Su obra creó un espacio de diálogo artístico entre el orden del mundo y las energías imponderables.
El mundo del arte redescubre hoy la figura de Olga Fröbe-Kapteyn, cuya fuerza creativa nos adentra en el misticismo y nos hace reflexionar sobre nuestra sociedad en un tiempo pasado, pero también en el presente.
Olga Fröbe-Kapteyn nació en Londres en 1881, en el seno de una familia de origen holandés. Estudió artes aplicadas e historia del arte en Zúrich antes de trasladarse a Berlín. Dedicada al arte, siempre se inclinó por las prácticas esotéricas y el sincretismo espiritual. Su interés por las culturas antiguas no occidentales y las ciencias espirituales, le llevaron a desarrollar un arte teosófico de gran fuerza.
Su obra utiliza patrones geométricos, inspirados en la práctica de tejer, que sintetiza símbolos orientales y cristianos, pero también teosóficos y místicos. En la búsqueda de un arquetipo más allá de las formas, sus imágenes son reminiscencias de estructuras imposibles que evocan el movimiento art decó de los años veinte.
Olga confesó haber creado estas obras en un estado de meditación profunda, en el que también ideó la construcción de un «templo» para el conocimiento, un espacio para el diálogo y el intercambio de ideas. En 1933, cerca de Ascona, Olga Fröbe-Kapteyn fundó el Círculo de Eranos, el lugar de encuentro para Occidente y Oriente. Un espacio donde acercar los conocimientos y experiencias de ámbitos tan distintos como la filosofía, la historia, la antropología, la religión, la mitología, la teología o la ciencia, con conferencias y encuentros temáticamente preparados para inspirar conversaciones interdisciplinarias.
Eranos, de origen griego, significa «banquete» o «comida en la que cada uno aporta», se convirtió en un lugar donde todos se enriquecían de los bienes espirituales e intelectuales compartidos. El Círculo Eranos convocó durante más de cincuenta años a grades estudiosos del símbolo y lo sagrado e intelectuales de todas partes del mundo que compartían sus investigaciones y descubrimientos.
La labor artística y social de Olga Fröbe-Kapteyn demuestra que no existe un enfrentamiento entre lo racional y lo irracional, entre el mythos y el logos, sino que su obra implica la apertura a lo inconsciente, estableciendo un diálogo entre lo material y lo trascendente, entre la razón intelectual y la intuición emotiva. El Círculo de Eranos da cuenta de que las barreras, las creencias e ideologías, pueden franquearse.
La puesta en valor de la obra de las artistas mujeres avanza con lentitud, sin embargo, el conocimiento de su arte y sus investigaciones suscitan nuevos diálogos artísticos, al tiempo que abren nuevos cauces en la historia del arte. La obra de Olga Fröbe-Kapteyn nos invita a descubrir un universo único plagado de símbolos y geometría sagrada.
El mundo del arte se reescribe hoy con la presencia de numerosas figuras influyentes del pasado, que se darán cita próximamente en el Museo Guggenheim de Bilbao.
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