
Hace casi ocho años que Prada cuenta con el estudio-gurú de diseño holandés AMO para dar cuerpo y vida a sus shows y colecciones con una poética que ya es fácilmente reconocible. Esta vez, la estética arquitéctónica y los colores en bloque como el azul, el verde y el naranja con el blanco de fondo sirven de marco para crear el pequeño cosmos en el que se desenvuelven las piezas de la última colección, con la misma estética con la que desfilaron sobre la pasarela ‘Indefinite Hangar’.
Objetos y muebles pueblan el espacio indefinido en el que esperar, que incluye una sala de estar y un vagón de tren. También es un lugar en el que ver y se visto y encontrarse con modelos habituales de Prada, como la española Mayka Merino.
«Los personajes se mueven a través de un escenario neutral entre los fragmentos definidos y destilados de la vida diaria», afirma AMO. «El horizonte y la escala constantemente cambian y las secuencias lineales son interrumpidas y manipuladas. El resultado es un paisaje artificial donde la ficción y la colección se encuentran.»