resultar hasta simpática; a mí me parece graciosa.”

Para la ilustradora, la acción de dibujar es su terapia, su manera de librarse de su ‘mala leche’. Luci nos cuenta: “Seguramente sería más sano hacerlo de otra manera, pero de momento es la única que me sale. Dentro de la contención, porque las cosas están como para salir a la calle con una katana al grito de guerra y yo lo hago sentada en mi escritorio silenciosamente, con lápiz y papel. Y según como se mire tampoco está tan mal porque le saco rendimiento y contribuyo al civismo en mi barrio.”

‘Manual de Autodefensa’ es un libro que ha tardado 5 años en realizase mientras la autora trabajaba en otros encargos. Luci afirma que escribe el libro desde la venganza, “Soy una persona contenida y en sociedad me comporto educadamente, luego en la intimidad a veces me corroe la conciencia por haberme comportado con educación cuando no correspondía. Y el dibujo me sirve para sacar el enfado de tapadillo. Mi actitud frente al dibujo se guía por la búsqueda de diversión, pero resulta que me divierto con la maldad. Hay una canción de Albert Pla que dice ‘yo quiero que tú sufras lo que yo sufro’, pero en mi caso todo se resume en una cosa: quiero ser mala, pero sólo puedo serlo cuando dibujo.”

En el libro, Luci muestra la verdad de la estupidez humana a través de la ironía. “Supongo que porque no somos muy listos. Pero también está bien que sea así, sin la estupidez humana no habría lugar para el humor. Y sin humor todo sería demasiado aburrido. Yo, por ejemplo, procuro tener siempre algo con lo que amargarme. Cuando desaparece, me busco otro motivo. Lo hago disciplinadamente. Lo que no sé es por qué, quizás para tener una vida más emocionante.”

Una de las ilustraciones que aparece en el libro afirma que un mundo sin convenciones sociales, sin frases de cortesía, sin gestos estipulados, sin hablar del tiempo para llenar los silencios daría miedo. La autora nos explica su intención: “Quería poner sobre la mesa que no estamos preparados para lo contrario. O tendríamos que reinventarnos todo el tiempo y sería agotador. Se suelen elogiar las conductas que escapan de las normas sociales, pero lo cierto es que no sabemos procesar una situación imprevista y quedamos paralizados o como mucho actuamos con disimulo. Las convenciones sociales de alguna manera son un espacio seguro y evitan la incomodidad o daños colaterales, aunque las grandes catástrofes vengan después.”