Sobre la cultura de la violación: testimonios reales en cinco libros y un documental

19 / 02 / 2021
POR Tamara P. Rodríguez

En una sociedad que mira hacia otro lado, estos títulos nos acercan las realidades de las mujeres que nos rodean.

En los últimos años, muchas han sido las mujeres que han empezado a hablar de las violencias que han recibido sus cuerpos; maltratos, abusos o agresiones que la sociedad acalla o ignora. Sin embargo, el movimiento feminista ha empezado, tanto en España como en el resto del mundo, a gritar fuerte y alto que «No es no» y que «Si nos tocan a una, nos tocan a todas». A raíz de este tsunami de mujeres, que ya no van a permanecer más tiempo calladas, han surgido documentales, libros, películas, canciones y obras de teatro que hablan en primera persona de las experiencias vitales de muchas de ellas. No son casos aislados. Según la Agencia de los Derechos Fundamentales, hay una violación cada ocho horas en España, una de cada veinte mujeres en Europa ha sido violada y entre el 70% y el 80% de estos casos han sido perpetrados por alguien del entorno cercano. Con estas cifras en las manos, con todos estos cuerpos violentados delante de nuestros ojos, compartimos una selección de libros y un documental para empaparse de la realidad que ha sido ignorada.

‘Lo que no te mata…’

Docs Barcelona es un festival que se celebra cada año desde el 2017, que pretende acercar al gran público el género del cine documental. Este año, en la sección «Docs del Mes», que pueden votar los propios espectadores, han estrenado online, con plazas limitadas a través de las bibliotecas de Cataluña, y también en algunas salas, el documental ‘Lo que no te mata…’, de Alexe Poukine.

En este documental de hora y media, asistimos a la narración de una agresión sexual a una mujer, que podrías ser tú o podría ser yo, desde que se produce, hasta el momento final en el que habla con su abogado. La directora Alexe Poukine, nos muestra todos los entresijos y las propias contradicciones que sufre la mujer agredida: los cambios de su comportamiento en el día a día, su indecisión a la hora de afrontar las violaciones, las charlas que mantiene con su familia o los médicos, y las declaraciones policiales. «Lo que no te mata…» tiene de novedoso e interesante la forma en la que el documental nos hace llegar toda esta información, ya que no será una sola mujer la que nos cuente todo su proceso postraumático; Poukine ha puesto el monólogo en boca de personas de diferente edad, raza, clase social e incluso género. Cada una de esas personas habrá interiorizado el guión y nos lo contará a cámara a nosotras, a veces casi como si lo viviesen en primera persona, a veces como si se lo escupiesen a la espectadora.

Otra de las cosas interesantes que nos muestra «Lo que no te mata…», son las breves conversaciones que Poukine mantiene con las diferentes actrices, casi a modo de confesión, sobre cómo se han sentido narrando en primera persona esos acontecimientos que les pueden resultar, o no, tan ajenos. Así veremos mucha, o muy poca empatía, hacia la historia de la mujer agredida, e incluso alguna confesión por parte de los hombres que reflexionan a partir de los sentimientos que les provocan las palabras de la superviviente.

‘Por qué volvías cada verano’

Este documental tiene mucho que ver con un libro, que salió hace muy poco, ‘Por qué volvías cada verano’, de Belén López Peiró (Las Afueras, 2020). En él encontramos un ejercicio de orfebrería orquestado por Belén donde nos ofrece en cada página, y en capítulos muy cortos, la voz de las diferentes personas que giran alrededor del astro que es, en este caso, una criatura agredida. Así, a través de ellos, y sin juicios de valor por parte de la autora, podremos ver la forma en la que actúa la sociedad, desde la propia madre hasta el policía, cuando se destapa un caso de agresión sexual en la infancia dentro del entorno familiar. No en vano, este libro es la vivencia de la propia escritora. Cabe recordar que, según la Fundación Anar, un 60% de las agresiones sexuales en la infancia ocurren dentro del entorno familiar.

Hablar de violación supone que una buena parte de la sociedad se sienta incómoda cuando se abre esta “caja de Pandora”. Así muchos cambiarán el canal o bajarán el volumen del televisor cuando en las noticias hablen durante unos breves segundos sobre ello. Asumiendo que esta es la realidad en la que vivimos, es difícil plantearse la idea de que los hombres, que son los que cometen estas violencias contra los cuerpos, tengan interés en dedicarle tiempo a un libro que trate estos temas.

Con el auge del movimiento #MeToo en el año 2017, o el movimiento #Cuéntalo, promovido por Cristina Fallarás en el 2018, con el que se animó a las mujeres a denunciar de forma pública y a golpe de tuit las agresiones sexuales a las que habían sido sometidas desde niñas. A raíz de esto, muchas personas empezaron a escribir, en la esfera privada o incluso pública, sobre sus propias experiencias. En los últimos años, muchas editoriales han decidido publicar ensayos, textos autobiográficos o novelados que abren las puertas a espacios que se han convertido en grandes salas de luz, y han dejado de ser rincones polvorientos cerrados con candado.

‘Ella soy yo’

Es el caso de ‘Ella soy yo’ de Marta Suria (Círculo de Tiza, 2019), el pseudónimo bajo el que vive una mujer que cuenta, en primera persona, las agresiones sexuales que sufrió durante años por parte de su padre. Es un libro crudo, pero reflexivo, que pone en el punto de mira la desprotección que sufre la infancia dentro del seno familiar. Además, Marta hace un largo recorrido, y un gran trabajo, desde aquel momento hasta el presente, para detectar todo aquello que estuvo mal por parte de las personas que debían protegerla y que no lo hicieron en ningún caso. Con este libro nos adentramos en los procesos mentales que sufre una criatura maltratada, Martita en el libro, y una adulta con estrés postraumático, Marta, que intenta llevar a cabo el proceso judicial que termine con su agresor entre rejas.

‘Elijo a Elena’

Los cuerpos agredidos se quedan con una marca imborrable dentro, puede ser invisible, pero esta no desaparece por ello. De ahí la importancia de la empatía social. En ‘Elijo a Elena’, de Lucia Osborne Crowlery (Alpha Decay, 2020), encontramos un libro que nace para exorcizar la culpa y la vergüenza de todas las mujeres que han sido agredidas sexualmente. Dos sentimientos que van ligados, de forma irremediable, a una violación, así como el silencio. «Lo más peligroso de mi violación era el hecho de que vivía en un mundo donde era innombrable. En el mismo momento que me ocurrió, aunque nadie me dijo que lo hiciera, me juré a mi misma que no se lo contaría a nadie. La humillación es dolorosa, pero el silencio es una cárcel.» La disección de todo el proceso por el cual pasan tanto su cuerpo como su mente, y el nombrar cada uno de esos pasos, hacen de este libro una guía de ayuda tanto a las personas que han sido agredidas, como a las personas acompañantes de las mismas.

‘Hambre’

Cuando un cuerpo es violentado, trata de buscar algo que le proteja. Este es el caso de de Roxane Gay, donde nos cuenta en ‘Hambre’ (Capitán Swing, 2018) cómo vio en la comida la forma de forjarse un caparazón que impidiese que nadie la volviese a violar. En este libro de memorias, Gay nos cuenta sutilmente su agresión y nos hace partícipes de cómo fue su vida a partir de entonces. Una vida en la que tomó la decisión de impregnar ese caparazón de grasa con la cantidad que ella consideró suficiente como para que ningún hombre quisiera volver a violentarla. Comer no por necesidad o ansiedad, comer hasta reventar pensando que, con cada bocado, estaría más protegida de cualquier depredador sexual. «He pensado mucho en la cantidad de testimonios que se exige a las mujeres y, aún así, hay quienes ponen en duda nuestras historias.»

‘El consentimiento’

La cultura de la violación está muy protegida, por depredadores sexuales y por leyes que no protegen los cuerpos vulnerables a estas agresiones. En los años 70, en Francia, estaba normalizado ver a una menor manteniendo una relación afectivo-sexual con un hombre de cincuenta años. Y más, si ese hombre era alguien admirable por la sociedad, como puede ser un escritor, un actor, o un director. Así nos lo cuenta en ‘El consentimiento’ (Lumen, 2020) Vanessa Springora. En su caso ella “consintió” tener esa relación afectivo-sexual con ese hombre, pero ¿acaso una menor puede dar ese consentimiento? Sabemos que no, que eso es un ejercicio de abuso de poder que en ningún caso puede ser denominado consentimiento. Y sobre todo ello habla Springora en su libro de memorias, una obra muy interesante para reflexionar acerca de dónde están los límites de lo socialmente aceptable. Y en las agresiones sexuales, esos límites están bien marcados y son perfectamente identificables. Sin consentimiento, todo acto sexual, es una violación.

Un texto de @lectoralila