Nunca jamás: donde la representación es objeto político de revolución

17 / 09 / 2021
POR Julia González

«Los hombres nos miran y nosotras nos miramos a nosotras siendo miradas«. Un punto de partida para el proyecto fotográfico de Cèlia Andrés.

Modelo: Stan DidKovkyy. Estilismo de Sol Hernández.

Las fotos antiguas tienen algo genuino y auténtico (y decimos antiguas refiriéndonos a las de los primeros cumpleaños con todos los amigos de clase o las vacaciones familiares a la playa en a principios de los 2000; esas que todavía se revelaban en tienda) porque capturaban el momento, las emociones y los sentimientos, ocasiones especiales. El hecho de hacer la foto tenía un motivo y era crear recuerdos. Sin embargo ¿cuál es la función de la fotografía ahora que la sociedad está tan hiperdigitalizada? Esta es la pregunta que, sin que Cèlia Andrés lo supiese todavía, daría lugar ‘Nunca Jamás’.

Ahora que no estamos pendientes de que el carrete se nos termine nos da igual invertir el tiempo necesario para que salga la foto perfecta que subir a las redes sociales, porque si nos fijamos todos los post que subimos tienen las mismas poses y las mismas perspectivas, nos hemos convertido en copias unas de otras. Hemos creado un personaje de cara al público que dista bastante de lo que somos realmente.

«Voy a fotografiar lo que está pasando, lo que todo el mundo sabe, la realidad de toda esta ficción»

Y es que mantener este personaje tiene un coste, tal y como cuenta Cèlia las conversaciones con sus amigos normalmente tratan temas como la presión social, ataques de ansiedad, problemas alimentarios, el rechazo a su propio cuerpo y la preocupación que les supone el no triunfar. Con este proyecto Cèlia Andrés quiere mostrar la cara B, la persona que está detrás de los perfiles y para ello partió de la siguiente reflexión: «los hombres nos miran y nosotras nos miramos a nosotras siendo miradas». Las mujeres siempre hemos sido el objeto a retratar y lo tenemos tan asumido que nos vemos a nosotras mismas bajo la mirada masculina desde pequeñas, sabemos qué es lo que tenemos que hacer si queremos gustarles, pero ¿y ellos? Tampoco han escapado de las redes sociales y también son víctimas de la masculinidad tóxica y el machismo sistemático de nuestra sociedad.

Modelo: Miguel Iglesia. Estilismo de Sol Hernández.

En ‘Nunca Jamás’ Cèlia Andrés trabaja con la vulnerabilidad del género masculino y sus inseguridades. Para ello se creó un perfil en Tinder, lo que ella considera «un catálogo de rostros» e hizo dos rondas de selección. La primera fue bajo la etiqueta de «hetero» y la segunda definiéndose como «homosexual», en ninguna mostró una imagen suya y siempre aclaró que se trataba de un proyecto fotográfico. Recibió casi 100 respuestas en la primera aproximación, sin embargo los perfiles que más le encajaron fueron los que pertenecían a la segunda búsqueda ya que encontró más diversidad y unos perfiles que distaban más de la masculinidad establecida. Este proyecto a través de la fotografía cuenta la búsqueda de la identidad y la pérdida de la inocencia de una generación marcara por la competitividad.

«Rúben escogió a Tini, que le acompañaba a todas partes.
Él era un refugio y le transmitia seguridad».

Modelo: Rubén Alvarado. Estilismo de Sol Hernández.

«Me gusta mucho mi cara, mi piel y mis piernas. No me gusta mi pecho, mis glúteos ni tampoco mis brazos».

Modelo: Miguel Iglesia. Estilismo de Sol Hernández.

«La masculinidad establecida es un problema»

Modelo: Guillem Estevan. Estilismo de Sol Hernández.

Modelo: Rubén Alvarado. Estilismo de Sol Hernández.

«¿De qué hablamos cuando hablamos de heterosexualidad? ¿Tiene sentido seguir hablando de ella? ¿Qué significa ser hombre?»

Modelo: Guillem Estevan. Estilismo de Sol Hernández.
Modelo: Stan DidKovkyy. Estilismo de Sol Hernández.